Primero fueron los autos importados. Ahora le toca el turno al rubro tecnológico. El agujero que genera la compra de componentes en el exterior, para su posterior ensamble, se multiplicó por 10. El Ejecutivo no puede permitirse ese lujo, en épocas de "dólares flacos". Detalles de la medida
Juan Diego Wasilevsky/iProfesional
El Gobierno se enfrenta con un 2012 de "dólares flacos". Y, consciente de la creciente necesidad de asegurarse de los billetes verdes necesarios para hacer frente a los compromisos que deberá asumir a lo largo del año, comenzó a utilizar "artillería pesada" para lograr su objetivo.
Así, comenzó desplegando un ejército de inspectores y gendarmes en la city porteña para hacerle frente al fantasma de la fuga de dólares. Luego, avanzó en cambios normativos para que las grandes empresas tuvieran que repatriar fondos que poseían en el exterior. Y, por último, comenzó a llevar su política de "cerrojo" a las importaciones a un nivel nunca visto, al menos desde que comenzara la era kirchnerista.El Gobierno se enfrenta con un 2012 de "dólares flacos". Y, consciente de la creciente necesidad de asegurarse de los billetes verdes necesarios para hacer frente a los compromisos que deberá asumir a lo largo del año, comenzó a utilizar "artillería pesada" para lograr su objetivo.
Con este fin, una de las primeras medidas que tomó Cristina Kirchner al asumir su segundo mandato, fue la de dejar fuera de la órbita de la ministra Débora Giorgi, el manejo de lo que es, al día de hoy, el arma "anti-importación" más efectiva de las que aplica el Gobierno: las licencias no automáticas, que permiten demorar el ingreso de producto del exterior durante más de 180 días, triplicando los plazos exigidos por las normas internacionales.
Para llevar adelante esta tarea, la Presidenta confió en la "mano dura" del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y de su protegida, la flamante secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri.
Pero el Gobierno, hoy más "sediento" de dólares que nunca, fue más allá: por el canal formal sumó las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación y luego Moreno le puso su clásica cuota de informalidad al comunicarles a los empresarios que deberán enviarle un correo electrónico adelantándole qué piensan importar.
Sin embargo, a pesar de esta catarata de medidas para limitar al máximo el ingreso de bienes del exterior, el secretario no se quedó conforme. Por el contrario, a medida que la sequía fue avanzando -restando potenciales "agrodólares" en los próximos meses-, sus temores se hicieron más evidentes.
"Las cosas son muy claras. Hay que prepararse para un mundo en crisis. Si el superávit comercial este año es de entre u$s10.000 y u$s12.000 millones, el show puede continuar. Si estamos debajo de u$s10.000 millones vamos a estar complicados. Y si llegamos a estar debajo de los u$s6.000 millones, olvídense", aseguró durante un encuentro con militantes.
"Este Gobierno necesita dólares. Necesitamos el superávit en la balanza comercial para cubrir la balanza de servicios. Y esos dólares sólo se fabrican en un país", recalcó, dejando en claro su "obsesión" por los billetes verdes.
Aun así, pese a todas las medidas implementadas, el secretario de Comercio Interior no descansa en paz.
Parecía que había hecho todo lo que estaba a su alcance. Incluso, fue un actor fundamental a la hora de diseñar el polémico plan del "1 a 1", el sistema que exige a las empresas tener que exportar por el mismo valor por el que importan.
De la mano de este sistema, BMW comenzó a exportar biodiesel y cuero, Kia enviará revestimientos de interiores y Mitsubishi hará lo propio con maní y alimento para animales.
Esta misma exigencia fue la que le impuso a los importadores de juguetes, de línea blanca, de indumentaria, de calzado y hasta incluso a los supermercados... pero Moreno vio que todo esto terminó resultando una suerte de "chiquitaje" al momento de conocer las estadísticas de comercio exterior del 2011 y ver cuáles eran los sectores que realmente jugaban en contra de su política anti-importadora y estaban succionando la mayor cantidad de dólares de la economía.
Y uno de ellos es, ni más ni menos, el de la industria tecnológica argentina.
Los datos hablan por sí solos: las empresas que ensamblan notebooks, netbooks, LCD, tablets, monitores para PC y celulares son las grandes responsables de perforarle la pileta de dólares, con un rojo cercano a los u$s7.000 millones anuales.
