UNA INFAME MANIPULACIÓN.
Por Myriam R. Chávez de Balcedo
Directora del Diario Hoy
Hay acciones del Gobierno nacional que no pueden más que provocar una profunda indignación. Lo ocurrido ayer en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario, cuando la presidenta Cristina Kirchner promulgó la ley de matrimonio gay, rodeada como siempre por funcionarios que sólo trabajan de aplaudidores oficiales, fue una clara muestra de ello.
La sensación que dio ese acto es que la Presidenta busca mostrar una suerte de perfil progre o izquierdoso, para tapar la verdadera actitud que tuvieron los Kirchner en los ‘70, cuando decidieron irse de La Plata para instalarse en la Patagonia, no porque hayan sido perseguidos, sino por otros intereses.
Y yo lo puedo decir ya que mi familia sufrió en carne propia la persecución de la dictadura militar, de la Triple A y de los grupos guerrilleros, por el simple hecho de pertenecer al movimiento obrero. En aquel entonces, los Kirchner no existían como militantes, no eran conocidos ni por la izquierda ni por la derecha.
La sensación que dio ese acto es que la Presidenta busca mostrar una suerte de perfil progre o izquierdoso, para tapar la verdadera actitud que tuvieron los Kirchner en los ‘70, cuando decidieron irse de La Plata para instalarse en la Patagonia, no porque hayan sido perseguidos, sino por otros intereses.
Y yo lo puedo decir ya que mi familia sufrió en carne propia la persecución de la dictadura militar, de la Triple A y de los grupos guerrilleros, por el simple hecho de pertenecer al movimiento obrero. En aquel entonces, los Kirchner no existían como militantes, no eran conocidos ni por la izquierda ni por la derecha.
El problema no es la ley en sí, que ya es un hecho consumado, y que resultaría más apropiada para los Países Bajos o Suiza, donde como es sabido no existen ninguno de los problemas de marginalidad que afloran a lo largo y ancho de nuestro querido país, como es el flagelo de la prostitución
infantil.En realidad, la principal infamia pasa por el nefasto uso político que la administración K le intenta dar a la mencionada iniciativa, llegando incluso a tratar de manipular la imagen de Eva Perón y de otros próceres de nuestra historia cuyos rostros adornan el salón donde se hizo el acto.
Considerar la ley de matrimonio homosexual como un cambio social estructural, comparable al derecho al voto femenino que instauró el primer gobierno peronista, resulta inadmisible y de una infantilidad absoluta.
Ocurre que la conquista social que significó que las mujeres pudieran sufragar fue producto de una pelea que no solamente fue política, sino también económica: en aquel entonces estaba en juego la posibilidad y el derecho de acceder al mercado de trabajo con salarios dignos, aprovechando niveles de productividad nunca antes vistos hasta ese entonces. Se buscaba, asimismo, acabar con la explotación
que se sufría por el simple hecho de ser mujer. También era una forma de ampliar derechos en una sociedad que se encaminaba, por primera vez en su historia, al pleno empleo.
Una simple ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, que en muchos aspectos sólo blanquea derechos que ya estaban reconocidos a un sector social que constituye un muy pequeño porcentaje de la población total, no cambiará en nada el escándalo que significa que uno de cuatro compatriotas esté por debajo de la línea de la pobreza.
Tampoco evitará que haya millones de argentinos viviendo en estado de indigencia extrema. Y en este punto los Kirchner no pueden, ni deben, hacerse los distraídos. Hace más de 7 años que están en el poder, tiempo más que suficiente para introducir cambios estructurales. Por ende, son los máximos responsables de esta verdadera tragedia social que diariamente se ve en un país que, paradójicamente, tiene la capacidad para alimentar a 300 millones de personas.
¿De qué habla la Presidenta cuando dice que con el matrimonio gay somos una sociedad más igualitaria? Es una falacia total: una sociedad más igualitaria no es poder conseguir un turno en el registro civil, sino que esté garantizado el derecho elemental al trabajo, que es igual a tener techo propio, y poder recibir salud y educación.
La realidad no hace más que mostrar que el matrimonio gobernante tiró por la borda un lustro ininterrumpido de crecimiento económico a tasas chinas. Desaprovecharon, por su falta de voluntad política y por sus estrechos vínculos con los sectores concentrados de la economía (que en definitiva son los mismos grupos que están enquistados en el poder desde 1976), una situación excepcionalque hubiese permitido, en caso de haber existido planes estratégicos, que el país avanzara por la senda del desarrollo sostenido, reactivando el aparato productivo y fomentando la industria nacional, y las pequeñas y medianas empresas. Por más que intenten demostrar lo contrario, los K nunca tuvieron intenciones de defender los intereses nacionales. Por eso fortalecieron el status quo, para mantener a la gente bajo la línea de pobreza y reforzar las redes clientelares que son las formas más nefastas de hacer política con los recursos del Estado.
En lugar de manipular la imagen de la abanderada de los humildes, la señora Presidenta debería aprender de su ejemplo. Evita, en la cúspide del poder y con sólo 26 años, decidió hacerse un rodete en el pelo, vestirse con trajecitos y trabajar 15 horas por día en favor de los más humildes; buscando y encontrando soluciones para los desposeídos, dándoles la oportunidad de poder insertarse en el sistema y tener un futuro. Por más circo mediático que se intente hacer, la única verdad sigue siendo la realidad.
FUENTE: DIARIO HOY