Una terapeuta inglesa acosada por el lobby gay pide a las iglesias que alcen su voz sin miedo. Un activista gay se hizo pasar por paciente y la inculpó
El Consejo británico de Psicoterapia establece que incluso cuando un paciente pide ayuda para eliminar tendencias homosexuales no deseadas, los terapeutas deben negarse.
Lesley Pilkington es una terapeuta del Reino Unido que recibió en su consulta a un joven, Patrick Studwick, que le pidió ayuda para dejar la homosexualidad y que le aseguró también que quería consejo espiritual.
Pero el joven mentía (y así lo admitió él mismo tiempo después). Era un activista homosexual y periodista encubierto a la caza de cristianos "políticamente incorrectos".
Studwick publicó su reportaje en “The Independent”, y se escenificó un escándalo mediático y social contra la terapeuta que había intentado ayudar a su paciente. "Re-aprendizaje" para disidentes.
Studwick publicó su reportaje en “The Independent”, y se escenificó un escándalo mediático y social contra la terapeuta que había intentado ayudar a su paciente. "Re-aprendizaje" para disidentes.
Al cabo de un tiempo, la Asociación Británica de Orientadores y Terapeutas declaró a Lesley Pilkington culpable de mala praxis profesional y ordenó que se someta a un curso formativo de “re-aprendizaje” y desarrollo profesional. Debe cumplir estas directrices en un plazo comprendido entre seis y doce meses o su membresía será revocada y ella será expulsada de la asociación.
La asociación no ahorró en adjetivos y afirmó que el enfoque de Pilkington fue “imprudente, dogmático, irrespetuoso y nada profesional”. Ha sido acusada de haber dejado que “sus opiniones personales preconcebidas sobre el estilo de vida gay y la orientación sexual afectasen su relación profesional de una manera perjudicial”.
Prohibido buscar ayuda
Pilkington ha declarado a LifesiteNews.com que algunas asociaciones profesionales se limitan a “seguir la doctrina de lo políticamente correcto” y “están negando los derechos humanos de las personas que quieren cambiar”.
La terapeuta pidió a la asociación instrucciones claras sobre la política institucional en lo relativo a los pacientes que buscaban ayuda para superar una atracción no deseada hacia personas del mismo sexo. No le dieron ninguna respuesta.
Sin embargo, un documento publicado por el Consejo de Reino Unido de Psicoterapia, Principios Éticos y Código de Conducta Profesional, establece que incluso cuando un paciente pide específicamente ayuda para eliminar sus tendencias homosexuales, los terapeutas deben negarse.
Las directrices afirman que incluso cuando se dé el caso de un padre de familia que ama a su mujer y quiere quedarse con ella y con sus hijos deshaciéndose de estos sentimientos, el terapeuta debe negarse a tratarlo como una patología y debe hacer que acepte su homosexualidad.
A los terapeutas que sientan que no tienen la “competencia suficiente” para adherirse a esta política se les obliga a remitir sus pacientes a terapeutas que los reafirmen en su homosexualidad.
Este tipo de políticas, según Pilkington, están impidiendo que “los profesionales actúen como crean conveniente para servir al paciente y a sus intereses”. Esta política se contradice: defiende la “autonomía y autodeterminación del paciente”... excepto cuando el paciente determina cambiar sus sentimientos homosexuales.
Que las iglesias hablen claro
La terapeuta lamenta que el comportamiento de algunas iglesias agrave este problema. Las iglesias “raramente hablan del pecado, y rechazan etiquetar el comportamiento homosexual como pecado”, afirma. Sólo una minoría en Gran Bretaña “habla claro sobre la palabra de Dios, y sufre muchas agresiones por ello”, cuenta Pilkington.
“Las iglesias hacen un mal servicio a los homosexuales al negarle a los pecadores que sean libres en Cristo. Son ciegos guiando a otros ciegos hacia la destrucción”. Sería el caso del anglicanismo progresista, la Iglesia presbiteriana en Escocia y otros grupos protestantes liberales. El silencio por miedo o comodidad se puede dar también en parte del clero y la jerarquía católica.
Pilkington lamenta que las iglesias que se alinean con la ideología gay ya no son capaces de ofrecer a las personas homosexuales la ayuda espiritual y psicológica necesaria para abandonar este estilo de vida, en caso de que así lo desearan, pese a la evidencia de lo dañino que resulta-
“Las estadísticas sobre las autolesiones, el odio a uno mismo y las enfermedades mentales son horribles y aumentan a medida que la aceptación de este estilo de vida crece”, comentó Pilkington. El comportamiento homosexual es “increíblemente dañino para el individuo, es destructivo para la persona”.
Afirma que casos como el suyo demuestran que “los activistas gays se están envalentonando”. La intimidación hace que muchos cristianos permanezcan silenciosos. Pocas personas de fe o párrocos “quieren hablar, llegado este punto”. La corrección política y los activistas gays han generado miedo. La gente dice “voy a mostrarme de acuerdo con esto o sufriré un montón de agresiones”.
Problemas crónicos de comportamiento
Pero Lesley quiere que se sepa la verdad. “Queremos que se oiga nuestra voz para compensar lo que percibimos como ausencia de cobertura mediática”. Cuando la psicóloga recibió en el 2010 a un hombre que pedía ayuda para superar la atracción por personas del mismo sexo, no era un caso nuevo para ella. Explica que ha tratado a cientos de personas que tienen que convivir con problemas crónicos de comportamiento, incluyendo una atracción no deseada por personas del mismo sexo.
Pilkington asegura que no quiere obligar a nadie a vivir de acorde a la doctrina cristiana. “Lo principal es que vivimos en una sociedad muy diversa que integra todo tipo de comportamientos. Si alguien quiere seguir así, que lo haga”.
Pero aceptar la homosexualidad como algo legítimo y normal, continúa Pilkington, “deforma el propósito de la profesión del terapeuta. Me resulta increíble. La gente ha perdido la capacidad de buscar lo que genuinamente es mejor para ellos. Como cristiana no soy teóloga, pero leo mi Biblia. Creo profundamente en la palabra de Dios. Nuestras iglesias se han vuelto muy mundanas. Se supone que las iglesias tienen que influir a la nación, pero ahora la nación está influyendo a las iglesias".
Silenciar a los críticos
El silenciamiento a los cristianos y a otras personas en desacuerdo es un fenómeno creciente en Reino Unido. “Está sucediendo y cada vez va a pasar más”, dice la terapeuta sancionada.
Pilkington ha recibido el apoyo del Christian Legal Centre. Andrea Minichello Williams, CEO del Christian Legal Centre afirma que “Lesley es una maravillosa terapeuta cristiana que ha ejercido durante muchos años con un registro intachable”. Williams y el CLC han estado en el frente de esta batallapara defender los derechos de los cristianos en Reino Unido a vivir, hablar y trabajar en concordancia con sus creencias.