HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 1 de octubre de 2015

LA ECONOMÍA DE LOS ARGENTINOS DE A PIE.


    Por Diario HOY.- El kirchnerismo dejará una herencia económica preocupante para el ciudadano medio, que ve cómo su situación desmejora sin posibilidad de crecimiento. La distorsión oficial que pone en riesgo a las familias Las dudas que genera el pago o no, por parte del gobierno nacional, del Boden 2015, que implicará el desembolso de más de 6.000 millones de dólares en los próximos días, ha teñido el futuro económico del país de un creciente pesimismo e incertidumbre. El horizonte de la economía argentina está plagado por el estancamiento, un complejo cuadro inflacionario, el desempleo, la pérdida del poder de compra de los salarios, restricción a las exportaciones e importaciones, cepo cambiario y crisis por el dólar, que ha sumergido al país en una fuerte agonía. Los errores estratégicos de la conducción económica nacional que encabeza Axel Kicillof, han dejado a la Argentina sin margen para generar políticas que puedan posibilitar la recuperación económica, el nivel de actividad y de empleo, y así cambiar este presente complicado que vive la población. Uno de los efectos centrales del estancamiento, es la desvalorización progresiva de la moneda nacional, que viene sufriendo un proceso de deterioro vía precios, que sumado a la creciente inflación hace que el dinero valga cada día menos, repercutiendo en una menor capacidad de compra, afectando a la mayoría de la población que vive de ingresos fijos. Si a esto se le agrega que en la Argentina hay poco más de 6 millones de jubilados y alrededor de 11 millones de trabajadores, tanto regulares como irregulares, la capacidad de compra que tienen los jubilados o los trabajadores en actividad se achican, con ingresos que vienen ajustándose por debajo del ritmo de la inflación, por lo tanto los ingresos que obtienen gran parte de la ciudadanía tienen menos capacidad de compra que hace uno o dos años atrás.
Deformación K 


 Tres cuartas partes de la población gana menos de lo que necesita para vivir, todo un síntoma de que el derrame para abajo del que se suele hablar mucho en el relato K, no llegó a la pirámide de la base social, perjudicando a los que menos tienen y aumentando la sensación de empobrecimiento de los argentinos, que se extiende en vez de disminuir. El cambio constante en las reglas económicas ejecutado por el oficialismo, ha llevado a que ni siquiera los considerados “delincuentes económicos” quieran entrar al país. Esta situación puede observarse en la escasa aceptación que tuvo el blanqueo de capitales lanzado por el kirchnerismo y que en el día de ayer, en forma increíble, fue prorrogada por novena vez consecutiva, lográndose recaudar menos del 40% de lo esperado cuando se lanzó. Uno de los efectos nocivos de la mala praxis económica K, ha sido que millones de argentinos hayan cambiado sus hábitos de consumo, dejando de consumir primeras marcas, adquiriendo ahora segundas o terceras marcas, o directamente comprando productos sueltos de limpieza y de comida, dando muestras de cuánto afecta al ciudadano de a pie el deficiente manejo de la economía hecho durante la mal llamada década ganada. La fuerte desvirtuación que ha sufrido la economía, ha conseguido que buena parte de la población haya restringido sus gastos, viéndose cómo el esparcimiento es ya un bien de lujo para los argentinos, así como también se observa una disminución de alumnos en los colegios privados y la ropa de calidad ha quedado a un lado, registrándose un aumento de la vestimenta en liquidación. Estas circunstancias dejan de manifiesto cómo a lo largo de la larga década kirchnerista la Argentina no ha sufrido ningún cambio en su estructura económica, originando problemas de difícil resolución para la administración que asuma en diciembre y dejando un escenario repleto de escepticismo e inseguridad al corto y mediano plazo. 

 Deterioro creciente 

 El desgaste de la economía se ha ido acelerando, haciendo que el poder de consumo de los argentinos decaiga paso a paso, logrando que los hogares con mayores ingresos hayan ganado más dinero que antes y los sectores de menores ingresos se mantuvieran estancados o ganaran menos, complicando aún más su situación personal. Datos de la economía diaria muestran cuán alejado está el discurso oficial de lo que pasa en la realidad, ya que en lo que va de 2015 la recaudación ha crecido a un ritmo del 30% cuando el Gasto Público se ha incrementado en un 45%, dejando un desfasaje en las cuentas públicas imposible de disimular. De las arcas del Banco Central se pierden alrededor de 100 millones de dólares por día y uno de cada 3 billetes de la moneda norteamericana que tiene el organismo público son yuanes debido a la instrumentación de los swap con China, marcando el enclenque escenario que vive la economía nacional. 

 Cortoplacismo y desconcierto 

 Una de las mayores complicaciones a nivel económico para la Argentina es la permanencia de una inflación elevada y persistente, que promueve el cortoplacismo en detrimento del ahorro y la inversión. En la década kirchnerista se agotaron todos los stocks y no se supo generar un ahorro genuino que sirviera para el crecimiento nacional, evidenciando la falta de criterio reinante en el Ministerio de Economía. Esta situación tiene su correlato en una menor inversión productiva y social, lo que redunda en infraestructuras deficitarias, elevando en forma creciente la pobreza y la miseria. Desde el kirchnerismo no se admiten los problemas, sino que por el contrario, se los niega. Sin una política industrialista por delante, el relato oficial se quedó sin nada, y sólo salta a la luz la falta de un programa económico que pueda volver a colocar a la Argentina en el lugar de privilegio que nunca debió haber perdido.

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