Moyano acusó a Cristina de suspender eldiálogo con la CGT y habló de traidores.
El camionero dijo que con la Presidenta “no se puede discutir nada” y afirmó que tiene un “traicionómetro” para aplicarle al Gobierno por si no cumple con la doctrina de Perón.
El camionero dijo que pedirá salarios por la inflación de supermercadosFrente a medios extranjeros, Moyano ahondó sus críticas contra CFKEl camionero dijo que pedirá salarios por la inflación de supermercadosFrente a medios extranjeros, Moyano ahondó sus críticas contra CFK.
Una semana después de su furioso discurso en el estadio de Huracán, en el que decidió pasar a la ofensiva en su disputa con el Gobierno, el jefe de CGT, Hugo Moyano, profundizó ayer sus críticas a la presidenta Cristina Fernández y aseguró que el diálogo con su administración “está suspendido” porque, según afirmó, con la mandataria “no se puede discutir absolutamente nada”. El líder camionero rechazó que la central obrera esté analizando la posibilidad de convocar a un paro nacional pero advirtió que “si la situación empeora, los trabajadores van a empujar”, y hasta deslizó algunas dudas acerca de la fidelidad peronista de algunos hombres del Gobierno, a quienes irónicamente amenazó con aplicar un “traicionómetro” para determinar si respetan las ideas del ex presidente Juan Perón.
Moyano renovó su embestida contra la Casa Rosada y cuestionó el distanciamiento y la falta de diálogo con Cristina en el marco de una llamativa conferencia de prensa con una treintena de corresponsales de medios extranjeros, ante quienes planteó que no son los gremios los que se alejan del Gobierno sino “los gobiernos los que se acercan o alejan al movimiento obrero”. “El contacto con la presidenta no está roto, está suspendido por parte de ella”, describió el gremialista en referencia al actual estado de la relación entre la cúpula sindical y el Ejecutivo.
En la misma línea, recordó que durante la gestión del fallecido ex presidente Néstor Kirchner “discutíamos a veces”, pero indicó que tras su muerte “se cortó con todo eso”. Y reprochó: “Con la Presidenta no se puede discutir absolutamente nada. Es otra forma de conducir el país”.
Rodeado por los dirigentes Juan Carlos Schmid (dragado) y Julio Piumato (judiciales), dos de sus principales aliados en la conducción de la CGT, Moyano negó que la entidad este analizando la posibilidad de disponer una medida de fuerza para profundizar sus reclamos, como el caso de la suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias o el reparto de los fondos adeudados por el Estado a las obras sociales, aunque alertó que si las condiciones se agravan “los trabajadores van a empujar a una decisión”. “Esperamos que no ocurra (un paro). La conflictividad social es algo que no deciden los dirigentes sino las condiciones socia les. Si la situación empeora, los trabajadores van a empujar”, añadió.
En otro tramo de la extensa conversación con los corresponsales extranjeros y ante una pregunta puntual acerca de si consideraba la gestión de Cristina Fernández como peronista, el camionero tarde en contestar y con una sonrisa señaló: “Es un Gobierno en el que hay muchos peronistas. Ella siempre levantó las banderas del peronismo. Pero a algunos hay que preguntarles si son peronistas”. Y a continuación, agregó con ironía: “Nosotros no tenemos peronómetro, pero tenemos traicionómetro para aplicar a quien traicione las ideas de Perón”.
También repitió su desconfianza en los índices del Indec y sostuvo que para las próximas negociaciones salariales tomará como base “la inflación del supermercado”, aunque evitó anticipar porcentajes sobre el reclamo que el sindicato de Camioneros analiza llevar a la ronda de paritarias. Piumato, a su lado, deslizó una pauta cercana al 30%, casi un desafío frente a las pretensiones del Gobierno y de los sectores empresarios de imponer un tope de 18% para los aumentos.
Lejos de cualquier posibilidad de bajar la tensión en la relación con el Gobierno, las declaraciones de Moyano ante los medios extranjeros constituyeron un paso más en la estrategia de confrontación que el camionero decidió poner en marcha en el multitudinario acto en Huracán. La actitud de la administración kirchnerista tampoco aportó desde entonces gestos favorables a un escenario de distensión.
La propia Presidenta evitó cruzarse públicamente con Moyano, lo chicaneó un par de veces en sus discursos y envió a sus funcionarios a replicar las críticas del sindicalista, ofreciendo muestras concretas de que no está dispuesta a ceder ante la ofensiva del camionero. El reproche más duro de la Casa Rosada tuvo lugar el miércoles en el marco del almuerzo de la Federación de Empresarios del Transporte de Cargas (Fadeeac), cuando el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, le pidió en persona al camionero “sincerar” la situación y recordar los “más de $ 400 millones” con los que el Estado subsidió en los últimos años a su sindicato.