HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

martes, 12 de octubre de 2010

MALVINAS

DIARIO HOY, OPINÓ:

La otra cara del conflicto por Malvinas
El bife que muerden sin permiso

El despoblamiento del territorio es un problema que saca a relucir otro aun mayor: la pérdida de soberanía. Los recursos estratégicos como petróleo, gas, agua, oro, entre otros, están amenazados por la voracidad de los países centrales. Expertos en el tema dieron su opinión a Hoy.

Hay una relación entre los mates con medialunas que usted comió en la mañana y los ejercicios militares que lleva a cabo el Reino Unido en las Islas Malvinas: la soberanía. Esta es necesaria para que usted en el futuro tenga la tranquilidad de asegurarles no sólo el desayuno, sino las otras tres comidas diarias, a sus hijos, nietos y a los hijos de ellos, en un territorio autónomo, que posee actualmente enormes potencialidades productivas y que puede cumplir un rol geopolítico clave en el nuevo escenario internacional. Lo que falta, claro está, es decisión política para avanzar en esa dirección.
Gran parte del territorio argentino está despoblado, lo cual convierte al país en un “bife” demasiado jugoso a los ojos de los países “lobos” que aspiran a quedarse con recursos naturales como el petróleo y el gas -necesarios para mover las economías mundiales-, o el agua, que cada vez se vuelve más escasa en el planeta. Este problema, obviamente, no puede ser atribuido solamente al Gobierno de los Kirchner, pero lo cierto es que tiene una cuota más que importante de responsabilidad. Gobernaron durante más de diez años la provincia patagónica de Santa Cruz, un territorio con importantes recursos naturales y cuya población es apenas la mitad de la que vive en La Plata. A eso se le suman los más de siete años en el Gobierno nacional, donde nunca pusieron en marcha un plan de desarrollo estratégico del sur argentino. Difícilmente se podrán ejercer derechos soberanos sobre las Malvinas, cuando tenemos una Patagonia subdesarrollada y casi desierta.
Una investigación realizada por el ingeniero y ex diputado Mario Cafiero es más que elocuente al respecto. Concretamente, afirma que pocos tienen presente que la Argentina abarca no sólo los 2.800.000 km2 de su territorio continental, sino que hay que adicionarle otros 1.000.000 km2 de la península antártica y cerca de 5.000.000 de km2 de la plataforma continental o submarina (350 millas de costa). “La Argentina está entre los seis países más extensos del mundo, y si computáramos la plataforma continental, seríamos uno de los tres países de menor densidad poblacional (junto con Australia y Canadá)”, afirma Cafiero.
Según el mencionado informe, la relación entre territorio y población es hoy un concepto de enorme actualidad, en un mundo cuya población crece a razón de 230.000 personas por día o 84.000.000 por año. Se calcula que en 2050 la población mundial será de 10.000 millones de seres humanos. En el planeta ya casi no existen espacios o territorios vacíos: al ser humano sólo le resta ocupar el 15% del planeta, principalmente la Antártida. El mundo también ha dejado atrás la era de la abundancia de los recursos naturales.
“Tampoco tenemos presente que casi el 50% de nuestro territorio está usurpado o es pretendido por el Reino Unido, que haciendo base en Malvinas y las islas del Atlántico Sur, ha extendido su ocupación de hecho a los enormes espacios marítimos circundantes y pretende extenderse a lo que ellos llaman la Antártida británica (superposición de los reclamos argentinos y chilenos). Aunque parezca increíble, transcurrido el Bicentenario, todavía los argentinos no tenemos la certeza de cuál es el territorio definitivo que abarca nuestra Nación”, afirma Cafiero.
El ex legislador considera que si el Estado argentino no ejerce la soberanía de sus recursos, serán las corporaciones transnacionales las que lo harán, de acuerdo a sus intereses. “Argentina debería fortalecer su diplomacia y, en el caso de las Islas Malvinas, que son argentinas y que están siendo reclamadas al Reino Unido, aplicar una herramienta del derecho internacional llamada retaliación económica, que consiste en impedir que las empresas inglesas trabajen en territorio argentino para presionar la devolución de las Islas Malvinas, de donde sacan petróleo y donde han instalado bases militares”, argumenta el ex legislador ante una consulta de este diario.
De esta manera, las recientes acciones británicas en las Islas Malvinas no deberían ser consideradas producto de una rémora de su pasado imperialista, sino una necesidad estratégica del futuro. “En un mundo que avanza claramente hacia la agudización de los conflictos por el control y disposición de los recursos naturales, los millones de kilómetros cuadrados de espacios territoriales en juego y sus inmensos recursos naturales son para ellos un espacio vital a anexar”, dice Cafiero.
En la investigación se destaca que se está sustentando la balanza comercial argentina, principalmente con exportaciones de recursos naturales no renovables, con monocultivos transgénicos, y en general con materias primas, repitiendo un esquema histórico de cuestionada sustentabilidad económica.
“En materia petrolera ni siquiera exigimos que se reponga con nuevas reservas lo que se exporta, resultando una caída vertiginosa de las reservas. En materia minera el negocio es entregar los recursos, no valorizar absolutamente nada en el país (ni siquiera exigimos que el oro se exporte refinado), quedarnos con la contaminación, sin impuestos y sin los dólares, porque permitimos que las mineras los liquiden afuera”, concluye el informe.

