Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
A partir de la última ley de inteligencia y el nacimiento de la AFI, el nuevo organismo de inteligencia (ex SIDE), empezó a hacer ruido una polémica con respecto a despachos y mobiliarios en el departamento de escuchas telefónicas, que pasó a depender de la procuración general. En este caso están bajo la lupa la delegada Alejandra Gils Carbó, la fiscal Cristina Caamaño y Josefina Kelly, la ex jefa del sector involucrado. El conflicto apareció cuando a esta última funcionaria le agregaron una nueva responsabilidad que no está incluida dentro de las tareas que el puesto exige y tampoco en su currículum: “encargada de recursos humanos y mobiliarios”. De esta manera, Kelly no tardó en buscar excusas para, en primer lugar, desplazar a Gabriel Martino, el presidente de HSBC. Otra de las cuestiones de las que decidió hacerse cargo es del reparto de las oficinas del famoso edificio de Valencia de los Incas, en el cual obligó a Caamaño a ocupar su despacho vacío con mobiliario de la procuración general.
La fiscal tampoco queda fuera del juego y también se encarga de tareas que su puesto no amerita: escuchas telefónicas sin orden judicial sobre dirigentes políticos como Gustavo Vera y Julio Piumato, secretario general de los empleados judiciales, que son los quienes tienen un enfrentamiento con Alejandra Gils Carbo. Además, estos funcionarios de la justicia aseguraron que por sus denuncias por narcotráfico empezaron a observar que sus movimientos políticos son analizados y vigilados por el oficialismo, un aliado clave para que estas redes puedan funcionar.
Kelly tampoco es ajena a la problemática de las escuchas y se suma a las mismas tareas ilegales que su colega Caamaño pero sobre aquellos que pertenecen al mundo financiero y se cubre bajo la teoría de Axel Kicillof, que afirma que “el dólar blue sube porque los banqueros se reúnen y conspiran en contra del gobierno ya que quieren que el plan del modelo fracase”. Sin embargo, la realidad derriba las declaraciones del ministro, ya que la desestabilización de la economía es inminente. Esto se debe a que el plan de consumo no duró lo que el funcionario esperaba y la brecha con el blue se disparó. A semanas de definiciones electorales, devaluar sin plan no es una opción viable para pelear en las urnas; mantener la restricción al dólar tampoco es una buena estrategia.
Daniel Scioli también conoce el escenario y no quiere volver a cometer el error de sus antecesores, como Duhalde o Angeloz, que se enfrentaron a los ministros de economía de sus propios gobiernos, ya que pondría en peligro su candidatura presidencial.
La única opción que Kicillof consideró menos desfavorable para su imagen como político, olvidando los valores éticos, fue encargarle a Kelly, una de sus fieles funcionarias camporistas, que descubra a través de las escuchas ilegales los movimientos especulativos, para que pueda adelantarse a los banqueros y culparlos de los problemas financieros y económicos a los que se enfrenta el país.