EL FRENTE AMPLIO PROGRESISTA, MÁS CERCA DE SER COOPTADO QUE DE ENCABEZAR LA OPOSICIÓN.
El cristinismo pactaría con Binner para asegurarse el control del Senado. En medio del llamativo silencio de Hermes Binner en las últimas semanas, los acuerdos reservados entre el cristinismo y el Frente Amplio Progresista avanzan a toda máquina. En la Cámara de Diputados aseguran que, por primera vez en su historia, no se respetó que las vicepresidencias se repartan siguiendo el número de diputados con que cuenta cada bloque.
La semana pasada, al votarse las nuevas autoridades de la Cámara, el bloque del Frente para la Victoria alzó la mano para que la diputada santiagueña Norma Abdala de Matarazzo, del Frente Cívico, que responde al gobernador radical K Gerardo Zamora, se hiciera cargo de la vicepresidencia primera y que la binerista Alicia Ciciliani (Santa Fe) se quedara con la vicepresidencia tercera, pese a que el FAP tiene 22 legisladores, en tanto que los peronistas federales suman 23. A estos últimos se les arrebató de este modo la vicepresidencia que ocupaba Ramón Puerta.
Ahora estaría en marcha en el Senado una operación de características similares. El FAP cuenta con cuatro senadores nacionales Rubén Giustiniani (Santa Fe), Jaime Linares (Buenos Aires), Luis Juez (Córdoba) y Norma Morandini (Córdoba), y su intención sería quedarse con la Vicepresidencia Segunda de la Cámara, hoy en manos del Peronista Federal Roberto Basualdo. Para ello, la bancada de Binner aspiraría a contar con el voto de los senadores kirchneristas. Esta posibilidad se ve favorecida por el papel desairado de Basualdo, que se presentó como candidato a gobernador de San Juan en representación de Alberto Rodríguez Saá, mientras se anotaba también como suplente para senador nacional, pocos días después de las elecciones, el senador electo por San Juan (Compromiso Federal) Guillermo Baigorri y lo mismo hizo su compañera de lista Adriana Marino. De este modo, Basualdo pudo retener su banca en una maniobra parecida a la que intentó sin éxito Raúl Castells en Diputados.
El caso es que la embestida de kirchneristas y bineristas para monopolizar los cargos tendría ciertos límites. Por ejemplo, el salteño Juan Carlos Romero (Peronismo Federal) conseguiría soportar los embates permaneciendo en la Vicepresidencia Primera para, desde allí, aspirar a retornar a la gobernación de Salta en el 2015.
El pac-man cristinista
A cambio de los cargos en áreas claves del Congreso, el cristinismo habría acordado con Binner el apoyo del FAP para la sanción no sólo de la ley de presupuesto sino del proyecto sobre tierras. Pero además, están otros dos proyectos críticos: el que declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de la pasta de celulosa y de papel para diarios y el que establece reformas al Código Penal de la Nación, en lo que respecta a prevención, investigación y sanción de actividades delictivas con finalidad terrorista, y a conductas que, junto con el lavado de dinero, afectan el orden económico y financiero. En Diputados, el kirchnerismo tiene número suficiente como para imponerse sin necesidad de alianzas, pero en el Senado no ocurre lo mismo y los cuatro senadores de Binner son claves. Además, en el caso del proyecto que introduce la penalización del terrorismo, una serie de entidades de derechos humanos, entre las que se encuentra el mismo CELS de Horacio Verbitsky, acaban de manifestarse en contra de la iniciativa porque, según ellos, favorece la criminalización de la protesta social. De no sancionarse estas reformas rápidamente, la Casa Rosada se vería expuesta a una fuerte censura del GAFI, que ya envió su intimación para que se reforme la normativa, adecuándola a los estándares internacionales.
Aunque no es de ningún modo una sorpresa, el rol del FAP como aliado del cristinismo en los grandes temas reduciría a un plano simbólico la pretensión de Binner de ser el jefe de la oposición. Está claro que hay otras razones de peso para que esto sea así, porque el nuevo gobernador socialista de Santa Fe, Hugo Bonfatti, deberá renegociar rápidamente con Hernán Lorenzino los aportes del Tesoro Nacional a la provincia, ante el creciente rojo de las cuentas locales.
En su marcha arrolladora hacia el poder absoluto, el cristinismo no repara en gastos ni le importaría demasiado que la supuesta primera fuerza opositora se convierta rápidamente en una rueda de auxilio del oficialismo.
