"EL ISLAM NO TIENE NADA QUE VER CON LA VIOLENCIA EN IRAQ"
Carta del jefe de la Iglesia Siro-ortodoxa
DAMASCO, miércoles 3 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- “Exhortamos a los jefes de todos los países árabes y de la Liga Árabe, las Naciones Unidas y los gobernantes del mundo a que erradiquen el terrorismo y los abusos que están ensangrentando a los cristianos de Iraq”. Lo afirma en una carta su santidad Moran Mar Ignatius Zakka I Iwas, patriarca de Antioquía y de todo Oriente, y jefe supremo de la Iglesia Siro-ortodoxa universal.
“Con gran dolor y pena –se lee en el sitio web del Patriarcado, cuya sede está en Damasco, Siria--, seguimos lo que está sucediendo en Iraq y especialmente a los cristianos víctimas de persecuciones, asesinatos, saqueos, secuestros y actos sacrílegos: parece que el diablo haya enrolado a estos hombres para extender el caos en el país y entre la gente”.
“No sabemos –añade la carta- por qué los cristianos que han sido siempre fieles a su patria y fieles a la herencia de su amado país Iraq son tomados ahora como objetivo. Habíamos publicado ya otras denuncias contra estos comportamientos inhumanos que están lejanísimos de la religión”.
“Desgraciadamente –subraya--, estos criminales realizan sus actos en nombre de la religión, pero el Islam es completamente extraño a ellos”.
El jefe de la Iglesia Siro-ortodoxa se interroga sobre las posibles razones que están en el origen de estas violencias: “Hay quizá un complot para vaciar Iraq de los cristianos que son autóctonos de aquél país? ¿O hay proyectos patrocinados por manos desconocidas que algunos llaman un día sionismo y el otro venganza, o quizá por un grupo fuera de la ley que tiene como religión los abusos en perjuicio de los demás?”.
“No hay nada que nos convenza de por qué el Estado no es capaz de arrestar y dar el justo castigo a estos rebeldes y fuera de la ley, que están lejos de los principios propios de la religión, del poder, del Estado, de la ley y de la humanidad”, añade la carta.
“Esto nos hace dudar de las intenciones de los responsables a los que pedimos individualmente y colectivamente que obtengan justicia para los oprimidos para que no podamos ver a nuestros hijos inocentes mientras son degollados, asesinados, saqueados sin que nadie ponga fin a ello”, concluye.