El actual Secretario de Comercio Interior de la Argentina, Guillermo Moreno, alias el gurka, es uno de los “primeros lanzallamas" de Néstor Kirchner. Se lo podría denominar como una de las primeras espadas del gobierno, pero sería adjudicarle cierna elegancia que no posee. Hace pocas horas, y ahora que predomina un cierto tufillo a velorio en el gobierno nacional, ha sido protegido pública y corporativamente por Aníbal Fernández. ¿Estamos en contra de las corporaciones? De algunas si, sobre todo la de los “profesionales del oficialismo”, cualquiera sea este. Los gurkas históricos y contemporáneos o los condotieros de la Europa medieval, se caracterizaron siempre por su disposición y contrato a realizar la tarea sucia de vanguardia en los escenarios bélicos. Notoria y distintiva ha sido la ferocidad para acometer la tarea y para los cuales el mote de mercenarios es insuficiente y hasta erróneo en una tarea de caracterizarlos. Pero quizás no sea tan así el caso de Guillermo Moreno y Aníbal Fernández, su defensor. O al menos como se los quiere pintar, en una prolongada maniobra distractiva: mientras “los malos de la película” encandilan, la maldad verdadera señorea en el campo orégano. La situación puesta de manifiesto y los dichos del nuevo Jefe de Gabinete, respecto de “que Moreno cumplía órdenes” y “él hace lo que Cristina le manda”, más se parecen a argumentaciones de burócratas de una ruidosa retirada. ¿Ayudan estos dichos a la tardía maniobra oficial para crear condiciones para una negociación siempre rechazada por ellos mismos? Creemos que estos funcionarios están nerviosos y creen que ayudarse a sí mismos, es lo que conviene. Si Moreno cumplía órdenes como un soldado, y esto está planteado desde la nobleza y la disciplina, ¿Por qué no se podría hacer el mismo análisis y altruista justificación de todas las “obediencias debidas”? Quizás en el fondo se participa del mismo universo y lógica de lo tan criticado y que fuera el gran caballito de batalla de los demócratas Néstor y Cristina. El fin de varios se aproxima, como un anuncio más del fin de una época. Tiempos de tensión, dispersión y lealtades caídas, se han instalado en el campamento Kirchnerista.HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
domingo, 12 de julio de 2009
OBEDIENCIA DEBIDA
El actual Secretario de Comercio Interior de la Argentina, Guillermo Moreno, alias el gurka, es uno de los “primeros lanzallamas" de Néstor Kirchner. Se lo podría denominar como una de las primeras espadas del gobierno, pero sería adjudicarle cierna elegancia que no posee. Hace pocas horas, y ahora que predomina un cierto tufillo a velorio en el gobierno nacional, ha sido protegido pública y corporativamente por Aníbal Fernández. ¿Estamos en contra de las corporaciones? De algunas si, sobre todo la de los “profesionales del oficialismo”, cualquiera sea este. Los gurkas históricos y contemporáneos o los condotieros de la Europa medieval, se caracterizaron siempre por su disposición y contrato a realizar la tarea sucia de vanguardia en los escenarios bélicos. Notoria y distintiva ha sido la ferocidad para acometer la tarea y para los cuales el mote de mercenarios es insuficiente y hasta erróneo en una tarea de caracterizarlos. Pero quizás no sea tan así el caso de Guillermo Moreno y Aníbal Fernández, su defensor. O al menos como se los quiere pintar, en una prolongada maniobra distractiva: mientras “los malos de la película” encandilan, la maldad verdadera señorea en el campo orégano. La situación puesta de manifiesto y los dichos del nuevo Jefe de Gabinete, respecto de “que Moreno cumplía órdenes” y “él hace lo que Cristina le manda”, más se parecen a argumentaciones de burócratas de una ruidosa retirada. ¿Ayudan estos dichos a la tardía maniobra oficial para crear condiciones para una negociación siempre rechazada por ellos mismos? Creemos que estos funcionarios están nerviosos y creen que ayudarse a sí mismos, es lo que conviene. Si Moreno cumplía órdenes como un soldado, y esto está planteado desde la nobleza y la disciplina, ¿Por qué no se podría hacer el mismo análisis y altruista justificación de todas las “obediencias debidas”? Quizás en el fondo se participa del mismo universo y lógica de lo tan criticado y que fuera el gran caballito de batalla de los demócratas Néstor y Cristina. El fin de varios se aproxima, como un anuncio más del fin de una época. Tiempos de tensión, dispersión y lealtades caídas, se han instalado en el campamento Kirchnerista.Entradas populares
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