Por Diario HOY.-
Integrantes del organismo gubernamental que facilitó el ingreso de narcotraficantes se reciclan en la administración K. Uno de ellos hasta ocupa un puesto estratégico en la unidad que debería combatir el lavado de dinero, actividad ilícita que se nutre de los recursos generados por la venta de estupefacientes
En 2004, un año después de asumir como presidente, Néstor Kirchner puso a su odontólogo personal, José “Bochi” Granero, a cargo de un organismo que luego tuvo un rol primordial en lo que fue el crecimiento desenfrenado en la producción, comercialización y exportación ilegal de estupefacientes desde la Argentina. Nos referimos, concretamente, a la Secretaría de Programación de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
Con la asunción de Granero en la Sedronar, el kirchnerismo no sólo le dio un sueldo en el Estado a quien supo arreglar caries, hacer tratamientos de conductos y colocar prótesis en las dentaduras de los integrantes de la familia presidencial. El tema era mucho más profundo ya que en el período en que Granero estuvo al frente de la Secretaría, se le abrieron las puertas al narcotráfico en la Argentina como nunca antes en la historia del país. De hecho, la importación de efedrina, que es uno de los insumos principales que se utiliza para la producción de drogas sintéticas, creció de forma alarmante: en poco más de un lustro, nuestro país pasó de recibir 1.190 kilos de este alcaloide por año a 20.450 kilos en 2007, cuando se registró el pico máximo de importación (ver aparte).
En aquel entonces, junto a Granero, trabajaba codo a codo un joven estudiante de Sociología llamado Federico Zinni, que sin haberse recibido (lo hizo recién en 2010) llegó a ocupar uno de los cargos más importantes dentro de la Secretaría: fue Responsable Técnico-Administrativo de la Dirección de Evaluación y Análisis Técnico del Tráfico Ilícito de Drogas.
Ahora bien, en el año 2011, Granero tuvo que salir eyectado del cargo al quedar imputado en la causa por la mafia de la efedrina, pero a Zinni lo protegieron, se recicló y actualmente ocupa una banca en el consejo asesor de la Unidad de Investigación Financiera (UIF), que preside el economista platense José Sbattella, en representación de la propia Sedronar. Recordemos que Sbattella es uno de los principales garantes de la impunidad K ya que, como titular de la UIF, brindó protección a personajes corruptos como Hebe Bonafini, Amado Boudou y el empresario Lázaro Báez, testaferro de la familia presidencial. Es decir, uno de los principales funcionarios, acusados de formar parte de una gestión seriamente sospechada de haber favorecido a narcotraficantes, fue puesto en un organismo que debería dedicarse a combatir el lavado de dinero que hacen esos mismos mercaderes de la muerte. Un verdadero absurdo, típico de un gobierno que arrastra niveles de corrupción nunca antes visto en la Argentina. Fue tan evidente la decisión de proteger a Zinni, que ni siquiera se percataron que no reúne las mínimas condiciones para integrar un organismo dedicado a combatir el lavado de activos, como hablar distintos idiomas, tener conocimientos técnicos específicos y estar vinculado con distintos organismos internacionales que se dedican a combatir un delito global como es el lavado de dinero que se nutre, principalmente, de actividades ilícitas como es la venta de drogas.
