Nuevo sistema de venta de trigo decepciona a productores argentinos. Esto, porque aseguran que aún reciben precios inferiores a los del mercado, a pesar de que el gobierno implementó un nuevo sistema para la comercialización del cereal. Existe una diferencia entre los US$165 por tonelada que reciben los productores por su trigo y los US$208 que el gobierno estipula que deberían recibir.
Los productores agrícolas de Argentina aseguran que aún reciben precios inferiores a los del mercado por su trigo, a pesar de que el gobierno implementó un nuevo sistema para la comercialización del cereal que busca fomentar la competencia entre exportadores.
Los agricultores del país austral durante años instaron a la presidenta Cristina Fernández a suspender un esquema para exportar trigo por cuotas establecido por el gobierno.
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Si bien el viejo sistema había sido diseñado para garantizar el abastecimiento de la demanda local del cereal, los productores de Argentina denunciaban que favorecía a los compradores en detrimento de sus ingresos.
El mes pasado, el gobierno descartó el muy criticado esquema de cuotas. Por lo mismo manifestó que el total del excedente exportable de trigo, una vez tomadas en cuenta las necesidades de la demanda local, sería habilitado para su venta, en un intento de evitar una sobreoferta del cereal y bajos precios para los productores.
El nuevo sistema tendrá su bautismo de fuego en la próxima campaña, ya que una abundante porción del trigo 2011/12 fue embarcado antes de que la reforma entrara en vigencia.
Aunque, por ahora, los agricultores dicen que aún resta por verse los beneficios del modelo.
"Hasta ahora lo único que cambió es el nombre", mencionó un productor que pidió que se mantuviera su anonimato ante el temor de posibles dificultades con el gobierno.
"Es lo que llamamos 'gatopardismo', que es cambiar las cosas para que no cambie nada", comentó el productor, haciendo referencia a la diferencia entre los US$165 por tonelada que reciben los productores por su trigo y los US$208 que el gobierno estipula que deberían recibir, con arreglo a los precios internacionales.
La brecha también es amplia para el maíz, que reporta US$150 por toneladas en la plaza local, lejos de los US$199 del precio previsto por el gobierno y conocido como "FAS teórico", según señaló el agricultor.
La soja, que no tiene restricciones a la exportación por parte del gobierno argentino, en cambio opera con un 'spread' mínimo de US$305 por tonelada contra US$309.
"Teníamos una expectativa mayor frente a lo que realmente se concretó. El mercado sigue sin funcionar", declaró esta semana el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Cristián Amuchástegui, al periódico Ambito Financiero.
Los productores arguyen que la regulación del mercado atenta contra la rentabilidad de producir trigo, lo que termina restringiendo también la rotación de cultivos, una actividad clave para conservar los nutrientes de los suelos.
Argentina provee casi la mitad del aceite de soja consumido a nivel mundial y es el tercer exportador global del grano de la oleaginosa.
Enfrentar el temblor. Desde exportadores de granos hasta tenedores de bonos soberanos están atentos al nuevo esquema de exportación de trigo -que el gobierno dice que pronto aplicará también al maíz-, en busca de señales de cómo las autoridades enfrentarán los efectos de la crisis económica mundial que se esperan para este año.
La presidenta Cristina Fernández es conocida por sus políticas heterodoxas y difíciles de prever.
Fernández ganó su reelección el año pasado con la promesa de profundizar el modelo de su gobierno, caracterizado por un generoso gasto en asistencia social, intervención estatal en los mercados y la sustitución de importaciones.
Con una población mundial que crecería hasta los 9.000 millones de personas para el 2050, la demanda de alimentos casi se duplicará, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Argentina será clave para cumplir con esa necesidad.
El productor agrícola de la localidad de Alberti, en la provincia de Buenos Aires, y ex líder de la cámara Argentrigo, David Hughes, detalló que nadie espera que el gobierno libere el mercado hasta el punto de arriesgarse a un alza en el precio local del pan en medio de una escalada inflacionaria.
"El gobierno continuará abriendo exportaciones solamente cuando sepa que tiene suficiente trigo para el mercado doméstico", señaló Hughes.
Las autoridades han afirmado que se necesitan 7 millones de toneladas de trigo para el abastecimiento doméstico en esta temporada. El ministro de Agricultura ha estimado una cosecha 2011/12 de 13,4 millones de toneladas.
Desde la campaña 2012/13, el excedente exportable total del cereal sería anunciado de una sola vez, en lugar de hacerlo en forma gradual. La medida apunta a generar competencia entre los compradores de trigo.
"Los agricultores no van a resultar tan golpeados como con el sistema anterior, pero todavía estarán sujetos a los límites a la exportación, y las intervenciones arbitrarias del gobierno van a continuar", dijo Hughes, agregando que "el modelo de la política, que apunta a mantener bajo el precio del pan mediante una sobreoferta de trigo, no ha cambiado"
En efecto, el combativo zar de los precios Guillermo Moreno, Secretario de Comercio Interior de Argentina y principal brazo ejecutor de las políticas intervencionistas, obtuvo más poder luego de que la presidenta comenzó su segundo mandato en diciembre.
El economista en jefe de la Sociedad Rural Argentina, Ernesto Ambrosetti, que representa a algunos de los mayores productores agropecuarios del país, declaró que la era de la intervención estatal en Argentina no ha terminado.
"Los productores siguen sin tener motivaciones para invertir en producción de trigo", señaló, añadiendo que "hasta que no liberes todo el mercado de trigo, no habrá competencia real".