HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

sábado, 24 de marzo de 2012

MODELO CALCADO

La reforma del BCRA agita el fantasma del espejo venezolano. La reforma al Banco Central aprobada esta semana no registra antecedentes en la región, a excepción de Venezuela, según los analistas consultados por WE. En 2005, Chávez intervino la carta orgánica de la entidad, favoreciendo el uso de reservas para pagar deuda y financiar proyectos productivos y gasto público. Hay dudas sobre el camino que adoptará el gobierno argentino. El Banco Central Europeo redefinió sus funciones de la mano de la crisis.Fernández, Marcó Del Pont y Pichetto defienden la reforma en el Senado. La reforma del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que se convirtió en ley este miércoles, contiene ribetes particulares que la distinguen de la mayoría de sus pares de la región e, incluso, a nivel mundial.En primer lugar, desde un punto de vista programático, no son muchos los estados que incluyan en la carta orgánica de sus entidades monetarias más de un objetivo estratégico, que en la mayoría de los casos apunta a mantener la estabilidad de los precios internos de la economía.

Su versión más moderna, denominada modelo de inflation targetting, se aplica, por ejemplo, en los países de Oceanía. El proyecto aprobado en el Senado inaugura un “triple mandato”, dado que, a la meta de preservar el valor de la moneda, incorpora la búsqueda de la estabilidad financiera y el desarrollo económico con equidad social. "Si bien en el resto del mundo los bancos centrales también se preocupan por impulsar el nivel de actividad, lo curioso del caso argentino es que en los últimos seis años, el BCRA no pudo cumplir con su objetivo de estabilidad de precios, con lo cual pedirle funciones adicionales es similar a poner el carro adelante del caballo", advierte Nicolás Bridger, economista de Prefinex. En el concierto internacional, las grandes referencias son la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés) y el Banco Central Europeo. El primero explica su campo de acción en base a dos grandes ejes: la lucha contra la inflación y la defensa del empleo, una de las herencias de la crisis del '30, que obligó a la entidad a imprimir dólares para reactivar la economía en tiempos de la Gran Depresión. El segundo, en cambio, se abocó históricamente al cuidado de la moneda y se negó a intervenir en el devenir de la economía. Esa línea de conducta empezó a resquebrajarse en los albores de la actual crisis de la Eurozona y en diciembre inauguró un nuevo rumbo con el lanzamiento una línea de liquidez para descomprimir la situación de los países periféricos de la UE, tal como explica Marina del Pogetto, de Bein & Asociados. En el terreno regional, la referencia obligada es Brasil, la mayor economía de América Latina y el principal socio comercial de la Argentina. Hacia ese destino parten un tercio de las exportaciones nacionales. El gigante del Mercosur se caracterizó desde 2003 por aplicar una política de firme defensa de las metas inflacionarias. Mantuvo, por lo general, altas tasas de interés -ubicadas en torno al doble del índice de aumento de precios- a fin de resguardar el valor de su moneda, el Real. Esa decisión le costó en 2011 perder un par de puntos en el crecimiento anual del PBI. La economía se expandió un 2,7%, según indica Dante Sica, presidente de Abeceb y especialista en el mercado brasileño. "Recién en octubre pasado, el banco central brasileño decidió bajar la tasa de interés para potenciar el ritmo económico", afirma. La inflación de Brasil fue de un 5,5% en 2011, apenas un cuarto de la Argentina, que según cálculos de las provincias, superó el 23 por ciento. Incluso Dilma Rousseff, presidenta de ese país, habría denunciado ese desfasaje en un encuentro que mantuvo la semana pasada con referentes del sindicalismo local, aunque luego negó esa versión para evitar un diferendo con el gobierno de Cristina Kirchner. Puntos conflictivos La ley sancionada por el Congreso esta semana otorga al Directorio de la autoridad monetaria mayor discrecionalidad y nuevas facultades para regular el crédito. No contempla la anulación total de la ley de Convertibilidad, sino la modificación de los artículos que permitan determinar a los técnicos de la entidad el “nivel óptimo de reservas”. La eliminación de la cláusula que obligaba a respaldar la base monetaria del país con depósitos del Banco Central -uno de los resabios del marco normativo encarado por el menemismo a principios de los '90- habilitará a financiar al Tesoro Nacional y a afrontar compromisos de deuda externa con reservas. "Las reservas funcionan, en la práctica, como un seguro de vida para cancelar en última instancia las deudas del Estado, por lo que no es aconsejable utilizarlas a no ser que no exista otra opción", apunta Fausto Spotorno, director de Ferreres & Asociados. "El problema se acentúa si el BCRA se transforma, además, en una herramienta para financiar el gasto corriente del Estado, apalancando el crédito a la obra pública", completa Gustavo Rossi, socio de la consultora que encabeza el fugaz ex ministro de Economía Martín Lousteau. Para Del Pogetto, esa situación no es nueva: en los últimos dos años, el Gobierno cubrió un 90% de sus necesidades financieras a través de adelantos, utilidades y préstamos del BCRA. "En 2010, logró reponer los dólares a través de las divisas de la Cuenta Corriente, pero el año pasado no pudo corregir el desfasaje y las reservas empezaron a caer", indica. No es fácil encontrar en el panorama regional antecedentes de países que hayan decidido cancelar vencimientos de deuda con reservas. "Ni representantes de la hetedoroxia económica como la India ni otros más tradicionales han seguido esa dirección", señala Martín Redrado, ex presidente de la autoridad monetaria, que renunció a su