HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 14 de septiembre de 2011

TRENES DE LA MUERTE E IMPUNIDAD EN EL PAÍS DEL MARTES 13


Las tragedias serían más fáciles de explicar en la Argentina si se pudiera responsabilizar de todas nuestras penurias a la mala suerte. Bastaría con decir que ayer fue martes 13 y sepultar cualquier otra polémica bajo el polvo de la superstición. Lamentablemente, la realidad no funciona de ese modo. En el país adolescente la sumatoria del Estado ausente, la improvisación empresaria, los jueces inoperantes y las negligencias del comportamiento antisocial termina siempre en un escenario trágico cuyo saldo son las vidas humanas.

El accidente ferroviario que ayer enlutó a Flores, y a todo el país, es una fotografía perfecta de la Argentina inviable. Choferes imprudentes, barreras que no funcionan o funcionan mal, pasos bajo nivel que no se construyen porque los vecinos reclaman a la Justicia y los jueces tardan en expedirse, todo en el contexto de un plan ferroviario anunciado con bombos y platillos que nunca se pone en marcha a pesar de la soja bendecida por los mercados y el crecimiento económico. En algún momento, el equilibrio inestable se rompe y el balance final son 11 muertos y 212 heridos. Un número más para pasar a engrosar las estadísticas del sinsentido argentino.

Así son las cosas en el país que quería tener el tren bala, a un costo financiero tan desproporcionado que su único mérito fue hacer crecer las sospechas y acelerar las causas judiciales que pesan sobre Ricardo Jaime, el secretario de Transporte que debió abandonar la nave kirchnerista. Era el tren que prometía correr a 400 kilómetros por hora sobre vías sin mantenimiento y pasos a nivel que los países desarrollados dieron de baja por inseguros hace dos décadas. El tren bala parecía una broma de mal gusto para los miles de pasajeros que sufren en los vagones atestados de los trenes suburbanos.

Claro que allí no finaliza la historia. La sociedad no terminaba ayer de procesar la tragedia de los trenes del Sarmiento y el colectivo 92 cuando recibió el mazazo de la absolución de Carlos Menem en la causa por el contrabando de armas a Croacia y a Ecuador. No bastó que un traficante de fusiles admitiera que pagaba coimas para que los funcionarios le facilitaran el delito ni que los cables diplomáticos comprometieran seriamente al gobierno de la década del ‘90. El Tribunal Oral declaró inocente al ex presidente, pese a que el fiscal pidió ocho años de prisión para él, y también absolvió a cada uno de los imputados como si aquí no hubiera pasado nada. Viejo zorro del poder, Menem intuyó que su salvoconducto hacia la impunidad era acercarse al gobierno actual. En el Senado ajustó sus votos a los planes del kirchnerismo y en octubre encabezará como candidato a legislador una lista que apoya la reelección de Cristina. Lejos quedaron aquellas maldiciones K a todo lo que oliera a menemismo y aquella burla institucional de Néstor Kirchner en el Congreso, tocándose un testículo para emparentar al ex presidente con la mufa.

La única verdad es la realidad, decía el general Perón, y la realidad es que este Menem kirchnerizado quedó libre de culpa y cargo. Los argumentos de los jueces recién se conocerán en noviembre, algunas semanas después de las elecciones de octubre. Y para entonces, ya nadie se acordará de nada.

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