La Presidente admitió que la Argentina buscará reingresar a los mercados de capitales internacionales, aunque lo supeditó a la existencia de "tasas que nos convengan". De esa forma, dejó abierta la posibilidad de un cambio en el discurso cristinista que había hecho del desendeudamiento casi una razón de ser. Cristina Fernández deslizó lo que puede ser un cambio importante en la política económica del Gobierno Nacional. Durante la disertación que encabezó este lunes (13/8) con el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, un economista mimado por el cristinismo, la Presidente dejó abierta la puerta a que la Argentina reingrese a los mercados internacionales de crédito, siempre y cuando no se exijan "tasas de locos". En el Museo del Bicentenario, la mandataria apuntó contra el "el club de los endeudadores del endeudamiento" que "nos vienen diciendo por qué no nos endeudamos", pero no desestimó que en el futuro la Argentina busque financiamiento externo para "proyectos de infraestructura". La Presidente aseguró que "vamos a hacerlo (tomar crédito) en la medida en que las tasas nos convengan, que lo hagamos sobre proyectos de infraestructura, o sea de capitalización para el país. Pero endeudarse a tasas de locos porque se les ocurrieron...".
Por diferentes movimientos de la economía doméstica, hoy la Argentina tiene vedado el financiamiento en los mercados de capitales a tasas bajas, como sí lo tienen Brasil o Uruguay. Uno de esos movimientos fue, por ejemplo, la reciente y abrupta expropiación del 51% de las acciones de YPF.
Ese tipo de decisiones cortaron las posibilidades de obtener créditos externos a tasas razonables para realizar, principalmente, obras de infraestructura. Este cerrojo produjo que el Gobierno aumentará la presión sobre organismos estatales, como la Anses y el Banco Central.
Ante la imposibilidad de acceder a los mercados, el Gobierno se empecino en su discurso 'desendeudador' y celebró como "independencia económica " el pago del último cupón del Boden 2012.
Un ejemplo de "tasas de locos" a los que hacía referencia la Presidente, es el 15% al que el gobierno de Venezuela tomó ese bono. Finalmente, Hugo Chávez no lo retuvo y lo liquidó en el mercado.
Pero la mira sobre la toma de deuda estaría cambiando. Al menos eso se desprende del discurso de la Presidente. Ella defendió la solidez del país para ser receptora de créditos, contrariamente a lo que postulan las calificadoras de riesgo, a las que criticó duramente.
"Porque la verdad que solamente desde la locura o del mero interés especulativo se puede ocurrir calificar la deuda de Argentina y con las capacidades de pago que ha demostrado la Argentina que viene pagando regularmente con sus ingresos y su balanza comercial positiva, que por ejemplo, sea más riesgosa la deuda argentina que la deuda española en términos de lo que son las calificadores de riesgo", dijo.
Y, la verdad, es que en el Gobierno no faltan quienes impulsen o hayan impulsado alguna vez que la Argentina reingrese a los mercados de capitales. Aunque haya sido un entusiasta de la "independencia económica", el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, era uno de los que se inclinaban por la toma de deuda. No por nada lo consideraban en 'market friendly'.
No era distinta la posición de Amado Boudou en los días de titular del Palacio de Hacienda. La reapertura del canje y las frustradas negociaciones con el Club de París, apuntaban a que el país pudiera emitir nuevos bonos, algo que la Presidente estaría pensando y de esa forma ingresar, sin "tasas de locos", al "Club de los endeudadores".
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