HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 31 de octubre de 2008

EL NÉSTOR Y LA MUJER DEL NÉSTOR

“La jubilación no debe ser un negocio”, acaba de afirmar la presidente con un tono y una mirada digna de un estadista. La actuación o sobre actuación, ya lastiman y también dan vergüenza ajena. Cristina no solamente no es, sino que tampoco lo parece. No han sido años de políticas verdaderas y tampoco han parecido verídicas. Cada vez menos creíbles, cada vez menos margen para el artificio. La mujer de César no solo debía ser honesta y honrada, tenía además que parecerlo. Retenciones al campo y AFJP, dos secuencias paralelas. Quizás las únicas diferencias sean que son dos cajas distintas y que la última reacción del universo involucrado, es notoriamente otra. El asombroso parecido está en el origen y modo de las determinaciones expropiatorias de parte de Néstor, verdadero padre de las criatura. Desprolijas, salvajes, irreflexivas, notorias maniobras que nada tienen que ver con la distribución de la riqueza, la lucha contra la oligarquía, la construcción de hospitales, la protección y mejoramiento del sistema previsional o el ejercicio supuesto de las virtudes de un estado protector y justo. Ahora ante un embargo norteamericano de fondos de las AFJP por deudas a bonistas, Cristina desde El Salvador, ha salido a echarle la culpa a la prensa que confunde. En realidad jamás se pensó en estatizar el dinero que es de los trabajadores, argumenta la presidente. También a poco de andar y ante la alevosía, comienza necesaria y siempre tardíamente, la justificación ideológica, como que ahora la mitad de la deuda externa es culpa de la AFJP y lo suyo, como ya se sabe, es un combate a brazo partido contra nuestros leoninos acreedores. También, prisioneros de su propio discurso, alientan el circo legislativo, que no siempre les sale bien. Cristina y Néstor se parecen a lo que son. Para nada, a lo que dicen ser. ¿Y que son, sobre todo en este último tramo que involucra a los dos acontecimientos confiscatorios? Para algunos son locos. Pretendemos mejorar la descripción para no justificarlos tan fácilmente. Patéticos cuadros de la destitución de la política y el bien común. Agazapados y angurrientos, adictos a lo peor de si mismos, esperan cualquier oportunidad para abalanzarse sobre la bolsa. Desencajados, apenas pueden ocultar la mueca terrible de la ambición sin rumbo. Incrédulos, se burlan de la fe. Porque ellos saben que les corroe toda fundamentación ensayada para justificar y mal, sus actos. Cínicos, porque actúan pensando que todas las personas en el fondo son miserables y de estar en el poder harían lo que ellos hacen. Irreverentes sin límites, no poseen ningún tipo de jerarquías por encima de ellos ante la cual humillarse, al menos como límite. No los conmueve ninguna autoridad, como no sea su propia ambición y soberbia. Su vigencia se corresponde con los resultados de una larga prédica de la inacción. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?

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