HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

martes, 22 de mayo de 2012

VENTA TIPO REMATE, KERMESSE, DULCE DE LECHE, LIMONES, SEDUCCIÓN Y...PETRÓLEO.

Un día la Argentina descubrió el "potencial" de Angola: esta es la radiografía comercial del país que "obsesiona" al Gobierno. La Presidente, funcionarios de peso y empresarios locales, concluyeron su gran gira por el país africano. Cuánto pesa para la economía nacional y las posibilidades concretas de cerrar negocios. Por qué Guillermo Moreno está saldando una vieja cuenta pendiente con este nuevo "affaire" angoleño. Subida a un escenario, la presidente Cristina Fernández de Kirchner desbordaba de entusiasmo al enumerar los sectores empresarios que estaban acompañando al Gobierno en la misión comercial a Angola. LEER MÁS
Sillones de cuero, zapatos, dulce de leche, trajes, limones, motos, batidoras, licuadoras y hasta chicles fueron algunos de los tantos productos mencionados por la primera mandataria, con un Guillermo Moreno que entraba en escena continuamente para apuntarle más y más artículos que habían sido enviados hasta allí para promocionar el "Made in Argentina".

Los empresarios, desde abajo del estrado, comenzaban a vociferar para ser tenidos en cuenta por la voz de la Presidente y peleaban por ganar cartel. Así concluyó la gira por el país africano de la que participaron unos 400 hombres de negocios argentinos, que se subieron al "Arca de Moreno", que también incluyó cabritos, ovejas, cerdos y hasta vacas, una de las cuales dio a luz un ternero durante el cruce del océano Atlántico. Claro que la "fiebre" por Angola no se inició con esta gira comercial, sino que registra un capítulo previo, que tuvo lugar a principios de marzo, cuando el propio Moreno y el canciller Timerman encabezaron una primera misión con unos 350 empresarios, la mayor parte de los cuales volvió a participar en esta gira que culminó el viernes pasado. Para esa ocasión, el secretario de Comercio Interior llevó vinos mendocinos, asado y hasta a representantes de La Salada, para que pudieran comenzar a vender productos textiles "low cost" en un país que se vio diezmado por décadas de guerra civil. Sin embargo, la obsesión oficial por esta nación del continente africano no data de este año. Por el contrario, Moreno ya había dado una muestra de lo interesado que estaba en que los empresarios argentinos pisen este territorio allá por el 2009. No es para menos: hace tres años, en un auditorio porteño al que habían asistido 200 hombres de negocios, Moreno les comunicó su sorpresivo plan "1 a 1" -aquél que obliga a las firmas nacionales a compensar cada dólar que destinan a la importación con exportaciones por el mismo valor-. Y fue allí, luego de que se le "plantara" un empresario del sector de línea blanca por esta insólita exigencia, que el funcionario le respondió con su mítica frase: "Vos agarrate la valijita y andate a Angola a exportar algo". Durante años y hasta hace unos meses, había quedado en el recuerdo como una frase de color, figurativa, que dejaba en claro el "estilo Moreno". Sin embargo, estas dos grandes misiones comerciales en menos de tres meses, muestran que Angola pasó de ser una humorada, a una contundente realidad.

¿Por qué el interés argentino?

La importancia para la Argentina está principalmente fundada en la riqueza petrolera de este país africano, que actualmente es miembro de la OPEP y que produce casi 2 millones de barriles de petróleo por día, ubicándose en el puesto número 17 en el contexto mundial y en el segundo lugar en ese continente. El plan de "seducción", según se conoció el viernes, incluye un futuro acuerdo entre la "nueva YPF" y la petrolera estatal angoleña Sonangol. Se habla de todo tipo de pactos: exportación de maquinaria e insumos, de alimentos y hasta de know-how a cambio del petróleo que tanto se necesita, en un contexto donde la producción local no despega. En este escenario, diarios españoles como El Mundo destacaron en sus portadas que el Gobierno argentino viene organizando estas misiones comerciales "para conseguir combustible a un precio de amigos", al tiempo que aseguran que el funcionario con el cual la Presidenta trató estos asuntos "es José Eduardo dos Santos, que lleva 32 años gobernando un país donde el 70% de los habitantes vive con menos de dos dólares al día". Sin embargo, "pese a la miseria y a la corrupción de su clase gobernante, en la última década Angola ha crecido al endemoniado ritmo de un 11% anual y su boom petrolero le reporta suficientes divisas para comprar todo lo que le guste a Dos Santos". Esta última es, justamente, otra de las patas claves para el Gobierno kirchnerista, que está saliendo a tejer acuerdos con mercados alternativos -como es el angoleño-, en momentos complicados para el "Made in Argentina".

