Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
La presidente está muy preocupada por la causa Hotesur y especialmente porque el juez federal Claudio Bonadío cite por la misma a su hijo Máximo, como escribimos ayer, porque no tiene fueros y se tiene que presentar, ya se trate de una testimonial o de una indagatoria. De ahí las amenazas de muerte contra el juez para que demore esa medida trascendental.
Como es sabido, la presidente siempre redobla la apuesta y según fuentes seguras CFK, ante una citación de su hijo, piensa denunciar un “golpe blando”, es decir una supuesta acción destituyente de las empresas multinacionales que fugaron dólares al HSBC de Suiza, la corporación mediática, es decir Clarín y La Nación, y la justicia. En fin, un modo de distraer la atención sobre la inmoralidad de la familia presidencial, que durante doce años de su mandato acumuló en su patrimonio cuatro hoteles lujosos, cuando en mayo del 2003 no tenían ninguno. La audacia de CFK aumenta a medida que su destino se ensombrece. Ayer, el flamante embajador de los EEUU en la Argentina, Noah Mamet, en la recepción brindada en la calle Darregueira, dijo: “la investigación que llevaba el fiscal Nisman debe continuar, porque le dimos todo el apoyo”. Cabe señalar que Mamet hace unos días se sacó una foto con el gobernador Scioli y se quedó a cenar con el vocero Jorge Telerman.
Scioli optó por dedicarse a otros asuntos para no provocar a la Casa Rosada.
Esta declaración del embajador de ayer se produce después que, por la mañana, la embajadora argentina en Washington, Cecilia Nahón, protestó ante el Departamento de Estado por las declaraciones de representantes y senadores de los Estados Unidos en relación al caso Nisman, cometiendo el grave error de creer que, como en la República Argentina, el Congreso es un apéndice del ejecutivo.
Si la presidente intenta denunciar un golpe, no hay que descartar que el gobierno de los Estados Unidos manifieste su desacuerdo y convoque a una reunión de la OEA al efecto, o bien que John Kerry se pronuncie contra esta medida arbitraria. Todos estos escollos fueron analizados en Olivos, pero está claro que a la presidente no le tiembla el pulso.
