HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 20 de octubre de 2011

LOS SECRETOS DE CRISTINA KIRCHNER:

La crónica de cómo transformó el concepto de Kirchnerismo en un "Cristinismo puro"


La Presidenta concluye su mandato con más poder que con el que comenzó. El boom de consumo ayuda pero, según analistas, explica una parte. Cuando vivía Néstor Kirchner la sensación era que él tomaba las decisiones, aún al inicio de su gestión. ¿Cómo hizo para desinstalar esa idea?

En tono irónico, un dirigente "k", que suele transitar los pasillos de la Rosada, expresó: "La campaña electoral de Cristina se hizo en los shopping". Su expresión resume cómo los resultados electorales guardan relación directa con el boom de consumo. Y, al respecto, en los últimos días hubo señales que valen más que mil encuestas de intención de voto. El Día de la Madre, ocurrido exactamente una semana antes de los comicios, se vivió con verdadera euforia en los comercios. Las ventas crecieron (en volúmenes, no en pesos) un 11%, con algunos rubros destacados, como electrodomésticos. Fuera de los shopping, las ventas de autos siguen imparables. En septiembre, se llegó al nuevo récord histórico de patentamientos, con 680.000 ventas acumuladas, cifra que ya supera la marca de todo el año pasado. También en el caso de las motos los números impresionan. Y todo indica que en estos 10 meses (enero-octubre) se superará la marca registrada en 2010. En el segmento de autos usados, se está cerca de alcanzar el máximo registro (se proyectan ventas de 1,7 millones para el año). Por si no fueran datos suficientes, las encuestas de expectativas sobre la economía señalan que el humor de los consumidores se encuentra en su punto más alto de la década, superando su anterior pico de 2007.

Y el optimismo sorprende más aún cuando se observa la intención compra de bienes durables.

En coincidencia con esta predisposición a consumir, el temor al desempleo se ubica en un mínimo histórico.

Ante la pregunta de si hay muchos o pocos empleos disponibles, el porcentaje de respuestas negativas es de un 28%, mientras hace dos años rondaba el 70 por ciento.

La propia oposición política terminó reconociendo que en semejante boom consumista resulta una tarea casi imposible desafiar electoralmente a un gobierno. Al respecto, Eduardo Duhalde marcó la medida de la resignación al afirmar: "Cuando la sociedad está consumiendo, no escucha".

Y hay otras encuestas "no electorales", por el lado de los empresarios, que muestran que no hay grandes temores ante la crisis global.

Al menos, así se desprende del reciente sondeo realizado en el coloquio de Idea, en el que los ejecutivos de negocios dieron cuenta de que la mitad de ellos prevé un aumento en las ventas. Un 29% estima que se van a mantener y sólo un 21% cree que habrá una caída en los niveles de facturación.

"Todavía se ve un escenario interno que no será afectado por la crisis internacional. No parece un tema que tenga un impacto muy grande sobre el panorama económico argentino", dijo Eduardo D'Alessio al presentar la encuesta.

La metamorfosis
Los politólogos y expertos en opinión pública creen que se incurriría en una simplificación excesiva si se atribuyera solamente al boom consumista la explicación del gran apoyo que muestra el electorado hacia Cristina Kirchner para este domingo.

Y apuntan a que, ante los ojos de la ciudadanía, la Presidenta ha experimentado una evolución.

En este sentido, destacan que en la elección previa de 2007 buena parte de la sociedad veía a la actual mandataria como un apéndice de Néstor Kirchner, a quien percibían como aquél que tomaba las decisiones de fondo, aun durante el mandato de ella.

Tras el fallecimiento del ex Presidente, tuvo que lidiar con esa idea instalada en la sociedad, reconstruir poder, "alinear la tropa" y alejar la sensación de que el kirchnerismo, como fuerza política, iba camino a la desaparición.

Más aún, el hecho de haber ganado la "batalla cultural" -que ella misma se encargó de potenciar- hizo que terminase su primer mandato con mejor imagen y más poder que como lo comenzó en 2007.

Cabe recordar que en plena crisis campo-Gobierno, su imagen positiva había caído un 36% (sólo en el primer semestre de 2008), hasta estacionarse en unos magros 20 puntos, según daba cuenta la prestigiosa encuestadora Poliarquía.

Pasó el tiempo y comenzó a recuperar protagonismo. Y, con ello, logró instalarse con más fuerza en el centro de la escena, con una oposición fragmentada que hasta jugó a su favor.

El analista Ricardo Rouvier lo resume así: "Ahora Cristina va a tener más poder o el poder estará más concentrado en ella, por razones obvias. En votos superará a las primarias y a las elecciones del 2007. Tendrá una oposición más débil que en aquella oportunidad. Y estará cerca del dominio parlamentario".

Y agrega que, ante la ausencia de Néstor Kirchner, con quien constituía "un dueto poderosísimo", ahora la Presidenta concentrará "la conducción del Estado y del Peronismo".

¿Esta recuperación es atribuible sólo a la bonanza económica? Los analistas creen que no.

Si se observa el momento en el que Cristina Kirchner fue electa y asumió -en el último trimestre de 2007- la conclusión es que el entorno no era peor que el de hoy.

De hecho, la economía también crecía a tasas chinas, el consumo estaba en niveles altos, el desempleo caía y la perspectiva internacional era mejor que la alicaída situación actual.

Artemio López, uno de los politólogos cercanos al oficialismo, recomienda prestar atención a lo que ocurrió justo en el medio de su mandato. Es decir, durante la recesión de 2009.

"Se observa un crecimiento de su liderazgo respecto a cuando asumió en 2007, no tanto por disciplinar a tal o cual grupo de poder, sino por haber probado que puede gobernar de manera satisfactoria, aun en momentos de crisis internacional y superar coyunturas complejísimas", señala López.

