¿BRADEN O PERÓN?

En 1945 Perón tuvo la habilidad de simplificar el discurso y la consigna, logrando una síntesis pocas veces igualada en la Argentina moderna, aunque si muchas veces imitada. ¡Braden o Perón! se impuso claramente como el estandarte del “subsuelo sublevado”, al decir de Scalabrini Ortiz, frente a una oposición que no dejó error por cometer. La oportunidad se la brindaron los propios enemigos de Perón. Los británicos entre bambalinas como suele ser su estilo y los norteamericanos atropellando, creyeron equivocadamente que todo consistía en guapear a Perón y acusarlo de fascista. Pisaron el palito que el propio coronel les había puesto en el camino. Tensadas las posiciones, todo fue rédito que el futuro presidente se encargó muy bien de explotar. El éxito estuvo asegurado. El proceso estaba abonado por políticas concretas que lo definían profundamente, pero también hubo picardía y mucha suerte para el triunfo popular del 24 de febrero de 1946. “Suben las papas, sube el carbón. Y el 24 sube Perón.” La constitución de la oposición en la Unión Democrática, fue fatal para los planes políticos contrarios a Perón. El solo nombre elegido, con el tiempo se transformó en sinónimo de lo antinacional y antipopular por excelencia. De un lado Perón y el pueblo, del otro el embajador norteamericano y la Unión Democrática. Así de simple fue aquella historia. Hoy, han salido críticos de varios pelambres, a denostar la novedad de la alianza Carrió-Morales. Los menos originales ya la comparan con aquella Unión Democrática. Es verdad que un cierto aroma gorila, impregna la marcha de esta jugada netamente radical. Y para esta alianza con perfume alfonsinista, así planteado no deja de ser negocio ser medio gorila, al menos para las elecciones legislativas. Pero convengamos que si se habla de Unión Democrática, ¿quién vendría a ser Perón? ¿Néstor Kirchner? Como dicen los integrantes de la joven orquesta de tango El Arranque, en el título de uno de sus últimos temas recién estrenados: “Ni lo uno, ni lo otro, todo lo contrario.” Ayer, en una especie de rendición de lo actuado, Néstor Kirchner en San Vicente se dirigió a Perón y a Evita como nunca antes lo había hecho. Un nuevo golpe bajo, pero seguramente no el último.