POLICÍA BUENO/POLICÍA MALO
Aníbal F. y De Vido -vía la justicia y la caja- intentan sujetar a Moyano
"No te digo meterlo preso pero, ¿te imaginás lo que crecería Cristina en las encuestas si demuestra que puede ponerle límites (a Moyano)?". Así se engolosinan algunos, y allí apuntan el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Planificación, Julio de Vido: uno acorrala, y otro abre las puertas de Olivos. En el medio corre la intención de que Moyano no logre imponer sus tiempos, métodos y medidas.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Mientras el ministro de Planificación, Julio de Vido, busca ser intermediario del pacto entre la CGT de Hugo Moyano y los empresarios, más preocupados por contener los bloqueos y protestas, que por la galopante inflación, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, busca contener al camionero por la vía judicial.
Es el juez Norbeto Oyarbide un instrumento principal de la Casa Rosada en el fuero federal. Con él, por ejemplo, se logró cierta renuencia en avanzar contra Hugo Moyano o Héctor Capaccioli en la investigación iniciada por la acusa de los medicamentos. Pero como contraejemplo de esa línea, suele ubicarse al juez Claudio Bonadío, quien allanó en más de una ocasión la obra social de camioneros, que administra la mujer de Moyano, y en la que habría encontrado fuertes indicios de maniobras destinadas a falsificar troqueles de medicamentos de enfermedades complejas, para luego cobrar los subsidios del APE, el organismo del Estado que subsidia este tipo de tratamientos.
"No se equivoquen, yo no soy Zanola", dijo meses atrás en una reunión del Consejo Directivo de la CGT Hugo Moyano, cuando comenzó a percibir esos movimientos. En aquellos tiempos aún vivía Néstor Kirchner y el camionero creía ver cierta inacción del ex presidente, que liberaba a Bonadío para cumplir con su tarea.
Pero, según informa el sitio 'La Política Online', existiría una línea directa entre Bonadío y Aníbal Fernández, sólo comparable por su grado de cercanía a la que el juez federal tuvo con el ex ministro menemista Carlos Corach, su padrino en el ingreso al estratégico fuero federal. Como se sabe, Bonadío antes de ser juez fue funcionario de Corach cuando este era secretario de Legal y Técnica.
Como sea, esta sintonía afinada que existe entre Bonadío y Aníbal Fernández, no funcionaria precisamente en favor del líder de la CGT. Hay diálogo y hay decisiones. Sólo basta ver hacia donde se encamina la causa para entender el sentido de la intervención del jefe de Gabinete en estos escabrosos asuntos.
Claro que no hay tantos en el gabinete con la capacidad y los instrumentos para acorralar a Moyano. O mejor dicho, para oficiar de "policía malo" en un dispositivo de disciplinamiento que tiene a Julio de Vido en la otra punta como el amigo que le franquea las puertas de Olivos.
El mensaje es claro, existe el riesgo y existen los beneficios, según elija desafiar o subordinarse.
Un funcionario de diálogo fluido con el jefe de Gabinete, dijo al mencionado sitio que "la idea no es meter preso a Moyano, sino ponerlo en caja, delimitarle el perímetro de operaciones".
En ese mismo sentido, en el juzgado de Bonadío reconocen que hoy por hoy no hay elementos en la causa de los medicamentos truchos para detener al camionero, como si los hay -y al parecer en abundancia- en contra de Zanola.
Ahora, ¿por qué Moyano es un problema? Pues, es el líder de la CGT quien amenaza con volcar los presupuestos de los intendentes del Conurbano con el cada vez más desmesurado costo de los contratos de basura, alimentado por las demandas cruzadas de los aumentos de tarifas de su empresa recolectora Covelia y los aumentos para los camioneros que la operan.
También Moyano es quien presiona al Gobierno con insinuaciones de paritarias que rondan el 30% para el año que viene; y a los empresarios con el proyecto de reparto de ganancias, blanqueo de tercerizados y otras iniciativas que le redacta el diputado Héctor Recalde.
No es que su agenda difiera en lo programático de la que cultiva el Gobierno, lo que molesta en el poder es que quiera imponer sus tiempos, métodos y medidas. Así es que Aníbal Fernández monitorea el único instrumento que hoy parece tener a mano el Gobierno para condicionar al camionero: la justicia penal.
"No te digo meterlo preso ¿Pero te imaginás lo que crecería Cristina en las encuestas si demuestra que puede ponerle límites?", se engolosinó un funcionario. "Matamos en las clases medias", agregó alborozado. Y tan errados no parecen estar.
FUENTE: URGENTE 24