Ahora bien, en el año 2011, Granero tuvo que salir eyectado del cargo al quedar imputado en la causa por la mafia de la efedrina, pero a Zinni lo protegieron, se recicló y actualmente ocupa una banca en el consejo asesor de la Unidad de Investigación Financiera (UIF), que preside el economista platense José Sbattella, en representación de la propia Sedronar. Recordemos que Sbattella es uno de los principales garantes de la impunidad K ya que, como titular de la UIF, brindó protección a personajes corruptos como Hebe Bonafini, Amado Boudou y el empresario Lázaro Báez, testaferro de la familia presidencial. Es decir, uno de los principales funcionarios, acusados de formar parte de una gestión seriamente sospechada de haber favorecido a narcotraficantes, fue puesto en un organismo que debería dedicarse a combatir el lavado de dinero que hacen esos mismos mercaderes de la muerte. Un verdadero absurdo, típico de un gobierno que arrastra niveles de corrupción nunca antes visto en la Argentina. Fue tan evidente la decisión de proteger a Zinni, que ni siquiera se percataron que no reúne las mínimas condiciones para integrar un organismo dedicado a combatir el lavado de activos, como hablar distintos idiomas, tener conocimientos técnicos específicos y estar vinculado con distintos organismos internacionales que se dedican a combatir un delito global como es el lavado de dinero que se nutre, principalmente, de actividades ilícitas como es la venta de drogas.
El propio Zinni reconoce, en su currículum, que su nivel de inglés es “intermedio” y que ni siquiera ha podido concluir sus estudios en ciencia política y relaciones internacionales.
“La mayoría de la gente que quedó durante años trabajando en la Sedronar ha sido cómplice de que el problema del narcotráfico se haya ramificado en todo el país. Porque evidentemente ellos no hicieron nada para cambiar esta situación, sino que por el contrario avanzaron en la conformación de un Estado mafioso que sirvió para que la mafia enquistada en el poder realice grandes negocios con la droga. Y esto se hizo matando a miles de pibes a los que arrastraron a un infierno de consumo y adicción. El término mafiosidad se utiliza cuando la corrupción se casa con el crimen organizado”, le dijo a Hoy el legislador porteño y titular de la ONG La Alameda, Gustavo Vera, quien mantiene una estrecha relación con el Papa Francisco que se remonta a la época que el Sumo Pontífice era Arzobispo de Buenos Aires. Ambos realizaron acciones conjuntas para denunciar la red de talleres clandestinos y la proliferación del narcotráfico. El propio Vera identificó, con datos concretos y precios, las cocinas de drogas de máxima pureza que funcionan en la Villa 1.11.14 de Capital Federal, que son custodiadas por un ejército de más de 300 sicarios armados con fusiles FAL.
Fallas notorias
Granero, y otros cinco funcionarios de la Sedronar, actualmente se encuentra procesados en causa que se investiga en el Juzgado a cargo de María Romilda Servini de Cubría. Se los acusa de ser coautores y de partícipes necesarios por "haber ingresado al país materias primas destinadas a la fabricación de estupefacientes”, habiendo efectuado presentación ante la Aduana y alterando posteriormente su destino de uso.
La causa se abrió por los testimonios de un proceso previo que se seguía en el Juzgado Federal N° 8 por orden de la Cámara Federal
“No se investiga el lavado de dinero”
Por Claudio Izaguirre (Presidente de la Asociación Antidroga de la Argentina)
Especial para Hoy
La labor del Sedronar a lo largo del kirchnerismo ha sido pésima, y por varias razones. En principio lo que se dejó de hacer es trabajar en el lavado de dinero, porque se le separó esa actividad creándose la UIF. A partir de ahí la Secretaría no pudo intervenir más en las investigaciones para el tema del lavado de dinero. Más adelante Aníbal Fernández, cuando era ministro del Interior, le sacó a la Sedronar la potestad de hacer campañas informativas y preventivas; más adelante lo que hicieron fue desguazarla sacándole el tema del narcotráfico para que pase bajo el área de Sergio Berni; entonces lo único que hace hoy día es dar becas.
Algunos políticos hablan por estas horas de la creación de una Policía para combatir el Narcotráfico, que es lo que se quería crear cuando se inició la Sedronar. O sea, la lucha contra el narcotráfico estaba compuesta por gente de todos los equipos de inteligencia y de las fuerzas de Seguridad: hoy nada de eso existe. Por eso tenemos decenas de cárteles instalados en la República Argentina con la consecuente producción de cocaína a gran escala, la exportación de cocaína por todos los ríos, tierra y aire, y la comercialización de droga a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.