No es par amenos, dado que Europa no levanta cabeza, España viene de lanzar un boicot al biodiesel nacional, Estados Unidos la eliminó del Sistema Generalizado de Preferencias y Brasil es una gran incógnita para el resto del año. Todo esto, sumado a la urgencia del Ejecutivo para sostener el superávit comercial y asegurarse más dólares para una plaza local necesitada de billetes verdes. De hecho, Moreno se tomó muy en serio estos dos viajes a Angola, a tal punto que el funcionario ya lo considera como uno de los grandes mercados estratégicos de la Argentina.

Cabe recordar que en febrero les aseguró a un grupo de empresarios que este año el superávit comercial va a alcanzar los u$s16.000 millones y que más de u$s2.000 millones van a ser generados de la mano de nuevos acuerdos comerciales con este país africano. Esto es, precisamente, lo que lleva a que Moreno quiera hacer de la Argentina un proveedor de peso de Angola en diversos rubros industriales.

Angola: ¿mito o realidad?

Desde la capital angoleña, el titular de la Asociación de Jóvenes Empresarios Pymes, Augusto Santucho, habló de "oportunidades reales de negocios". Sin embargo, apenas se reportó ante la prensa una operación por 7.000 pares de zapatos. Frente a esta iniciativa, Marcelo Elizondo, exdirector ejecutivo de la Fundación ExportAr, quien durante años realizara misiones comerciales para promocionar productos nacionales, aseguró que "el comercio internacional hoy en día exige mucho más profesionalismo. En primer lugar, hay que hacer un serio trabajo de inteligencia previa, conocer regulaciones, la cadena de distribución, ver cómo se comporta la demanda, cómo actúa la oferta. No es viajar con un grupo multitudinario y ver con qué te encontrás". En este sentido, el experto criticó el hecho de que "se han incorporado productos que tienen más que ver con la imagen que con temas comerciales. Por ejemplo, hoy no se vende ganado en pie, no tiene sentido, sino que se exportan embriones. Veo que hay más voluntarismo que otra cosa". Además, consideró poco efectivo el amplio perfil de las empresas escogidas: "Fue una misión con demasiados sectores. En el mundo de hoy hay que ser cada vez más específicos. No vas a vender más por el solo hecho de llevar decenas de ramas de actividad".Por su parte, Gustavo Segré, analista internacional y CEO de la consultora Center Group, que asesora a firmas que buscan radicarse en Brasil, destacó que "no hay ninguna duda de que esta misión fue más política que comercial"."La mayoría de los empresarios que fueron no deben saber dónde queda Angola. Y, como me consta que sucedió en la misión a San Pablo, fueron porque Moreno se los pidió y porque entienden que si muestran voluntad, el secretario después les podría liberar importaciones que tienen frenadas en la Aduana". Acto seguido, también criticó este estilo de relaciones comerciales: "En la misión a Brasil no se cerró un solo negocio. Los que se informaron ya habían sido acordados anteriormente. Durante la misión únicamente se le puso la firma". Angola, de "segunda opción" a "prioridad". Elizondo aseguró que "en África, las mayores oportunidades para nosotros en realidad están en Marruecos, Argelia, Egipto y Sudáfrica, pero no en Angola, que es un país que está en un segundo nivel para las empresas argentinas". Cabe destacar que, según estadísticas oficiales del Gobierno de Estados Unidos, el año pasado Angola realizó importaciones por unos u$s25.000 millones, cifra que ubicó a este país en el lejano puesto número 68 del ranking mundial. Para tener una noción del peso de este país africano en el concierto global, una nación del tamaño de Chile importó por u$s72.000 millones, casi tres veces más.

