AFRIKA KORPS

Parte del Magreb y Egipto son los lugares elegidos para la incursión comercial de la fuerza expedicionaria encabezada por Cristina de Kirchner y compuesta por funcionarios, empresarios y el petardo de su hija, vigilada por una nube de agentes. La condición de ser un creciente mercado de nuestros productos agroalimentarios, es una de las principales razones de este desembarco en las costas del norte africano. No es menor el dato de los poderosos yacimientos de petróleo de Argelia y Libia, países especialmente incluidos en la agenda. No podían ignorar a Egipto por su importancia política y demográfica. Se ha conocido recientemente la intención de REPSOL-YPF de desprenderse de un porcentaje importante de las acciones de la empresa petrolera Gazprom, gigante energético ruso, se ha mostrado interesado en la operación. Recordemos que el actual presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, fue a la vez el último presidente de la más grande empresa petrolera y de gas del mundo. Parece que los intereses petroleros y mineros, cada vez más son públicamente razones de estado, involucrando a los propios presidentes de los países en todo tipo de gestiones oficiosas. En más de una ocasión hacen las veces de embajadores comerciales de esos intereses, más que de sus propios países. Circunstancialmente y de lejos, también Africa fue el escenario elegido por la Presidente para producir una notoria modificación en el discurso oficial de las últimas semanas. “Obviamente la Argentina sufrirá la crisis”, acaba de afirmar Cristina de Kirchner en esta incursión de “Korps” por los principales países del mediterráneo africano. Eligió una tribuna muy distante y en plena tarea “diplomática” para negarse a sí misma. Lo más probable es que las autoridades y dirigentes africanos no sepan cómo se había pronunciado antes. Hizo estas declaraciones sin que se le moviera un pelo, salvo por una ráfaga de viento procedente del desierto. Algunos de los anfitriones pensaron en el incómodo Simún, viento tórrido que se arma repentinamente desde las inmensidades de arena rumbo a Europa. Desconocen, tal vez, la costumbre patagónica de los Kirchner de lidiar desaprensivamente con vientos fuertes, aunque fríos, y otras tempestades nacionales.