Hace dos días, fueron depositados 750 kg de cocaína en las bóvedas del Banco Central. No es la primera vez que cargamentos de gran magnitud, secuestrados en operativos de la división drogas de la policía, son resguardados como un verdadero tesoro. Esto va ser así hasta que un juez dictamine su destrucción definitiva por medio del fuego. El origen de la droga tiene que ver con un operativo en un galpón de San Miguel, frente a Campo de Mayo. Existen sospechas de una supuesta negligencia policial por parte de tres efectivos que se habrían adelantado e intervenido sin una orden de allanamiento. Si se confirma, estamos en presencia de un viejo truco para darle ventaja procesal a los narcos y llegado el caso, invalidar todo el expediente. Es profunda la trama del narcotráfico con las policías provinciales y federal de la Argentina. Hubo muchos indicios del peligro que corría el cargamento de volver, aunque mermado, a sus antiguos dueños. Ante esto la justicia actuante en este caso, se sintió comprometida y ordenó el traslado y depósito de la droga en el Banco Central. ¿Estará seguro ahí? Quizás se esté cerrando el circuito ostensiblemente y el chiquero se haya generalizado a la vista de todo el mundo. En el estado argentino parece que ya hay bandas ligadas al narcotráfico enfrentadas entre sí. Estos grupos incluirían entre sus simpatizantes, según versiones concurrentes, a policías, jueces, legisladores, intendentes y funcionarios de varios niveles. También allí funcionaría el apriete, ajuste de cuentas y mejicaneadas. La inseguridad no perdona lugar ni persona, ¿o habría que denominarla de otra manera? Puede ser también que cuando la quemen, se trate solo de talco mezclado con algunos panes de droga, para el olor indicado por el procedimiento en regla, mi oficial. ¿Cómo se certifican estas operaciones de destrucción? Ya no quedan organismos confiables en la Argentina desde hace mucho tiempo, y ahora menos. El incremento generalizado del consumo, producción y tráfico de todo tipo de drogas en grados extremos, multiplica todas las sospechas y las certezas, en torno al verdadero rol de gran parte del poder político actual. Ya no se puede hablar de mera corrupción, que es un estado esporádico, excepcional y anormal en el funcionamiento de una comunidad. Hoy lo normal e institucional es la corrupción y el delito. Lo anormal e infrecuente es la justicia.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
viernes, 21 de noviembre de 2008
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