Y si la comparación se realiza con Brasil, donde Moreno estuvo con otra gira empresaria hace escasas semanas, se observa que esta nación realiza compras en el mundo por un valor nueve veces superior al de Angola. En la misma línea, al trazar una radiografía de la economía de ese país africano, se observa que su PBI orilló los u$s116.000 millones en 2011 (puesto número 67), una cifra que ni siquiera le hace sombra a Chile, que ostenta una economía un 140% más grande, que lo llevó a estar entre los 40 países más relevantes. Pero la brecha es mucho más evidente si se compara con el principal socio comercial de la Argentina, Brasil, que en 2011 tuvo un PBI 20 veces más elevado que el de Angola (u$s2.300 billones). Frente a estos datos, Elizondo aseguró que la nación africana es un país que está muy lejos de ser prioritario para la Argentina: "Si bien es un mercado al que hay que prestarle atención, no justifica hacer dos megaviajes con una diferencia de apenas un puñado de meses. Es una sobredimensión total en un mundo donde hay más de 200 países para salir a venderles". Por su parte, Raúl Ochoa, exsubsecretario de Comercio Internacional, aseguró que "Angola es una nación muy compleja. Tuvo un severísimo problema con la guerra, hay una enorme corrupción y pobreza y se estima que hay un 60% de desocupación". A la hora de trazar un análisis sobre cuáles son los principales productos que actualmente colocan las empresas locales en territorio angoleño, se destaca que los tres primeros artículos (aceite, cereales y arroz) representaron casi el 50% de todo lo exportado en 2011. El resto se compone básicamente de alimentos, como galletitas, chocolate, harinas y gallinas. Como contrapartida, causa una gran sorpresa ver lo que la Argentina le compra a ese país: en 2011 solamente se importaron bienes con sello de Angola por un valor más bajo que el de un Citröen C4. En efecto: según datos de la consultora Abeceb, ingresaron tres tipos de productos por apenas u$s20.000: piedras especiales para construcción, artículos de gimnasia y cajas. Para Elizondo, "la Argentina debería elegir los mercados de otra manera. Hemos retrocedido cualitativamente. Estamos apuntando a un país que quiere comprar barato y no le interesa el valor agregado".

La contracara: negocios "a la brasileña"

Ochoa puso como ejemplo lo que está haciendo Brasil en ese mercado: "Implementaron un crédito por u$s10.000 millones para la reconstrucción de Angola, en el cual participan empresas de todo tipo, con Camargo Correa a la cabeza. Es una apuesta muy agresiva con importantes negocios en todo lo que sea infraestructura: desde rutas hasta puertos". En el plano comercial, destacó además que días atrás, la administración de Dilma Rousseff "articuló un crédito por u$s2.000 millones para la venta de bienes, a cambio de lo que justamente quiere Argentina: petróleo". En concreto, el ministro de Desarrollo, Fernando Pimentel, y el de Finanzas de Angola, acordaron una línea de fondos que será otorgado por el BNDES para fomentar exportaciones de bienes verdeamarelos hacia el país africano. A cambio, esa nación se comprometió a darle un saldo a favor equivalente a 20.000 barriles de petróleo diarios como garantía. Los empresarios argentinos, en tanto, deberán conformarse con el préstamo por u$s100 millones que se suscribió con el gobierno angoleño para fomentar proyectos de asociatividad entre ambos países. Al respecto, Ochoa consideró que "es prácticamente imposible pensar en generar exportaciones por más de u$s2.000 millones este año a Angola, lo que implicaría multiplicar por diez el nivel actual. Si realmente se quiere eso, hay que articular un crédito por ese valor, como hizo Brasil. Con llevar empresarios no alcanza". A modo de conclusión, Segré sostuvo que "antes que no hacer nada está bien organizar una misión a un país como ése. Pero en vez de hacerlo tan desordenadamente se podría haber realizado a conciencia, preparándolos y con la posibilidad de obtener resultados satisfactorios".

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