Por Lucrecia Bullrich/La Nación.-
La central de Caló hará planteos por Ganancias; los gremios opositores preparan huelgas
Caído el telón del Mundial y preocupados por la situación económica, en particular por el nivel de empleo y los salarios, los gremios se preparan para retomar la batería de reclamos que el mes de fútbol casi a diario dejó en stand by.
La vuelta al ruedo no sólo incluirá a las CGT y la CTA opositoras, como es de esperar, sino también a la CGT alineada con la Casa Rosada, que comanda Antonio Caló.
El metalúrgico y la plana mayor de la CGT oficialista se reunirán pasado mañana en la sede del gremio de los taxistas, que lidera Omar Viviani. Volverán a verse las caras después de casi dos meses sin actividad oficial. En la antesala, Caló -que la semana pasada aportó medio millón de pesos de la UOM para resolver un conflicto salarial que afectaba a 500 trabajadores afiliados a su gremio- fue mucho menos elíptico que en otras oportunidades. "En lo que va del año tenemos 10.000 suspendidos y 2000 despedidos. A la larga, se resiente todo. Estoy preocupado", admitió a LA NACION.
En la misma tesitura, habló de la "preocupación cada vez más grande" por la no actualización del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias. Enseguida, sin embargo, retomó el carril de la corrección, vestida de paciencia. "Sabemos que el Gobierno está abocado al tema de los fondos buitre. Creemos que después llegarán las respuestas ", dijo.
La reunión del miércoles en taxistas terminaría con un comunicado o solicitada (lo decidirán ese día) con los reclamos por el nivel de empleo y por Ganancias como ejes principales. Podrían sumar el pedido de una reunión con los bloques de legisladores del Frente para la Victoria para plantearles que traten "cambios de fondo" en el impuesto, es decir, que cambien las escalas que en 2000 fijó la llamada "tablita de Machinea". Nada de ello ocurrirá sin el visto bueno de la Casa Rosada, desde ya.
En la otra vereda, tanto la CGT de Hugo Moyano como la de Luis Barrionuevo se preparan para convocar a un nuevo paro general, casi seguro en agosto.
"Hay una gran irritación alrededor del tema de Ganancias y el Gobierno ni siquiera da señales", advirtió a la nacion Juan Carlos Schmid (dragado y balizamiento), hombre de confianza de Moyano en la CGT. Schmid es además jefe de la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (Ugatt), desde la que el moyanismo estrechó vínculos con Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA), dos ex aliados de Caló, cuyo aporte fue crucial para el éxito del paro del 10 de abril.
"Si el Gobierno no escucha, la cosa se va a poner cada vez más difícil y el movimiento obrero va a reaccionar", razonó Fernández ante la pregunta sobre la posibilidad de volver a organizar una huelga nacional.
Su gremio, la UTA, todavía debe resolver la paritaria de los choferes de larga distancia. Con las vacaciones de invierno a una semana de comenzar, el tiempo para negociar se agota.
"La paz social la tenemos que cuidar todos, pero el principal responsable es el Gobierno. ¿Por qué los trabajadores tenemos que pagar Ganancias? ¿Por qué no pagan el juego y los bancos?", planteó Maturano en diálogo con LA NACION.
Un razonamiento similar cimentó el paro bancario del martes pasado. El gremio de Sergio Palazzo advirtió que si la Casa Rosada no anuncia mejoras en Ganancias "en breve", pedirá reabrir su paritaria para que "Ganancias lo paguen los bancos".
El otro sindicato que aún tiene sin sellar su acuerdo salarial es gastronómicos, al mando de Barrionuevo, también jefe de la CGT Azul y Blanca, que amenaza con organizar paros sorpresivos en restaurantes de los centros turísticos si la negociación no llega a buen puerto mañana.
Pablo Micheli, jefe de la CTA, por su parte, pronosticó que "la conflictividad va a crecer en todos los sectores, empezando por el industrial" y remató: "El paro es un hecho".
