"Desocupados" de Carpani |
PEQUEÑOS SÍNTOMAS DE LA CRISIS NACIONAL.
Un estudio realizado por Sel Consultores, que dirige Ernesto Kritz, afirma que en los últimos cuatro años en la Argentina a mayor demanda salarial ha sido menor la creación de empleo. Los números de un trabajo que deja al descubierto la inacción estatal con respecto a un tema central de cara al futuro. La década del ’90 con la entrada a pleno del modelo neoliberal, introdujo un panorama de total desigualdad en el mercado laboral argentino, que a pesar de los cambios de gobierno y de signo político, todavía no se ha podido solucionar. La Argentina de hoy muestra grandes niveles de desigualdad, que quedan claros en cualquier sector de la actividad nacional. La Argentina atraviesa uno de sus períodos más críticos en lo político, económico y social, de las últimas décadas. Después de cinco años de crecimiento económico, el desempleo comienza a crecer y las visiones de cara al futuro ofrecen un sombrío panorama. Un estudio realizado por Sel Consultores, que dirige el prestigioso economista Ernesto Kritz, en los últimos cuatro años, el salario obrero industrial por hora, que se establece por la negociación colectiva, subió 2,3 veces, a una tasa promedio de 23,1% anual. En el mismo período, los precios minoristas se incrementaron 2,2 veces, a una tasa anual de 20,9%. En otros términos, los salarios pudieron hacer frente a la inflación, con una ganancia en términos reales de poco más de 7%. Sin embargo, debe observarse que hubo pérdidas en 10 de los 16 trimestres considerados.
Esto habla de la dificultad de afrontar una inflación de dos dígitos aún con un poder de negociación sindical fuerte; pero también dice de la posibilidad de hacerlo –precisamente por ese poder de negociación- mientras la inflación no se espiralice y el mercado laboral formal continúe en una situación de bajo desempleo. La recuperación del salario obrero real, se produjo en su mayor parte en 2010, en particular en el segundo semestre.Pero la contrapartida de este incremento de los salarios para compensar el aumento de los precios minoristas, es su alejamiento progresivo de la productividad del trabajo. Entre 2007 y 2010 la brecha entre el crecimiento de ambas variables se extendió a 2,3 veces. Esto plantea un interrogante sobre la sustentabilidad de la tendencia salarial en un horizonte no muy lejano –incluso sin una aceleración de la inflación- pero también sobre los efectos que pudiera estar produciendo sobre otras variables en el corto plazo.
Es que la sustentabilidad del salario depende de la productividad (bien que no sólo del trabajo sino de todos los factores) y esto no está ocurriendo; por el contrario, el desequilibrio está aumentando. Una razón obvia es que para que pueda cumplirse esa relación funcional, debe satisfacerse dos condiciones macroeconómicas: por un lado estabilidad monetaria, y por el otro, correspondencia entre la variación de los precios al consumidor y de los precios de productor. En suma, una determinación sustentable de los salarios requiere de baja inflación, equilibrio entre los componentes del sistema de precios, y una distribución acordada de las ganancias de productividad.
Una consecuencia de los desequilibrios entre salarios, productividad y precios relativos, es que se incrementa el costo laboral por unidad de producción, que define la competitividad laboral local. Ésta, que resulta de ajustar el costo aboral real por las mejoras de productividad, muestra una tendencia significativa al alza. En los cuatro últimos años, el aumento ha sido cercano a 50%.
La otra consecuencia del aumento del costo laboral por unidad de producción es, según Sel Consultores, en el marco de la política cambiaria, su encarecimiento en términos de dólares nominales. Desde el primer trimestre de 2007, se ha más que duplicado. En 2010 el incremento fue de 18%. Mucho más moderado, en cambio, ha sido el alza en reales, por la apreciación de esta moneda. Para el período considerado el aumento fue de poco más de 10%.
Desde luego, la competitividad laboral depende no sólo de la evolución del costo por unidad de producción local sino de la del homólogo en los socios comerciales. La apreciación del real sin dudas ha ayudado a evitar una pérdida mayor en la competitividad laboral bilateral con Brasil (no obstante lo cual, el balance comercial es negativo); pero tampoco parece haber dudas de que, cualquiera haya sido la evolución del costo laboral por unidad de producción en los socios comerciales del área del dólar, la industria doméstica está perdiendo competitividad. El sostenimiento del salario real en un marco de desequilibrios macroeconómicos es una tarea crecientemente difícil, que con toda probabilidad puede sobrepasar la capacidad relativa de las partes en la negociación colectiva.
Un problema complejo que requiere de soluciones concretas y rápidas, para poder acabar de esa manera con los flagelos que socavan a la sociedad argentina en su conjunto. Si bien los mismos no pueden resolverse en el corto plazo o mediano plazo, sino que llevará varios años, los diferentes gobiernos pueden llevar adelante políticas que sirvan para prevenir una situación que aumenta en vez de disminuir con el correr del tiempo.
Una cuestión complicada la del futuro del país, con sociedades partidas al medio por la desigualdad y las impericias gubernamentales para resolver los problemas de fondo de las mismas, por lo cual todo lo que se implemente de cara al futuro, tendrá injerencia en la vida de millones de ciudadanos que esperan vivir en paz y sin problemas su vida.
FUENTE: CNA AGENCIA DE NOTICIAS