Existe una variante del periodismo profesional, los que ejercitan el método de la excesiva información “opositora”. Mucha de ésta información inclusive suele ser de dudosa factura o por lo menos tediosa verificación.
Entonces suele funcionar el mecanismo de saturación que produce rechazo o el efecto contrario. Tanta información detallada y toda junta, produce un repudio interior de la mayoría de los receptores. Al principio suele ser vergonzante, es decir no reconocido e íntimo. Pero luego suele ser más eficaz y se transforma en adhesión… a lo criticado por la fuente emisora. ¿Es un error? A veces sí, es decir produce el efecto no buscado.
Pero la mayoría de las veces suele ser el objetivo perseguido. Mucha de esta prensa es, también, tan impresentable que obviamente produce un alineamiento con lo supuestamente criticado. “¿Ésta es la oposición? ¿Éstos son los escribas y pensadores de la oposición? ¿Esto dicen y de ésta manera? Mejor me quedo con malo conocido.” Parecería ser ésta la secuencia buscada.
Por otro lado, ¿existe la prensa opositora?, como concepto me refiero. ¿Es posible? Sería ponerla en una dinámica y lógica absolutamente reduccionista. Lo que pasa es que muchos periodistas y medios aceptan el convite, de ser “opositores”, y esto es lo que confunde. Yo puedo no estar de acuerdo para nada con un gobierno, con una gestión, con un dirigente, etc., lo digo o lo escribo. ¿Y? ¿Eso me convierte en opositor? Y si digo o escribo lo contrario, ¿me convierto en oficialista? ¿Estos son los únicos andariveles por los que transita la pertenencia? En éste péndulo pretenden hacer hamaca a unos cuantos. Aspiro simplemente a decir lo que pienso, más allá de la abundancia y excelencia de la información.
Entonces suele funcionar el mecanismo de saturación que produce rechazo o el efecto contrario. Tanta información detallada y toda junta, produce un repudio interior de la mayoría de los receptores. Al principio suele ser vergonzante, es decir no reconocido e íntimo. Pero luego suele ser más eficaz y se transforma en adhesión… a lo criticado por la fuente emisora. ¿Es un error? A veces sí, es decir produce el efecto no buscado.
Pero la mayoría de las veces suele ser el objetivo perseguido. Mucha de esta prensa es, también, tan impresentable que obviamente produce un alineamiento con lo supuestamente criticado. “¿Ésta es la oposición? ¿Éstos son los escribas y pensadores de la oposición? ¿Esto dicen y de ésta manera? Mejor me quedo con malo conocido.” Parecería ser ésta la secuencia buscada.
Por otro lado, ¿existe la prensa opositora?, como concepto me refiero. ¿Es posible? Sería ponerla en una dinámica y lógica absolutamente reduccionista. Lo que pasa es que muchos periodistas y medios aceptan el convite, de ser “opositores”, y esto es lo que confunde. Yo puedo no estar de acuerdo para nada con un gobierno, con una gestión, con un dirigente, etc., lo digo o lo escribo. ¿Y? ¿Eso me convierte en opositor? Y si digo o escribo lo contrario, ¿me convierto en oficialista? ¿Estos son los únicos andariveles por los que transita la pertenencia? En éste péndulo pretenden hacer hamaca a unos cuantos. Aspiro simplemente a decir lo que pienso, más allá de la abundancia y excelencia de la información.
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