SECRETOS CHINOS DEL GOBIERNO NACIONAL
En su visita a China, la presidenta Cristina Fernández embistió con dureza contra la Iglesia Católica. Se trató de otro operativo distracción: lo que se está negociando con el gigante asiático puede traer serias consecuencias para la economía y el patrimonio nacional
Cristina Kirchner comenzó ayer su visita oficial a China. En vez de referirse a los verdaderos motivos que la llevaron al gigante asiático, prefirió aprovechar la ocasión para embestir con la Iglesia Católica, en el contexto de disputa por la ley de matrimonio gay que mañana se tratará en el Senado nacional.
La primera mandataria afirmó que el discurso de la Iglesia en contra del casamiento entre personas del mismo sexo “parece de la época de las Cruzadas”, y sentenció que el despacho de comisión del Senado sobre unión civil “viola la Constitución”. También dijo sentirse “sorprendida” y “preocupada” por “expresiones que hablan de un proyecto del demonio”, por el que trata el Congreso, y dijo que tales apreciaciones “remiten a los tiempos de la Inquisición”.
Pero, en realidad, el gran interrogante es cuál es el verdadero motivo que llevó a Cristina Kirchner a China. Y es ahí donde aparecen situaciones escandalosas, que evidentemente intentan ser tapadas por el Gobierno nacional con las bravuconadas contra el poder eclesiástico.
Uno de los principales temas pasa por el intento de la Argentina para que se eliminen la trabas que impuso el país comunista a la compra de aceite de soja, que representa pérdidas millonarias para las arcas públicas. El problema es que el remedio puede ser peor que la enfermedad ya que los chinos están reclamando que nuestro país levante las restricciones para el ingreso de productos con valor agregado, lo que pondría en jaque a varios sectores de la industrial nacional.
“Evidentemente, en este tipo de relaciones, siempre hay riesgos para la industria nacional. Pero hay un dato que no es menor: la calidad de los productos chinos que se exportan a América Latina son de una una calidad muy inferior respecto a lo que venden a Estados Unidos y Europa, y es en este punto donde los industriales argentinos tienen que prestar atención, para no verse perjudicados”, le dijo a Hoy Angel Tello, ex viceministro de Defensa de la Nación y profesor titular de la cátedra Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
A cambio del levantamiento de las trabas al aceite de soja, la Argentina también se comprometería a invertir unos US$ 7.500 millones en China para comprar vagones de subte y trenes, para hacer arreglos de vías, electrificación de algunas líneas ferroviarias y hasta la promesa, a futuro, de la construcción de un subterráneo que una Retiro con el aeropuerto de Ezeiza.
La administración K no tiene los mejores antecedentes en la compra de material ferroviario. Sin ir más lejos, invirtió $ 1.600 millones para comprar 96 formaciones, de las cuales el 70% no funciona, por lo que ahora se requieren $ 500 millones más para repararlas. Esta irregularidad forma parte de una denuncia que se tramita en el juzgado nº 8 de Capital Federal, a cargo de Marcelo Martínez De Giorgi.
Otro de los temas que está en la mesa de negociaciones es la posible compra, por parte de la petrolera estatal china, de los activos que tiene British Petroleum (BP) en nuestro país.
El sector petrolero está agitado desde que BP insinuó que se desprendería de sus activos en la Argentina. Junto a Bridas, de los hermanos Alejandro y Carlos Bulgheroni, la British forma parte de Pan American Energy, que tiene el control del yacimiento cerro El Dragón, ubicado en el límite entre Santa Cruz y Chubut, donde se encuentran las más importantes reservas hidrocarburíferas del país.
Cabe destacar que, en marzo pasado, los Bulgheroni vendieron la mitad de las acciones de su empresa -en US$ 3.100 millones- a la China National Offshore Oil Corporation (Cnooc). Por ello ahora es muy probable que los chinos quieran ir por todo, aprovechando que BP emitió un mandato de venta de activos por US$ 10.000 millones para hacer frente a las indemnizaciones derivadas del catastrófico derrame producido en el Golfo de México. Así, si se concreta este plan, el gigante asiático se quedaría con la explotación del yacimiento El Dragón.