cargo en enero de 2010, tras un fuerte enfrentamiento con la presidenta Cristina Kirchner por negarse a liberar reservas de libre disponibilidad para el pago de títulos públicos. Quizás sólo Venezuela, entre los países de América, haya trazado una ruta similar a la Argentina. Hasta 2005, el banco central caribeño procuraba, únicamente, la estabilidad de la moneda y el funcionamiento del sistema de pagos. Pero ese año, el gobierno de Hugo Chávez modificó de facto ese esquema: fijó un parámetro “óptimo” de reservas e instituyó que cuando se supere esa línea las divisas se transfieran al Fondo Nacional de Desarrollo, con vistas a cancelar compromisos de deuda pública y financiar gastos de infraestructura y educación, entre otros. Impacto inflacionario "En 2008 se permitió, a su vez, que las reservas financiaran el desarrollo productivo. Hoy, el techo de las depósitos, fijado arbitrariamente por el Directorio, es de u$s 28.000 millones", cuestiona José Guerra, ex presidente de la entidad monetaria venezolana, en diálogo con WE. Hasta 2005 -añade- las reservas registraban una curva ascendente: sobrepasaban los u$s 40.000 millones y la inflación no superaba el 12%. "El año pasado, en cambio, la inflación fue del 27% y al haber pocos dólares en el sistema, existe una presión devaluacionista, mientras que el Gobierno mantiene un alto nivel de emisión", critica Guerra. En la Argentina, el ritmo de impresión monetaria se aceleró el último año, cuando se emitieron alrededor de 40.000 millones de pesos, según cálculos de Spotorno. El circulante ronda hoy en día los $ 170.000 millones contra los 130.000 millones de fines de 2010. "Con ese mar de fondo y con divisas escasas en el mercado, recurrir a las reservas para financiar gastos del Tesoro es un problema porque la única forma de conseguir pesos es elevando la emisión", analiza el economista. La gran diferencia de la Argentina con la mayoría de los países de Latinoamérica -como Chile, Colombia y Perú- es que mientras aquellos apoyaron su plan económico en base a un férreo control de la política monetaria, los gobiernos kirchneristas optaron -a entender de Dante Sica- por privilegiar la manipulación de la política fiscal para apuntalar el crecimiento del PBI. "Aunque en 2009 recurrió, en el marco de una política contracíclica, a reservas para impulsar el crecimiento, Brasil -que cuenta con depósitos cercanos a los u$s 300.000 millones- sustentó su plan social en un estricto control de las metas inflacionarias para evitar que la suba de precios perjudique a los sectores más humildes", compara el titular de Abeceb. Desde Uruguay, el economista Gustavo Michelín agrega que "en 2008 (durante el gobierno de Tabaré Vázquez) se implementaron una series de cambios en el banco central, pero se mantuvo su independencia técnica". "Desde entonces, la entidad se ha movido con bastante flexibilidad a fin de mantener baja la inflación y, al mismo tiempo, lograr que el nivel de actividad no decaiga", comenta. Costo de oportunidad La reforma del BCRA que elevó su margen de maniobra y su capacidad de injerencia en la economía se implementa en un momento particular: mientras que en el resto del mundo, las autoridades monetarias actúan como motorizadores de la economía en escenarios de crisis sistémica, recesión de la actividad y marcados síntomas de depresión, la modificación de la carta orgánica del BCRA se da en un escenario de fuerte expansión del PBI, con un crecimiento promedio del 7% desde 2007. "La situación objetiva del sistema financiero y de la actividad económica en la Argentina es sustancialmente distinta a la que viven los países centrales. Es una reforma innecesaria en el contexto actual", cuestiona Rossi. "El Estado busca seguir utilizando las reservas para el pago de deuda", sentencia. En 2012, los vencimientos de la deuda externa sumarán alrededor de u$s 5500 millones. En agosto, el Gobierno deberá cancelar cerca de u$s 2200 millones correspondientes a los bonos Boden 2012 y en diciembre tendrá que pagar u$s 3500 por el vencimiento del cupón atado al crecimiento del Producto Bruto Interno. El Gobierno deberá afrontar esos compromisos en un escenario signado por la aplicación de controles a la importación y al tipo de cambio para generar superávit comercial a fin de cuidar los dólares. Lo que está claro -enfatiza Del Pogetto- es que si en algún momento se creyó que el corset sobre la libre circulación de divisas era una medida transitoria, la actual reforma del BCRA deja de manifiesto que los controles cambiaros llegaron para quedarse. "La decisión provocó un aumento de los bonos en dólares que, de no mediar los controles que aplica el Gobierno, debería conducir a una devaluación de la moneda local", explica. La puesta en marcha de trabas al acceso de dólares -previa autorización de la AFIP- apunta a frenar esa tendencia, y sigue la corriente transitada en los últimos años por el Gobierno de moderar la apreciación de la moneda norteamericana a fin de evitar una aceleración de la inflación. Para Sica, es importante que el Estado disponga de instrumentos flexibles en materia monetaria para "enfrentar coyunturas que tienden a ser volátiles y están expuestas a necesidades macroeconómicas". Sin embargo, el riesgo consiste en que "el Gobierno no pierda la credibilidad del sistema financiero". En esa misma línea, será clave conocer cuánto antes el mecanismo que utilizará el Directorio del BCRA para determinar el nivel óptimo de las reservas. Rossi dejó una definición conceptual sobre ese punto: "La autonomía de la entidad hay que entenderla como una regla clara que delimite la frontera entre las necesidades del Tesoro y la capacidad de financiamiento del banco. Ese límite se ha vuelto cada vez más difuso y la reforma actual del BCRA es el corolario del proceso", completa. 


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