La polarización PRO-FpV para el 2015. Nicolás Caputo compraría el 40% de Edesur.
Contradictorias y volátiles, las relaciones entre CFK y Macri volvieron ayer a un punto de crisis gracias a la inédita inundación que sufrió la Capital. El jefe de gobierno se defendió acusando a la Casa Rosada de que no autorizó el endeudamiento internacional de la Ciudad para las obras aliviadoras del arroyo Medrano que corre por debajo de la Avenida Juan B Justo, lo cual es cierto.
También desde el macrismo se señaló que las obras realizadas en Tecnópolis podrían ser causantes de la mayor gravedad de esta inundación porteña. Curiosamente, el Canal Aliviador Medrano y el Reservorio Medrano, ubicados al lado del predio de Tecnópolis, fueron licitados por la municipalidad de Vicente López, cuyo intendente es Jorge Macri, y financiados por la Subsecretaria de Recursos Hídricos de la Nación. Por su parte, Julio de Vido denunció que “otra vez la falta de gestión” del gobierno de Mauricio Macri nos lleva a lamentar víctimas fatales y deja a 450 mil vecinos sin luz en la Ciudad”.
Sin embargo, este ping pong no coincide con otros hechos recientes. Dos semanas atrás, Cristina le otorgó al jefe de gobierno porteño una cláusula de “no objeción” para que saque un crédito de 130 millones de dólares en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los fondos serán aplicados a obras viales como los pasos a nivel denominados “sapitos”, la peatonalización del microcentro y la construcción de nuevas bicisendas y estaciones de “bicing”. Un mes atrás se habría producido otro hecho altamente significativo: Nicolás Caputo, el empresario de la construcción que forma parte de la mesa chica de Macri, habría puesto en marcha la compra del 40% del paquete accionario de EDESUR, operación que sólo podría concretarse con la autorización directa de Julio de Vido como Ministro de Planificación. Éstos son sólo algunos de los hechos que muestran los claroscuros de la trama de conflictos y acuerdos simultáneos que envuelven al cristinismo y el macrismo. En el campo electoral porteño, también mandan las contradicciones.
El kirchnerismo tiene escasas posibilidades de renovar la banca de senador nacional por la minoría en la ciudad y, ante la carencia de un candidato mejor, debería recurrir otra vez a Daniel Filmus para enfrentar a Gabriela Michetti o Roberto Lavagna, los dos probables candidatos a primer senador por el PRO. Pero en la práctica, el peligro para el gobierno nacional no es el macrismo sino que se produzca un drenaje de sus votantes hacia la candidatura de Pino Solanas, que se presentaría como aliado de Elisa Carrió con serias chances de alcanzar el segundo lugar detrás del PRO. En otras palabras, que el kirchnerismo y Solanas se disputarán la franja de votantes de centroizquierda.
La jugada mayor
Las contradicciones también marcan la ecuación de fuerzas entre el cristinismo y el PRO en Buenos Aires. La alianza apenas encubierta entre Daniel Scioli y Francisco de Narváez puso en estado de alerta al entorno presidencial. El empresario podría canalizar el voto opositor a las listas de candidatos puestas por el gobernador bonaerense, dando comienzo a un cisma partidario indirecto. Cada diputado nacional menos que obtenga el Frente para la Victoria significará un paso más que se aleja la posibilidad de la reforma constitucional. El claro triunfo del rebelde gobernador santacruceño Daniel Peralta en la interna para la renovación de autoridades en el PJ de la provincia austral, terminó el sábado pasado por encender las luces de alarma en Olivos. ¿Podría extenderse a otras provincias la rebelión del peronismo de Santa Cruz? Aunque no hay síntomas de que esto pueda ocurrir en lo inmediato, José Manuel de la Sota y Scioli verían en el triunfo de Peralta una señal más que alentadora.
No sólo está en marcha la candidatura de De Narváez sino que todavía no se sabe si los seguidores de Sergio Massa -aunque éste no sería candidato- terminarán presentando listas propias encabezadas por Felipe Solá y Malena Galmarini. A esto se le agrega que las reuniones entre Hugo Moyano, Lavagna y de La Sota podrían ser el embrión de un frente antikirchnerista.
Así las cosas, no es un secreto que el crecimiento del macrismo podría servir de freno a los preparativos de Scioli y De la Sota para fracturar el peronismo. En este sentido, los intereses de CFK podrían converger con la polarización entre el kirchnerismo y el PRO y que este último absorba a los sectores disidentes del peronismo, debilitando entonces al sciolismo y sus aliados. Por el contrario, si el macrismo obtuviera resultados mediocres en las próximas elecciones en Buenos Aires, se fortalecerían las chances de que, tarde o temprano, haya una ruptura interna en el PJ, tal vez más allá de las intenciones de Scioli, que desearía que el cristinismo se auotoconvenza de que sólo le queda apoyar su candidatura. Tal como están las cosas hoy, Macri aparece en el horizonte como el único precandidato presidencial opositor de centro derecha, lo que le facilitaría captar a los peronistas disidentes. En una especulación de largo plazo, antes de que Scioli la desplace por completo del mando del peronismo, Cristina podría preferir que Macri sea presidente en el 2015, con tal de que el kirchnerismo subsista como la segunda fuerza y conserve bloques importantes de senadores y diputados nacionales, además de unos cuantos gobernadores.
Por otra parte, no hay duda de que los legisladores nacionales del PRO se opondrán en el Congreso a la reforma constitucional, si es que el oficialismo llega a proponerla. La trama de contradicciones tiene también otros andariveles. Desde agosto pasado, el Juez Federal Sebastián Casanello tiene en su despacho el pedido de elevación a juicio oral de la causa de las escuchas ilegales, cuyo principal imputado es Mauricio Macri. Esta causa fue intensamente utilizada por el gobierno nacional para perseguirlo políticamente. El movimiento -o la inmovilidad- de este expediente, es ahora una de las principales claves del ajedrez que juegan la presidente y el jefe de gobierno.
