Faltan pocos días para las elecciones nacionales legislativas en la Argentina, versión 2009. Las elecciones de medio mandato presidencial. Un tradicional termómetro político de la gestión de gobierno en nuestro país. En esta ocasión no va a ser el juicio u opinión sobre tan solo dos años de Cristina de Kirchner en el poder. Por imperio de una crisis importante, primero nacional y luego internacional, va a ser una suerte de balance plebiscitario sobre toda la era Kirchner hasta ahora. Seis años en total. Ha sido una campaña electoral caracterizada por la ausencia de proyectos creíbles para una población indiferente. Carencia de política y abundancia de golpes bajos. Todos los discursos están gastados. Incluido el del voto en blanco, que siempre cosecha su porcentaje. Los hechos oficialistas u opositores, confirman la incredulidad y le dan sustento a la desconfianza de la gente. Vastas porciones del pueblo argentino, en una suerte de conspiración del silencio, se han clandestinizado. Al menos su opinión. En general mienten, y lo bien que hacen, sobre todo a las encuestadoras. La encuesta ya es la propuesta, el mensaje. Han inventado y ponderado al elector “indeciso” ocupando una “indecisa” e importante franja del electorado, y que es manejada a gusto y placer por las empresas que miden opinión o directamente por sus clientes. Porqué no medirán la indecisión mayúscula de la suelen hacer gala unos cuantos dirigentes. ¿Es errático el pueblo argentino o algunos de sus mal llamados dirigentes? El fanatismo por la publicidad, el protagonismo mediático, las encuestas, etc., y de las que son adictos la inmensa mayoría de los candidatos, bastaría para una reveladora radiografía sin el esqueleto sostén. También existen pequeñas usinas ideologizadas, que terminan siendo funcionales a “la astucia de los hijos de este mundo.” A pesar de ser víctimas de la democracia renga, le adjudican al voto y su temporalidad, la máxima y quizás única oportunidad valedera para “decidir.” Pero, como siempre, una de cal y otra de arena. Veteando todo el espectro social argentino, casi diríamos, transversalmente y para todos los habitantes del llano, se presiente la tradicional irreverencia popular que habita en todos como poderosa reserva ecológica.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
lunes, 22 de junio de 2009
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