Por actitud, naturaleza, pensamiento y discurso desde el oficialismo degradan ex profeso a Perón y alimentan el peor gorilismo al emparentarlo con Kirchner. No solo no son parientes. Ni siquiera parientes lejanos. Ni vecinos y pareciera que tampoco connacionales. Solamente a un gorila y a un antiperonista acérrimo se les puede ocurrir la idea de comparar, poner en paralelo a Kirchner con Perón. Primera falla, y segunda si es que se intenta, presentarlo a Kichner como continuador del General. Ya hace unos años, Menem se planteaba a sí mismo como su mejor discípulo. ¿Seguirá por ese camino el matrimonio presidencial? Recordemos que hace tan solo unos pocos años Néstor Kirchner, apostando todavía a que el montaje de la inconsistente propuesta transversal progre de izquierda le duraría para siempre, negaba al peronismo rotundamente. Mejor dicho lo negaba al mismísimo Perón y Cristina se dedicaba a practicar de Evita, imitándola al menos en la voz y los discursos. Amor profano. Cobra vigencia aquella histórica frase de Juan Domingo: “Mi único heredero es pueblo”. Sabias palabras que profetizaban sobre la salvaje profanación de su nombre y legado en los últimos tiempos. El escandaloso traslado de sus restos hace poco tiempo nos habla claramente de la separación tajante entre un pueblo emocionado a la vera del camino y los tironeos y tiroteos entre los nefastos sucesores. Lo que entre grupos gremiales enfrentados es directo y frontal, desde otros ámbitos, oficinas e inteligencia se es mucho más sórdido. Es contradictorio el comportamiento público del gobierno nacional, no así sus intenciones que nada tienen que ver con el peronismo y el no peronismo. No se trata de gobernar para el bien común que es nuestra gente y nuestra tierra, verdadero patrimonio nacional lastimado seriamente desde la conspiración de marzo de 1976. Como un estigma que pesa sobre nosotros, es la profanación de la memoria, de nuestra historia, de todos nuestros grandes hombres y mujeres. No se nos ocurriría jamás, comparar a Perón con Menem y los Kirchner o a Irigoyen con Alfonsín. Pero tengamos en cuenta que el contraste de las actitudes y los comportamientos son notorios.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
martes, 2 de junio de 2009
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