“Los peruanos defendemos la vida porque somos un pueblo católico” Asegura presidente de la Comisión de Familia de la Conferencia Episcopal Peruana
LIMA, viernes 18 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- En Perú el 76.3% de la población está en contra de la legalización del aborto. Asimismo, el 74,7% de los peruanos encuestados está en contra del matrimonio homosexual. Igualmente, el 69,5% rechaza las uniones civiles entre personas del mismo sexo y el 92,2% está en contra de la legalización de la comercialización y consumo de drogas en el país. Así lo reveló a principios de febrero un estudio de opinión pública realizado por la Compañía Peruana de Estudios de Mercados y Opinión Pública (CPI). Para monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., arzobispo metropolitano de Piura y presidente de la Comisión de Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Peruana, estos resultados “demuestran de manera aplastante que los peruanos defienden la vida y el matrimonio”. “Los peruanos rechazamos cualquier presión del exterior y de minúsculos grupos internos aliados con agendas anti vida y anti familia que buscan imponernos el crimen abominable del aborto y el debilitamiento del matrimonio con la aprobación de las uniones civiles entre personas del mismo sexo y del mal llamado “matrimonio” homosexual”, dijo el prelado en diálogo con ZENIT. “El matrimonio es un consorcio de amor para siempre entre un hombre y una mujer abierto a la vida… El resultado de esta encuesta es una muestra clara de las profundas raíces católicas de los peruanos, ya que la fe cristiana sella nuestra identidad como país”, señaló.
“La encuesta – agregó monseñor José Antonio – también revela la urgente necesidad que los diferentes candidatos a la presidencia del Perú fijen claramente su posición sobre el aborto, el matrimonio homosexual y la legalización de la comercialización y consumo de las drogas en el país”.
“No podemos ir a las urnas 'adivinando', y menos aún votar por candidatos que promueven el aborto y el matrimonio homosexual. Hago un llamado a los candidatos, que se deben al pueblo que pretenden gobernar, a que escuchen lo que los peruanos les estamos claramente diciendo: sí a la vida y sí a la familia la cual brota del matrimonio entre un hombre y una mujer para siempre”.
Cuestión política
El resultado de esta encuesta fue publicada la semana pasada, luego de que Alejandro Toledo, candidato presidencial por el partido Perú Posible, quien lidera las encuestas con un 28% de intención de voto, acentuara su postura a favor del aborto, la legalización de las drogas y la unión civil entre personas del mismo sexo.
“Nadie puede permitir que un ser humano nazca en circunstancias forzadas”, dijo el candidato, quien fue presidente del Perú entre 2001 y 2006, en rueda de prensa el pasado 25 de enero. Aseguró que el tema del aborto “hay que dejarlo a la libertad de las personas”, sosteniendo además que “los individuos tienen derecho a optar y, con todo respeto, la Iglesia no puede intervenir”.
Al respecto monseñor Eguren manifestó su total desconcierto ante estas declaraciones que evidencian una total contradicción: “por un lado el candidato Toledo reconoce la existencia de un ser humano y por el otro le niega el derecho a la vida. ¿Es eso posible? Desde la concepción ya hay vida humana, hay un ser humano que tiene el derecho inalienable e inviolable a la vida, derecho que nada ni nadie le puede conculcar.”
“La Iglesia no va a callar. En este y en otros asuntos tiene todo el derecho y el deber a intervenir ya que Ella es experta en humanidad y su camino fundamental es el ser humano y la defensa de su dignidad”, indicó.
Presiones
Ante la pregunta sobre cual sería el origen de las declaraciones del candidato Toledo, monseñor José Antonio Eguren explicó a ZENIT que las políticas que atacan a la familia y a la vida humana, promoviendo el llamado “matrimonio homosexual” y el aborto provienen de “fuertes presiones y lobbies internacionales en alianza con ONG´s feministas locales proclives a la ideología de género”.
“Su misión es desestructurar a la familia de su constitución natural (padre, madre e hijos) y 'normalizar' a las mal llamadas familias desestructuradas, patológicas e incompletas; así como promover la sexualidad de manera reductiva y empobrecida, relacionándola únicamente con el cuerpo y el placer egoísta y ya no más como expresión del amor. Detrás de todo esto hay fuertes intereses económicos”.
El prelado insistió en la necesidad que sacerdotes, consagrados y laicos “estemos atentos y vigilantes sobre estos temas. Debemos estar en primera línea defendiendo la vida y el matrimonio, y por tanto, a la familia”.
Por último, el arzobispo de Piura citó a Juan Pablo II, próximo a ser beatificado por el Papa Benedicto XVI, quien enseñó en la exhortación apostólica Familiaris Consortio que “el futuro de la humanidad se fragua en la familia”. Por eso, concluyó monseñor Eguren, “debilitar la familia es debilitar a la sociedad”.
Por Carmen Elena Villa