¿Simple rutina?

El Gobierno nacional, a través del embajador argentino ante las Naciones Unidas, Jorge Argüello, presentó ayer ante las mismas la protesta formal de la Argentina ante el Reino Unido por los ejercicios militares británicos en las Malvinas.
Desde Nueva York, Argüello confirmó que hizo “la presentación ante el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y le acompañamos una copia de la nota verbal de protesta presentada por la Argentina al Reino Unido, a través de la embajada británica en Buenos Aires”.
“También le hemos pedido al secretario que haga circular la protesta a los países miembros y le reiteramos el apoyo argentino para que cumpla con la gestión de buenos oficios que le fue encomendada por la Asamblea General para acercar a las partes con el objetivo de que den cumplimiento a la resolución 2.065, que insta a las dos partes a iniciar negociaciones diplomáticas respecto de la soberanía de las islas”, aseguró el diplomático.
En tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores británico afirmó ayer que las “pruebas militares” a realizarse en las Islas Malvinas son “de rutina”.
“Son pruebas militares de rutina que se han llevado a cabo cada 6 meses durante los últimos 28 años, más recientemente en abril de este año”, dijeron desde el Foreign Office, y que “siempre se emiten alertas para los barcos con antelación”.

Los misiles, una provocación

Ante la situación de agresión que se da en estos días con la información de que del 10 al 22 de octubre se lanzarán misiles ingleses desde la costa este del archipiélago del Atlántico Sur, usando la base de las Islas Malvinas, que es parte de un litigio internacional entre Argentina e Inglaterra, el tema se convierte en una provocación para el país.
“El Reino Unido está mostrando una carta, dirigida a los inversores, que deja en claro el mensaje de continuar con el saqueo del petróleo, y que lo van a defender con garras y uñas. Argentina debe demostrar que es riesgoso invertir en las Islas Malvinas, porque es un territorio que no les pertenece a los ingleses, es de Argentina y en el futuro esos negocios pueden ser nulos y se perderían las inversiones, ya que el país puede pedir indemnizaciones por lo que le corresponde”, afirma Cafiero, que propone como solución al problema del despoblamiento territorial que afecta a la soberanía desarrollar los ferrocarriles y un modelo de producción agrario de pequeños y medianos productores y no de grandes terratenientes, pues para él, al morir el ferrocarril también lo hizo la conexión con el interior del país, en perjuicio de todos los argentinos.
En días pasados, el embajador argentino Argüello puntualizó al respecto que el Reino Unido no puede otorgar unilateralmente permisos de pesca en las aguas en conflicto, no puede explorar ni explotar minerales o petróleo en el territorio en disputa, ni realizar ejercicios misilísticos en dichas áreas.

La importancia del desarrollo económico

“La soberanía pasa por la moneda, una estructura militar y una política exterior propia. Cuando alguno de estos elementos falta y se le suma el despoblamiento del territorio, estamos ante un país con una soberanía muy débil”, explica el abogado, licenciado en Economía de la UBA y experto en recursos naturales Félix Herrero, al ser consultado por Hoy. Y agrega: “Las armas se compran hoy en función de la defensa de los recursos naturales, tal como lo hacen países sudamericanos como Brasil o Venezuela. Se usan para disuadir, no para invadir. En el caso de las Islas Malvinas, Argentina debe fortalecer su política diplomática”.
Herrero, vicepresidente del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora (Moreno), defiende la posición de que no hay defensa del territorio soberano sin un desarrollo económico, industrial y tecnológico. En ese sentido, considera que nuestro país tuvo un desarrollo industrial hasta los años ‘90 y luego extranjerizó tanto el sector público como el privado. Lo que ocurrió después fue que retrocedió a los años ‘30, porque dejó de ser un país industrial para volver a ser un exportador de materias primas. Así dejó de ser una economía líder, con la consecuente pérdida de soberanía.
“Las Malvinas se convirtieron en una base europea, desde la visión colonialista; no serán devueltas si Argentina no establece una ofensiva diplomática”, concluye Herrero. Mientras eso ocurra, seguiremos siendo espectadores de cómo los países centrales muerden a su antojo el “bife” de nuestros recursos estratégicos y, peor aún, sin que el país les dé permiso.

FUENTE: DIARIO HOY

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