La reducción de la gestión política y/o gubernamental, reconoce en la Argentina actual extremos inimaginables no hace mucho tiempo atrás. Ya funciona como natural y lógico la incorporación automática, de las barbaridades más increíbles al paisaje cotidiano de la realidad política. Es decir, si uno mira exclusivamente el horizonte político. Este se ha transformado en un círculo vicioso de alternantes comportamientos y propuestas simétricas, que en nada modifican la condición y el destino de ese lugar, llamado supuestamente a producir la dirigencia gobernante de nuestro país. Un oficialismo, más lúcido y astuto, junto a una oposición gris puesta por sí misma en paralelo, conforman un panorama bastante aburrido, de golpes bajos y miserabilidades en caída libre. Salvo notorias y honrosas diferencias. Pero también hay un acompañamiento de una sociedad degradada, finalmente lo están logrando, y que solo esporádicamente da muestras de que respira profundamente. Esas esperanzadoras pruebas de vida son insuficientes aún. No reúnen ni masa crítica, ni dirigencia ad hoc y tampoco proyectos y alternativas viables y sostenidas que nos saquen del pantano social. Hace poco la senadora Hilda Chiche de Duhalde, de manera significativa, ha intentado correr y correrse del clinch político al cual muchos dirigentes, algunos muchísimo más que otros, se sienten como obligados a componer. Entorno a la futura votación en el senado por la reestatización de las AFJP, ya adelantó un voto contrario, no ideológico y preciso, en la dirección de su certeza del destino que este gobierno usando este estado, piensa darle a los fondos recaudados. Inteligentemente hace una crítica al comportamiento sin proyecto que algunos opositores se empeñan en encarnar, a pesar de la contundencia y veracidad de todas las denuncias penales proyectadas. Por elevación es también una crítica al propio oficialismo, acusado de poseer un proyecto y modelo para sí mismo y no para la Argentina. Por un momento, la dirigente bonaerense se ha salido de la letal simetría.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
lunes, 10 de noviembre de 2008
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