Ya se olvidaron de Tartagal, al que pensaban convertir en emblema de la campaña electoral del gobierno nacional. El matrimonio Kirchner se había apropiado, con los excesos de siempre, de esta catástrofe de la pobreza estructural. Uno opta y piensa, mientras les resuelvan la contingencia a las víctimas, nos parece importante que suceda. El chiquero posterior, la interna feroz de la pobreza, el olvido y cinismo gobernante demostraron que no se puede esperar nada. Pero sospechamos que esta actitud no es política de estado, al menos sincera y genuina. Los Kirchner ¿no tienen nada que ver con lo que pasa y ha pasado en el país con la pobreza? Al menos en los últimos cinco años. ¿Tan sorprendidos están, de las condiciones de vida en Tartagal? O viven en una nube de pedo o son excesivamente hipócritas. Nos inclinamos por lo último. Todo parece una actuación bastante final. “¡Ahora lo social, viejo!” “¡Así se combate la pobreza!” El que no ve, es porque no puede o porque tiene cegado e intimidado el corazón, porque hace rato ya todo es por demás de obvio. “Ley de bosques, gas domiciliario, ¡como puede ser que esta gente no tenga gas en su casa en la tierra del combustible! ¡Y tampoco agua potable!” Inmediatamente y en caliente por aquellos días, un refrito social en Olivos, con repeticiones de anuncios viejos y vehemencia ejecutiva para las cámaras de TV. Ahora le tocó a los Kirchner. Durante los últimos años todo el mundo se peleaba para ver quién se despegaba primero de Menem y luego de Duhalde. Nunca digas de este agua no beberé. Ya se empiezan a ver las colas de desafiliación al kirchnerismo. Aunque todo indicaría que el peor enemigo de este gobierno es él mismo. Porque enfrente no hay muchos. No hay aún masa crítica política que significa la salida pacífica, estable y soberana de todos los argentinos. Desde ese punto de vista, es la implosión y corrosión de sí mismo lo que más hace peligrar a la gestión Kirchner. Pero esa situación se puede prolongar y pueden llegar a sortear las próximas contiendas electorales con lo justo, pero suficiente. La poca sustancia de lo “otro” no nato aún, es el lamentable producido de décadas de vaciamiento político en la Argentina. En ese marco es bastante previsible, por ahora, el destino inmediato de nuestra patria.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
martes, 2 de junio de 2009
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