HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 12 de diciembre de 2011

UN MERCADO LLAMADO GOLDMAN SACHS.


¿Qué son los mercados? ¿Constelaciones informáticas que obran con autonomía, sin que ningún factor humano intervenga? El absurdo de esa pregunta contesta por sí mismo. 

¿En qué manos está la economía de Europa, inmersa en una gigantesca crisis, que desde mayo de 2010 produjo la caída por elecciones de seis gobiernos de la Unión Europea (UE): Reino Unido, Holanda, Irlanda, Portugal, Dinamarca y España, y por renuncias las de otros dos: Grecia e Italia, amén de seis derrotas sobre siete elecciones regionales sufridas por Angela Merkel, canciller de Alemania?

Por cierto, en todas y cada una de esas ocasiones, se atribuyó la responsabilidad a los mercados.
¿Pero qué son los mercados? ¿Constelaciones informáticas que obran con autonomía propia, sin que ningún factor humano intervenga en ellas? El absurdo de esa pregunta contesta por sí mismo.
La UE confía ahora su resurrección en el nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, a quien se describe como hombre de acerado temple, apto para amainar la turbulencia planetaria.
Aquí tenemos nombre y apellido de uno de los hombres clave de los mercados. Sus antecedentes son bastante interesantes, para decir lo menos. Entre 1991 y 2001 fue presidente del Comité de Privatizaciones de Italia, desestatizaciones recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), naturalmente.
Ese proceso fue un festival de gigantescas corrupciones, uno de cuyos principales beneficiarios fue el abominable Silvio Berlusconi.
Luego de un fructífero pasaje por el Banco Mundial (1985/1990), Draghi ejerció la vicepresidencia ejecutiva a cargo de Europa en Goldman Sachs (GS), cuarto banco de inversión del mundo, que asesoró a Grecia en la falsificación de presupuestos y balances, que hundió en el colapso a esa nación y abrió la crisis europea que aún desvela a la UE y está quemando a toda una generación de jóvenes marginados de las fuerzas del trabajo, a pesar de sus brillantes palmarés universitarios y académicos, sus dominios de idiomas y formación informática, conocimientos que alguna vez se creyó que eran como las puertas de oro de un futuro de diamantes.
Con Draghi llegaron al BCE otros tres ex altos ejecutivos de GS: el portugués Antonio Borges para la división Europa del FMI; los griegos Lucas Papademus y Petros Christodoulou, como primer ministro helénico y director en la Agencia griega de Deuda Pública, respectivamente. Recemos por los europeos y roguemos por los traviesos griegos.
Buenos muchachos. Pero hay más. ¿Más egresados de la escuelita de GS? Más. Mario Monti, actual primer ministro de Italia y autor de “Salva Italia”, el terrible plan de ajuste que el domingo 4 hizo llorar en público a Elsa Fornero, su ministra de Trabajo; Timothy Geithner, secretario del Tesoro de los Estados Unidos; sus antecesores en el cargo Henry Paulson, ex presidente de GS; Robert Rubin, que pasó de GS a la secretaría del Tesoro con Bill Clinton, donde logró la máxima liberalización del sector financiero, y ahora revista en Citigroup; Henry Paulson llegó con su pase en la mano desde la dirección de GS a la secretaría del Tesoro de George W. Bush y su intervención fue decisiva para llevar a la quiebra al banco de inversiones Lehman Brothers, uno de los máximos rivales de Goldman Sachs, y William C. Dudley, actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York. Podría seguirse la lista de toda una cohorte de ex GS colocada en puestos decisivos en países y organismos multilaterales del Viejo y Nuevo mundos.
Información incidental: los inversores en Lehman Brothers, que perdieron 450 mil millones de dólares, aceptaron el martes 6 la mayor quita de deuda soberana o privada de la historia (casi un 88 por ciento): se repartirán alrededor de 50 mil millones cuando se liquiden los activos de la corporación quebrada.
Quedó ampliamente superada la plusmarca que habían establecido en 2004 Néstor Kirchner y Roberto Lavagna: el 75 por ciento sobre 178 mil millones de dólares. Los GS-men saben hacer las cosas.
“Poner a Draghi al frente del BCE es como tener a un zorro guardando el gallinero”, afirmó el profesor Simon Johnson, del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Johnson es autor de la teoría de la “puerta giratoria”, que permite a los economistas pasar de la banca y las finanzas a cargos políticos de máxima responsabilidad, sin renegar de su fe militante en el dogma de que “achicar el Estado es agrandar la nación”.
En su libro 13 bankers , elogiosamente comentado por The Financial Times y The Economist, entre otros grandes medios, libro en proceso de edición en España, cita, por ejemplo, a varios altos ejecutivos de GS que, puerta giratoria mediante, pasaron de elevadísimos cargos políticos a elevadísimos cargos bancarios y financieros, y viceversa.
Tales los casos del irlandés Peter Shuterland, ex comisario de Competencia de la entonces Comunidad Económica Europea, sucedido por Mario Monti, actual primer ministro de Italia; el alemán Otmar Issing, economista jefe del BCE, tras una larga e influyente carrera en el Bundesbank y el propio BCE. Y Huw Pill, economista de referencia del BCE y ahora de GS.
Basura financiera. Una concluyente demostración de cómo la banca somete a los poderes políticos a la tarea de apagar los incendios que produce con sus manejos fronterizos con el dolo o flagrantemente dolosos fue el llamado “Caso Abacus”.
Fue creado por el BS a mediados de 2007, meses antes de que estallara la burbuja inmobiliaria estadounidense. Se especializaba en vender hipotecas “subprimes”, es decir, basura financiera de la peor calidad.
Los ejecutivos del banco indujeron a uno de sus mejores inversores, John Paulson, a apostar en contra de su propio producto. O sea que perpetraba una verdadera estafa contra los inversores confiados que no tenían información privilegiada y quedaron en la ruina.
Para silenciar el escándalo que sobrevino tras el estallido de semejante burbuja, el GS se avino a pagar 550 millones de dólares como simbólico resarcimiento.
El banco alemán IKB quedó en el umbral de la quiebra y fue salvado in extremis por la férrea canciller, que le inyectó 1500 millones de euros, por consejo de Jörg Asmussen, un genio burocrático que, por imposición de Merkel, integra ahora el selecto y duro Comité Ejecutivo del BCE.
Ah, John Paulson ganó más de mil millones de dólares. Y, ¡ay!, el producto “Abacus” fue un invento de Mario Draghi.
¿Y qué nos importa todo eso a los argentinos? Durmamos tranquilos, porque tenemos el privilegio de vivir (y dormir) en un país blindado.

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