HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 9 de julio de 2009

TEDEUM

Hay que unir la acción social y política con la moral

San Miguel de Tucumán, 9 Jul. 09 (AICA)

“La difícil situación que estamos atravesando y que compromete a nuestro país nos pide a todos un suplemento de alma, un suplemento de espiritualidad. La seriedad de los desafíos que tenemos nos exige unir la relación entre la acción social y política y la moral que inspira nuestro pensar y nuestro obrar”, dijo el arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Villalba, al presidir en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación el tedéum por el 193º aniversario de la declaración de la Independencia.
Delante de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador tucumano José Alperovich y otros funcionarios nacionales y provinciales, el prelado consideró que “la celebración de esta fecha patria nos debe ayudar a renovar nuestro esfuerzo y solidaridad para forjar una sociedad mejor, donde todos puedan vivir con felicidad”.
“Demos gracias a Dios e invoquemos la protección de Nuestra Señora de la Merced sobre nuestra querida Patria y por el bien espiritual y material de todos los argentinos”, pidió.
Tras destacar que “Dios nos acompaña desde los orígenes de nuestra patria”, explicó que “hoy agradecemos a Dios por nuestro país y le pedimos su bendición, a fin de que la prosperidad y el desarrollo alcancen a todos sus habitantes”. Monseñor Villalba recordó que “la patria nos necesita a todos” y reclama ante todo “honestidad, transparencia. En una palabra, la moral de todos sus ciudadanos, comenzando por quienes tienen mayores responsabilidades políticas, económicas, sindicales, culturales, religiosas”. El prelado tucumano sostuvo que la patria necesita de hombres virtuosos, porque, recordó, “la grandeza de los pueblos se mide, en primer lugar, por sus fuerzas espirituales”, pero lamentó que en la sociedad argentina “parecería que la palabra virtud ha pasado de moda. A veces hasta se la identifica con ‘ridículo’. Parecería que a la palabra ‘virtud’ o ‘virtuoso’ sólo se la menciona en el catecismo”.

Asimismo, destacó tres virtudes sociales que deberían primar en la sociedad.

En primer lugar el amor al prójimo, entendido como caridad. Una caridad que “es paciente, es benigna; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha de orgullo, no es descortés, no es interesada; no se irrita, no piensa mal, no se alegra de la injusticia; se complace en la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera”. También se refirió a la benevolencia, que en “la arena difícil y dramática de la vida social, se distingue por un estilo calmo, por la capacidad de valorar lo mejor de cada persona y de cada propuesta, por el esfuerzo por disminuir los contrastes e instaurar un tipo de relación familiar y amical, comenzando por el lenguaje y que no olvida que, aun en el fervor del debate, todos somos personas humanas”. “La sabiduría está siempre de parte de la benevolencia y nunca de parte de una mezquina malevolencia, que antes que dañar al que la recibe, humilla al que la realiza”, subrayó. En tercer lugar, monseñor Villalba nombró la mansedumbre, que es “lo contrario a la arrogancia, entendida como la opinión exagerada de los propios méritos, que justifica el atropello. La mansedumbre es contraria a la prepotencia”.
“El manso no guarda rencor, no es vengativo. No da vueltas sobre la ofensa recibida, no reabre las heridas. Atraviesa el fuego sin quemarse, no se altera. Mantiene la propia compostura”, señaló. El arzobispo advirtió además que “la mansedumbre no pone en el primer lugar el poder y la supremacía; por el contrario, sabe hacer gestos valientes, de paz, de diálogo”. “La mansedumbre permite ponderar los diversos aspectos de los problemas y privilegia la convergencia positiva. Supera las parcialidades y ve el conjunto, que es el fundamento para promover el bien común. Porque el bien común siempre pedirá el sacrificio de algún aspecto particular y la pretensión de afirmar de manera absoluta el propio punto de vista”, concluyó.

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