Por Elisabetta Piqué/La Nación.-
Antes de celebrar una misa multitudinaria y festiva en la Plaza del Pesebre, en el gesto político que más esperaban los palestinos, Francisco se quedó casi cinco minutos frente a la barrera de cemento que Israel comenzó a construir unilateralmente en 2002 en un intento de detener los ataques extremistas y que recorre buena parte de los territorios ocupados palestinos, en contra de todas las reglas internacionales
El Papa oró en silencio durante cinco minutos, después acercó la cabeza y tocó con su frente el muro.
BELEN.- Ni bien llegó esta mañana a la ciudad donde nació Jesús, Francisco no decepcionó las expectativas de los palestinos, sino las superó ampliamente. Sorpendiendo a todo el mundo y en un gesto inesperado, no previsto en el delicado programa previsto para esta segunda etapa de su intensa gira en Tierra Santa, hizo detener su papamóvil ante el "muro de la vergüenza", la barrera de seguridad de cemento que separa esta ciudad del Estado de Israel.
Antes de celebrar una misa multitudinaria y festiva en la Plaza del Pesebre, en el gesto político que más esperaban los palestinos, Francisco se quedó casi cinco minutos frente a la barrera de cemento que Israel comenzó a construir unilateralmente en 2002 en un intento de detener los ataques extremistas y que recorre buena parte de los territorios ocupados palestinos, en contra de todas las reglas internacionales. Allí, en medio de una nube de camarógrafos y de palestinos con banderas del Vaticano y locales, el Papa se persignó y se quedó en silencio, rezando.
La imagen valió mil palabras y dejó eufóricos a los palestinos que esperaban un gesto fuerte y que por lo bajo lamentaban los días pasados que el programa papal no previera un momento en el cual Francisco pudiera ver de cerca el también llamado "muro de la vergüenza".
La construcción de la denominada "barrera de seguridad", de más de 700 kilómetros y cuya visión es especialmente impactante en Belén, con planchones de concreto en cuya cima saltan a la vista torretas de seguridad controladas por militares israelíes, es considerada no sólo por la ONU, sino también por la Corte Internacional de Justicia de La Haya como "contraria al derecho internacional".
Amén de quedase en silencio casi 5 minutos ante este símbolo de la degeneración del conflicto palestino-israelí, Francisco se convirtió en el primer Papa que menciona con todas sus letras al "Estado palestino" -que de todos modos el Vaticano había reconocido en 2012 al igual que Naciones Unidas y otros Estados- y al reclamar con fuerza "poner fin a una situación que se que se hace cada vez más inaceptable".
"Ya es hora de poner fin a esta situación, que se hace cada vez más inaceptable. Que se redoblen los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad", dijo, al hablar ante el presidente palestino, Mahmoud Abbas, en la ceremonia de bienvenida que éste le ofreció ni bien llegó esta mañana a esta ciudad, procedente de Ammán.
El hecho de que Francisco llegara directamente en helicóptero desde la capital jordana, sin pasar por Israel, ya había sido considerado como una suerte de triunfo moral para los palestinos o un virtual reconocimiento a su Estado. En las visitas pontificias anteriores, tanto Benedicto XVI, en 2009, como Juan Pablo II, habían llegado a Belén pasando antes por Israel, procedentes en auto desde Jerusalèn, ciudad bajo control israelí y que los palestinos también reclaman como su capital.
En su primer discurso en tierra palestina, el Papa, ostentó su habitual estilo directo. Y, como ya había hecho en la víspera en Jordania, volvió a insistir en la urgencia de hacer la paz en una tierra demasiado desangrada por el odio.
"Ha llegado el momento de que todos tengan la audacia de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de la paz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dos Estados a existir y a disfrutar de paz y seguridad dentro de unos confines reconocidos internacionalmente", dijo.
"En este sentido, deseo que todos eviten iniciativas y actos que contradigan la voluntad expresa de llegar a un verdadero acuerdo y que no se deje de perseguir la paz con determinación y coherencia. La paz traerá consigo incontables beneficios para los pueblos de esta región y para todo el mundo. Es necesario encaminarse con resolución hacia ella, también mediante la renuncia de cada uno a algo", destacó. Y llamó a los pueblos palestino e israelí, a "emprender este feliz éxodo hacia la paz con la valentía y la firmeza necesaria para todo éxodo". "La paz basada en la seguridad y la mutua confianza será el marco de referencia estable para afrontar y resolver los demás problemas y una ocasión para un desarrollo equilibrado, que sirva de modelo para otras a´reas en crisis", dijo.
Aunque lo hizo casi al pasar, Francisco también se convirtió en el primer Pontífice que pronuncia con todas las letras la expresión "Estado palestino". Ocurrió cuando recordó el encuentro que tuvo recientemente con Abbas en el Vaticano. Y subrayó que eso, junto a "mi presencia hoy en Palestina atestiguan las buenas relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Palestina".
Finalmente, le pidió a Dios "sabiduría y la fuerza necesaria para emprender el precioso camino de la paz, para que las espadas se transformen en arados y esta Tierra vuelva a florecer en la prosperidad y en la concordia". Y concluyó con "¡Salam!", paz en árabe.