En consecuencia, Moreno llamó a las principales compañías del sector que están instaladas en Tierra del Fuego para advertirles que el "veranito" de importaciones, sin topes ni controles, estaría llegando a su fin.
En concreto, las empresas ubicadas en la provincia más austral del país, por exigencia del "ministro de la Sintonía Fina", también pasarán a estar obligadas a sustituir importaciones por insumos de producción nacional. Incluso, se les pidió que exporten parte de su producción y así ingresar divisas al país.
Esto implica un giro de 180 grados en relación al régimen del que gozaban las empresas de electrónica fueguina hasta el momento.
Los números que molestan al funcionario están vinculados con que más del 90% de cada producto que sale de Tierra del Fuego está ensamblado con partes y piezas provenientes en su mayor parte de Asia, sumado a que las ventas al exterior son marginales, por no decir prácticamente inexistentes.
Con estos datos dándoles vueltas en la cabeza, Moreno mantuvo sendas reuniones con directivos de BGH y Newsan en la que les exigió claramente que sustituyan insumos del exterior y salgan con la "valijita" a colocar parte de su producción en mercados externos.
El hecho de que Moreno haya comenzado las "rondas" de negociación con estas dos empresas no es casual, dado que ambas controlan gran parte del "surtido" de marcas presentes en el país.
En efecto, según informó recientemente iProfesional.com:
• El Grupo Newsan posee cinco plantas y factura unos $4.000 millones al año. Bajo este paraguas tiene 17 marcas: Philco, Sanyo, Noblex, HP, Lenovo, Sony, Pace, Kodak, Sansei, Panasonic, LG, Huawei, Alcatel, DirectTV, Atma, Grundig y JVC.
• BGH, por su parte, tiene líneas propias, como e-Nova, los LCD Feelnology y Quick Chef. Además, hace desarrollos para Telefunken, Silent Air, Alaska, Sony Ericsson, Fedders, ZTE y Huawei.
Incluso, el secretario fue más allá y, paralelamente a este pedido, les advirtió a las compañías a éstas y a otras que habían quedado incluídas en el régimen de declaraciones juradas anticipadas de importación, que entrarán en vigencia el 1º de febrero.
Tras el encuentro, las dos firmas señaladas emitieron un comunicado conjunto en el que explicaron que le presentaron al Gobierno "una serie de potenciales proyectos de inversión que generarían no sólo una mayor integración de la industria local sino también, y en línea con el objetivo de ampliar el saldo de la balanza comercial, nuevas exportaciones para la Argentina, o sustitución de importaciones, por un valor combinado de más de mil millones de dólares anuales, consolidando así la industria nacional".
Sin embargo, el directivo de una cámara vinculada con las firmas del sector y que pidió estricto off the record por temor a represalias, aseguró que "la reunión no fue justamente un encuentro de amigos. Moreno está molesto por el déficit y va a hacer cualquier cosa con tal de bajarlo. Hasta les dejó bien en claro a estas empresas que no se olvidaran que él mismo es el que, a partir del 1º de febrero, aprobará o denegará las declaraciones juradas".
En buen romance: las empresas que no cumplan con este nuevo pedido, sufrirán demoras en la Aduana.
Además, la misma fuente recalcó que el funcionario "no les dio plazos muy largos. Les exigió que se pusieran a trabajar `ya` y que presentaran un plan que esté operativo antes de mitad de año. Su urgencia por cuidar los dólares fue más que evidente".
En este sentido, otro alto directivo de una cámara de comercio exterior, que ya tuvo contacto con Paglieri, confirmó que "la sintonía fina de Moreno se está extendiendo a todos los sectores. Está comenzando a analizar si se invirtió y se generaron puestos de trabajo acordes con la protección que recibe cada actividad. Y, por lo que sabemos, en gran parte del Gobierno no están satisfechos con los resultados que muestra Tierra del Fuego".
Tecnológicas y radiografía del déficit comercial del "Made in Argentina"
Esta nueva exigencia representa un cambio sustancial considerando que, hasta este momento, las terminales ubicadas en el sur del país eran las grandes "niñas mimadas" de la gestión K.
De hecho, desde 2010 las empresas gozan de amplias ventajas tributarias y arancelarias e, incluso, están totalmente exceptuadas del régimen de licencias no automáticas.
