Por Carlos Tórtora/El Informador.-
Los nuevos datos de la realidad van imponiendo sobre la marcha correcciones permanentes a las estrategias electorales. La semana que pasó, luego del castigo mediático sufrido por Máximo Kirchner por su supuesta cuenta en el exterior, la Casa Rosada tuvo un cierto alivio con la firma del acuerdo en materia nuclear suscripto entre los EEUU e Irán.
El acuerdo prevé la relajación de las sanciones comerciales que Occidente impuso sobre Irán y estrictos controles para permitirle desarrollar energía nuclear, sin que eso implique la fabricación de armas de destrucción masiva.
El acuerdo prevé la relajación de las sanciones comerciales que Occidente impuso sobre Irán y estrictos controles para permitirle desarrollar energía nuclear, sin que eso implique la fabricación de armas de destrucción masiva.
Este hecho, por lo menos desde la óptica del oficialismo, contribuiría a descomprimir la denuncia de Alberto Nisman sobre el supuesto encubrimiento de CFK y Héctor Timerman a los autores del atentado a la AMIA. El gobierno confía entonces en bajarle el perfil también a la investigación de la muerte de Nisman durante la campaña electoral y una forma de hacerlo sería que, ante las fundadas sospechas de que hubo un homicidio, la causa termine pasando al fuero federal. De ser así, la investigación podría entrar en un impasse de un par de meses. En realidad, la estrategia oficial sería más ambiciosa, ya que aspiraría a que quede congelada hasta octubre la causa Hotesur, en la que puede ser citado a indagatoria Máximo Kirchner. Hay un inestable clima de tregua de la que se habla discretamente tanto en Comodoro Py como en la Corte Suprema. La Cámara Federal porteña, en este espíritu, acaba de dilatar la definición de si accederá al pedido del fiscal Leandro Gómez Barbella para que sean indagados Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y Ernestina Noble en la causa Papel Prensa y por la presunta vinculación entre la venta de ésta en el ‘77 y delitos de lesa humanidad. De lo que no hay duda es de que el gobierno presiona donde puede para conseguir una tregua judicial. Federico Delgado, un fiscal que se preocupó por dejar en claro que no concurriría el 18 F a la marcha en homenaje a Nisman, acaba de rechazar el fallo del juez federal Luis Rodríguez, que desestimó investigar a Ricardo Lorenzetti sobre supuestos desmanejos en el presupuesto del Poder Judicial. Delgado entiende que el fallo es prematuro y que hay que seguir investigando. Esto puede vincularse con que el cristinismo pretende que la Corte no confirme los fallos de Cámara y de Casación que afirman que el fallo del ex juez federal Juan José Galeano en el caso AMIA está viciado por ser cosa juzgada írrita. Galeano llevó el tema a la Corte con un recurso extraordinario. Si el tribunal confirma las sentencias anteriores, sentaría jurisprudencia para que, por ejemplo, el sobreseimiento por presunto enriquecimiento ilícito que benefició a CFK y su difunto marido, dictado por Norberto Oyarbide en el 2009, caiga también como cosa juzgada fraudulenta. El kirchnerismo, fiel a su estilo de hechos consumados, quiere tratar el próximo 15 en el Senado el pliego de Roberto Carlés para cubrir la vacante de Eugenio Zaffaroni, candidatura a la cual se oponen Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda. Si Carlés consiguiera ingresar a la Corte, podría aliarse con Elena Highton de Nolasco y compensar -2 a 2- al eje Lorenzetti-Maqueda mientras el quinto juez, Carlos Fayt, por su avanzada edad, cada vez participaría menos en las discusiones.
Curiosamente, el proyecto cristinista de enfriar el conflicto con la justicia para que la corrupción pase entonces a segundo plano durante la campaña electoral, no cuenta con serios reparos por parte de los dos principales candidatos opositores, Mauricio Macri y Sergio Massa. Ellos, por distintos motivos, tampoco están interesados en que la guerra entre algunos jueces y un sector de los fiscales contra el gobierno, domine el escenario electoral. Decididamente, las campañas del PRO y el Frente Renovador no privilegian la lucha contra la corrupción y la única precandidata que levanta esa bandera es Elisa Carrió y, en menor medida, Margarita Stolbizer. La tregua judicial y el veranito económico que prepara Axel Kicillof serían entonces dos pilares centrales de la estrategia electoral K.
Maniobras de otoño
A todo esto, jugadas tácticas para tratar de inclinar el tablero electoral no son las que faltan. Por primera vez apareció esta semana en algunas encuestas José Manuel de la Sota, con alrededor de 7 puntos de intención de voto. En principio, esta instalación, de continuar, tendría un damnificado principal: Sergio Massa, que se resiste a pactar una primaria común con el gobernador cordobés y su nuevo aliado, Adolfo Rodríguez Saá. Massa quiere evitar en lo posible una peronización de su campaña, a la espera de que un probable triunfo de Gabriela Michetti en las PASO porteñas del próximo 26 haga entrar en crisis al macrismo. O sea, una incipiente división entre el macrismo ortodoxo y la variante más progresista que representa la senadora. Si Macri queda debilitado por las consecuencias de una primaria que él mismo impulsó, algunos sectores del electorado independiente podrían revalorizar a Massa, lo que no ocurriría si éste se encierra en el PJ disidente. Mientras, la primaria pactada entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica ya muestra sus profundos problemas: Macri mediría más del 70 por ciento, en tanto que Ernesto Sanz apenas pasaría el 7 y Elisa Carrió el 13. Así las cosas, todos los que juegan fuerte, como Gustavo Posse para gobernador de Buenos Aires, pretenden ir con las boletas de Macri y de Sanz. Si esto se generaliza como parece, la interna quedaría limitada a los candidatos a presidente, porque ningún radical podría darse el lujo de no llevar también a Macri en su boleta.
En los próximos 60 días, el margen para los errores se iría achicando. Esto hace que Macri, golpeado en su mejor momento por la rebelión de Michetti, tenga que pensar muy bien si escuchará a Jaime Durán Barba y ungirá entonces a una Pro de paladar negro, María Eugenia Vidal, como precandidata a gobernadora de Buenos Aires, o preferirá la apertura eligiendo a Posse. Todo depende de cómo termine la aventura de la primaria porteña. No con poco esfuerzo, entre mensajes con amenazas implícitas por parte de ambos bandos, Macri habría conseguido que Michetti acepte que él designe a su futuro vicejefe en caso de ganar la interna. De cumplirse esto, Michetti, aun ganando tendría un segundo que respondería al bando adversario. ¿Se cumplirá el pacto si ella gana? Hoy por hoy nadie lo sabe.
Massa, por su parte, también tiene su listado de errores para corregir. En Buenos Aires ya dijo en privado este fin de semana que el único que tiene chances de ser gobernador es Francisco De Narváez, lo que llevaría al alejamiento de Felipe Solá y tal vez del intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino. El tigrense, en las próximas horas, también metería mano en Capital, tal vez para dar de baja a la lista massista que encabeza Guillermo Nielsen para jefe de gobierno y que armó Diego Kravetz, primer candidato a diputado. El motivo es simple: los simpatizantes massistas buscan el voto útil y se inclinan por Michetti masivamente, así que la dupla Nielsen-Kravetz sólo cosecharía un ínfimo porcentaje de votos que serviría para que el gobierno y el macrismo ridiculicen en los medios al tigrense.