Justamente, el hecho de que en aquel entonces no se haya producido un repunte en el desempleo es un "caballito de batalla" al que hoy recurre la Presidenta, una y otra vez, en cada uno de sus discursos.

Otro de los "secretos de Cristina" en la construcción de su liderazgo ha sido el de mostrar, hasta el cansancio, cómo al mundo le va mal y a la Argentina no.

Y el denostar, hasta el hartazgo, las clásicas recetas de ajuste que aplican otros países.

"Hoy podemos decirle a los argentinos que en un mundo que se derrumba estrepitosamente, mientras se insiste en aplicar las mismas recetas que a nosotros nos llevaron a la implosión en el 2001, estamos mejor preparados que nunca para enfrentar un mundo difícil, complejo y en crisis", señaló este pasado martes.

Y agregó: "Cambien de médico, cambien de remedio". De modo tal que la crisis global, hasta le resultó funcional para ganar la "batalla cultural" (ver nota: "De cara a las urnas, la crisis mundial legimita el modelo K y el Gobierno saca rédito de la receta argentina").

De la K a la C
Pero hay otros condimentos, en la estrategia de la Presidenta, que le sirvieron para ganar más poder y han formado parte de los "secretos" de su transformación.

El analista Rosendo Fraga destaca cómo en la campaña electoral Cristina utilizó una adecuada combinación entre el discurso racional y el emotivo, con lo cual logró mantener inalterada la ola de simpatía que recibió tras la muerte de Néstor Kirchner.

"Ella ha sabido hacer una campaña inteligente, incorporando los factores afectivos y sentimentales que cada vez son más importantes al momento de votar. Cuando Cristina dice: 'Yo también viví una historia de amor, como Perón y Evita', da un mensaje que no es económico ni político, pero que tiene mucha fuerza", afirma Fraga.

En la misma línea, Julio Burdman, socio de la consultora Analytica, apunta que Cristina es "una oradora notable -cosa que le reconocen aún sus mayores detractores-, expresa sus sentimientos, y llega al corazón de las mujeres de clase trabajadora".

Deudas políticas canceladas
Todo este cúmulo de razones alcanzarían para llegar a la conclusión de que, de ahora en más, la Presidenta tendrá más poder que antes, si finalmente se ratifica su triunfo en las urnas.

Pero hay, además, otros ingredientes a considerar.

Uno de ellos es el hecho de que, a diferencia de lo ocurrido en 2007, ahora no existe una sensación de que Cristina "deba favores" a ningún dirigente, ni aparato partidario, ni central sindical.

"Se puede afirmar que, ahora, ella tiene un capital político personal", resume Burdman.

Y no se trata sólo de un capital abstracto, sino que se traducirá en un quórum propio en el Congreso, con una bancada donde habrá hasta legisladores de "La Cámpora" que responden más al liderazgo personal de Cristina que a la autoridad partidaria.

Y es aquí donde surge la pregunta clave: ¿cuál será la actitud de la Presidenta con su renovado poder?

Aquí las opiniones están divididas, porque algunos creen que aprovechará para realizar ajustes que impliquen medidas impopulares, pero que tarde o temprano deberán hacerse.

Otros analistas, en cambio, señalan que ya ha dado muestras de que su estilo, lejos de atenuarse, se acentuará.

"Cristina ha profundizado el hiperpresidencialismo que siempre caracterizó a los Kirchner. Nadie espera que ella revea los atributos imperiales con los cuales ha blindado su liderazgo", analiza Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía.

No obstante, considera que una clave para entender cuál será el tono de su nuevo mandato estará dada por la elección de los colaboradores directos.

Aliados ya no tan estratégicos
Una de las decisiones cruciales es cómo enfrentará a un sindicalismo que no será "tan manso" como hasta ahora.

Para Rosendo Fraga, queda claro que Cristina considera a Moyano "un adversario político, que incluso puede ser enemigo de acuerdo a las circunstancias".

Y destaca las diferencias respecto de cómo Néstor Kirchner había construido su poder partidario en base a una alianza estratégica con el líder de la CGT.

La conclusión, para Fraga, se resume en esta expresiva frase: "El kirchnerismo está derivando en cristinismo".

Y sostiene que la diferencia entre ambos términos no es menor, así como tampoco olvida los matices con el peronismo tradicional.

Define a éste último concepto como "la cultura política que ocupa el espacio del oficialismo y gran parte del espacio opositor al mismo tiempo".

Y agrega que supone una pérdida de influencia para el peronismo tradicional.

"Se mantiene la alianza con las organizaciones de derechos humanos, pero se incorpora a la juventud como protagonista activa de la política", afirma Fraga.

Modelo económico con aires de cambio
Los últimos gestos políticos han dejado entrever que el Gobierno, una vez renovado el poder en las urnas, adoptará medidas tendientes a disminuir flancos débiles del "modelo" ante un escenario menos amigable.

En concreto, se apuntará a un mayor deslizamiento de la paridad cambiaria, a una moderación salarial y a un gradual "sinceramiento" de las tarifas de los servicios públicos.

Los analistas creen que, en una primera etapa, la Presidenta intentará lograr estos objetivos apostando más a la conciliación que a la ruptura.

"Cristina sigue teniendo en mente su modelo de pacto social tripartito con sindicalistas y empresarios. Por más que su relación con Moyano sea tensa, cuesta imaginarse un enfrentamiento abierto en un momento como éste", afirma Burdman, de Analytica.

En definitiva, los analistas creen que, como es tradición tras cada elección, también ahora habrá un período de "luna de miel". Aunque nadie se atreve a pronosticar su duración.

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