En otras palabras: esta rama de actividad hasta el momento era la más privilegiada a la hora de importar, con muchas más ventajas incluso que las automotrices, que explican el 50% del crecimiento de la industria nacional.
La producción de LCD, notebooks, celulares, y demás equipos, al tener más del 90% de su "ADN" de origen asiático, lo único que terminó generando, según el consenso que existe entre economistas críticos a este régimen, es que lo que no se importa como producto terminado por las barreras comerciales, termina ingresando en la misma proporción como insumos para una industria donde el componente nacional es mínimo.
Según datos de la consultora Abeceb, entre enero y noviembre de 2011, el "Made in Argentina" en general fue sumamente deficitario en términos comerciales: las importaciones superaron a tal punto a las exportaciones que el rojo fue récord hasta alcanzar los casi u$s30.000 millones, lo que implicó una nueva marca histórica.
De la mano del boom de patentamientos, la industria automotriz fue la gran responsable de este déficit, con un "aporte" de u$s8.000 millones. La razón está en que, según diversos informes del sector privado, cada auto que se produce en el país tiene, en promedio, un 70% de componentes importados.
Sin embargo, el otro gran "agujero negro" corresponde, justamente, a las empresas tecnológicas, dado que bajo los rubros "aparatos electrónicos" y "bienes de informática y electrónica" hasta noviembre se habían "fugado" del país casi u$s7.000 millones.
Tal como puede observarse, las autopartes y piezas para el ensamblado de LCD, notebooks, celulares y cámaras digitales, representan la mitad del rojo comercial de la industria.
En este contexto, Claudio Kramer, gerente de la Camara Argentina de Industrias Electrónicas (Cadieel), aseguró que "la industria nacional está en condiciones de fabricar insumos para las empresas tecnológicas. Es cuestión de arrancar".
El directivo señaló que "paulatinamente podemos proveerlas con baterías, cables, cargadores, circuitos impresos y hasta controles remotos. Hay mucho por hacer y podemos contribuir a incrementar el contenido nacional".
El "1 a 1", más allá de Tierra del Fuego
Sin embargo, la nueva avanzada de Moreno contra las tecnológicas no se limitó a las que están ubicadas en Tierra del Fuego.
De hecho, en el país hay numerosas compañías que, sin gozar de los beneficios del "impuestazo tecnológico", ensamblan productos en otras provincias bajo marcas como Olivetti, Ken Brown, Exo, Commodore y Air Computer, entre otras.
El directivo de una de estas firmas, que pidió absoluto off the record, confirmó que "nos reunimos por pedido expreso de Moreno y, fiel a su estilo, nos dijo que el Gobierno iba a comenzar a exigirnos que equilibremos la balanza, como ya hizo con autos, línea blanca y otros sectores".
En su caso en particular, aseguró que el funcionario "nos pidió que presentáramos un plan y que exportemos cualquier producto con valor agregado, excepto commodities".
Carlos Scimone, gerente CAMOCA, una de las cámaras que representa a compañías ubicadas fuera de Tierra del Fuego, confirmó que, paralelamente a las reuniones con Moreno, desde el Ministerio de Industria también están avanzando con pedidos de equilibrar la balanza.
"Nosotros nos juntamos con el secretario de Industria, Eduardo Bianchi, quien nos propuso que comenzáramos a exportar parte de la producción", aseguró.
Sin embargo, el directivo se quejó de que, a diferencia de Tierra del Fuego, las empresas radicadas en otras provincias no cuentan con beneficios impositivos ni arancelarios a la hora de importar sus piezas, por lo cual el precio al que terminarían colocando un producto en el exterior sería un 20% más caro que el de empresas fueguinas.
"Estamos viendo cómo nos ayudan a exportar. Coincidimos con vender al mundo bienes de valor agregado y equilibrar la balanza. Pero tratamos de transmitirle al Gobierno la idea de que no vamos a poder lograrlo si no nos dan una mano", sostuvo Scimone.
En concreto, la cámara pide que se reflote un decreto que hoy no está vigente y que permitiría importar sin aranceles y con un reintegro del 14% de impuestos.
"Sin esa medida y con un sobreprecio del 20%, la única manera de poder compensar importaciones y salir a vender a América latina sería exportando a pérdida", se lamentó Scimone.