Frente a la esperanza de conseguir alguna medalla en los Juegos Olímpicos se esconden turbios manejos que incluyen al presidente del COA, Gerardo Werthein, un importante empresario local. En esta Argentina para pocos, el deporte parece ser otra de las materias pendientes del Gobierno nacional.
A horas de iniciados los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la esperanza de conseguir alguna medalla tapa una realidad demasiado cruda para algunos atletas y desnuda profundas controversias en torno al apoyo brindado por el kirchnerismo a determinados competidores.
A horas de iniciados los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la esperanza de conseguir alguna medalla tapa una realidad demasiado cruda para algunos atletas y desnuda profundas controversias en torno al apoyo brindado por el kirchnerismo a determinados competidores.
Justamente, la última decisión tomada por el presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein -de estrechos lazos con el grupo empresario de Daniel Hadad, muy favorecido por el Gobierno-, parece optar por una estrategia selectiva, sin atender a las necesidades de los deportistas amateurs: Werthein anunció que la organización dará premios monetarios a los atletas que ganen medallas de oro, plata o bronce en Londres.
De esta manera, quienes se hagan acreedores de la medalla de oro en su disciplina tendrán de premio 150 mil pesos, al ganador de una medalla de plata se premiará con 100 mil y el que conquiste una presea de bronce se quedará con 60 mil, cifras que se elevan más si se trata de un equipo. Es como si se tratara de una cáscara vacía, donde los atletas que más medallas ganan son los únicos premiados, mientras que los deportistas que todavía siguen construyendo su carrera luchan por autofinanciarse para competir en distintos torneos.
Pero la polémica no se reduce simplemente a estos premios económicos: en 2009, el Senado convirtió en ley con una amplia mayoría un impuesto a los consumos en la telefonía celular del 1% para promover el deporte olímpico a través de la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), anunciada un año después con bombos y platillos por la presidenta Cristina Fernández, en medio de otro acto repleto de parafernalia K.
La denominada “ley Werthein” -que fue respaldada con 55 votos positivos y uno solo negativo- recibió duras críticas de la legisladora Eugenia Estenssoro, quien había asegurado en su discurso que “van a ser los sectores populares que no tienen un respaldo del Estado los que pagarán el aumento”.
En aquel momento, Estenssoro también apuntó contra la figura del titular del COA, quien además es empresario y, llamativamente, posee acciones de Telecom, dueña de la compañía de telefonía móvil Personal.
“Lo que decíamos era que tarde o temprano esto iba a terminar afectando las facturas de los celulares, que el impuesto se iba a trasladar a precio, y que frente a eso lo iba a pagar toda la gente y no las empresas”, dijo a Hoy el exdiputado nacional y excandidato a gobernador provincial Juan Carlos Morán.
Sin apoyo
Mientras tanto, los que quedaron a mitad de camino siguen ausentes para las políticas deportivas del kirchnerismo, que fijan su atención en unos pocos, como es el caso del joven Braian Toledo, el lanzador de jabalina cuya historia llegó a todos los hogares argentinos con los spots oficialistas en medio de las transmisiones del Fútbol para Todos.
“Es un deporte relativamente nuevo en el país y el apoyo es escaso. Es muy triste pensar que cada atleta, sin ser profesional, está peleando por obtener una plaza olímpica y gastando dinero que no tiene. Esta responsabilidad tendría que asumirla la Nación, pero no es así”, sostuvo en mayo de este año el múltiple campeón tucumano de mountain bike Darío Gasco.
Detrás quedaron también las protestas del actual titular de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Argentino, Juan Curuchet, quien, a principios de 2012, tuvo que acercarse a hablar con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por las trabas a los insumos importados para entrenar dentro del país.
“Yo hablé con el secretario de Deportes y me dijo que para poder importar debía exportar. Le quiero decir que nosotros exportamos deportistas, nombres, imagen... ¿Qué otra posibilidad de exportar vamos a tener nosotros si somos deportistas?”, aseveró Curuchet, quien también criticó la fallida propaganda televisiva que mostraba al jugador de hockey Fernando Zylberberg entrenándose en las islas Malvinas que tanta controversia generó entre propios y extraños.
“Es un impuesto que toca a todo el mundo”
En diálogo con este medio, el exdiputado nacional Juan Carlos Morán sostuvo que, “con la cantidad de millones de celulares, es un impuesto que toca a todo el mundo”.
“Lo que nosotros planteamos era por qué no se incluía en el presupuesto nacional directamente la mayor partida para lo que es deporte de élite, en vez de cobrar un nuevo impuesto”, agregó el exlegislador.
Los números tampoco dejan dudas: el gravamen impulsado por Gerardo Werthein y aprobado posteriormente por el Senado es abonado por unos quince millones de usuarios en el país. Y para los Juegos Panamericanos de Guadalajara del año pasado, había generado ingresos por más de
$ 100 millones en 22 meses.
El Fondo Nacional del Deporte, un pasado que condena
Luego de que en 2009 se votara la llamada “ley Werthein”, que tenía como objetivo crear el Enard -financiado por los clientes de telefonía celular a través del aporte del 1% de los abonos facturados-, la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (Cicomra) puso en relieve una historia por lo menos curiosa.
“¿Por qué crear este fondo cuando ya existe uno?”, reza una solicitada que fue publicada en diciembre de ese mismo año y que denuncia que “en 1974, la ley 20.655 creó un Consejo Nacional del Deporte y un Fondo Nacional del Deporte, para el sostenimiento de todas las actividades deportivas en el territorio nacional”.
Según esta ley, los recursos para financiar el deporte ya estaban previstos: ciertos ingresos de la Lotería de Beneficencia Nacional y Casinos, los fondos del Prode, el presupuesto general de la Nación y herencias, legados y multas, entre otros.
Al cierre de su solicitada, la Cicomra denunciaba que la “ley Werthein” proponía “establecer una nueva entidad, solventada por un sector específico de la ciudadanía que tendría que soportar toda la carga de financiar el Enard”, con “poca participación del Estado en la administración de la recaudación”.
Para el peronismo, las inversiones eran una política de Estado
Mucho antes de que surgiera la polémica “ley Werthein”, la inversión en el deporte era una política de Estado.
Durante los dos primeros gobiernos justicialistas (1946-1955), el apoyo de Juan Domingo Perón a deportistas tales como los pilotos Juan Manuel Fangio y Froilán González, los campeones mundiales de básquetbol de la década del ‘50, el boxeador Pascual Pérez y el fondista Osvaldo Suárez, entre otros, no sólo era más que importante, sino que también dejaba buenos resultados en las principales competencias internacionales.
Tan es así que, en 1951, durante los Juegos Panamericanos de Buenos Aires, Argentina terminó primero en la tabla general, tras conseguir 150 medallas, 68 de ellas doradas. Sin embargo, con la irrupción de la Revolución Libertadora -y sus consecuencias nefastas para varios deportistas-, todos los logros se fueron desvaneciendo: entre los Panamericanos de México 1955 y Chicago 1959, Argentina sumó 112 preseas, 38 menos que las conquistadas en tierra nacional.
En la actualidad, las posibilidades en el medallero de Londres 2012 se reducen a unos pocos nombres, como los de Paula Pareto (judo), Juan Martín del Potro (tenis), la selección femenina de hockey sobre césped, la selección masculina de básquetbol o la nadadora Cecilia Biagioli. Sin embargo, lejos parece estar nuestro país de las aspiraciones de países con menores recursos, como Cuba, que en las principales