“Los chinos son grandes devoradores de energía, por su impresionate nivel de crecimiento económico. Resulta muy ilustrativo lo que sucedió con Angola. Este país africano requirió una ayuda de 7.500 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, pero el FMI puso condiciones tan difíciles de cumplir que le terminó abriendo el camino a los chinos. Así fue cómo China terminó dando un financiamiento por 15 mil millones de dólares, pero a cambio se quedó con gran parte de la explotación petrolera de ese país para abastecerse. Algo similar puede ocurrir en la Argentina”, concluyó Tello.
Algunas definiciones vagas
La primera mandataria evitó dar precisiones concretas sobre los acuerdos comerciales que firmará con los chinos. Solamente afirmó que se va a “desojizar la relación entre la Argentina y China”. Y afirmó que “no hay que dramatizar” el conflicto generado por las trabas al aceite de soja argentino en ese país, ya que “cuando los intereses son convergentes, siempre termina solucionándose” ese tipo de diferencias.
“Si la relación entre Argentina y China pasa únicamente por la soja, estaríamos en problemas, nosotros y los chinos, me parece”, sentenció la mandataria, que dialogó con periodistas argentinos después de disertar en la Universidad de Negocios de Pekín.
Cristina consideró que “necesitamos hacer una relación comercial diferente” con China, ya que “el 82 por ciento de nuestras exportaciones son solamente cuatro productos y de bajo valor agregado, y el 98 por ciento de las exportaciones chinas a la Argentina son muchísimos productos, con mucho valor agregado”.
Venta de aceite de soja por material ferroviario
Por Alberto Breinlinger (*)
Especial para Hoy
Ante el cierre de las importaciones por parte del país asiático del aceite de soja, que genera miles de millones de dólares de recaudación al año, y que es producido por tres corporaciones oligopólicas, nuestra primera dignataria se vio forzada a viajar a los fines de destrabar este grave problema.
Sin embargo, nada es gratis y menos aún cuando estamos tratando con un coloso comercial e industrial que ambiciona con pasar a ser la primera potencia mundial en menos de dos décadas. Así, entonces, es que viajó con una nutrida comitiva de empresarios a los fines de generar negocios. Sin embargo, el principal negociador ya está en China y se llama Franco Macri, que además de haber introducido al país la marca de automóviles Cheri, fabricada íntegramente en China, ahora tiene como objetivo facilitarle la gestión a Cristina a partir de la compra de 7.500 millones de dólares de material ferroviario, entre vagones y locomotoras.
Según las versiones, no todavía confirmadas, se trataría de unidades nuevas, no como las importadas hace 5 años desde España y Portugal, que se encuentran sin destino arrumbadas hasta que se consigan los repuestos, que modernizarían las condiciones lamentables de nuestro servicio ferroviario.
La pregunta que debería hacerse el Gobierno y la oposición, que nada dice, es por qué nuestro país, que produce 50.000 autos mensuales, no puede desarrollar una industria ferroviaria moderna y eficiente, para lo cual cuenta con varios talleres abandonados; como así también con un ministerio nacional cuya finalidad es la tecnología y la innovación; y una rica historia a partir de que el actual material rodante fue fabricado hace 40 años en los talleres Mater Fer de Córdoba.
Con esta negociación perversa se afianzará una nación de perfil agroexportador, a pesar de que la soja podría utilizarse para biocombustibles y la Argentina está en condiciones de desarrollar una industria ferroviaria que es multiplicadora de otras industrias, como la construcción, metalmecánica, mecánica, informática, etc. Y así dar trabajo a cientos de miles de desocupados y subocupados, integrando, asimismo, con menores costos y mayor logística, a las distintas regiones geográficas, e incluso para convertirnos en exportadores de esta industria que cayó en el olvido.
Lamentablemente, este es un debate ausente, solamente y aisladamente son pocos los políticos que lo asumen y demasiados los negocios e intereses que lo impiden.
FUENTE: DIARIO HOY
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