LA PULSEADA ENTRE EL GOBIERNO Y MOYANO LE COMPLICA LA CAMPAÑA A LA OPOSICIÓN
Cristina atacaría a los sindicalistas para ganar la elección porteña
La oposición puede ser víctima de la escalada del conflicto entre CFK y la CGT. La presidente, en su discurso de anteayer, modificó el escenario político al instalar como temas centrales la posibilidad de que no acepte ser candidata y el desborde sindical como problema grave de su gobierno. Ambas cuestiones, si siguen en el centro de la agenda pública, les puede cambiar a los presidenciables opositores no sólo la realidad política sino hasta el curso que seguirá la campaña electoral. Ricardo Alfonsín, por ejemplo, habría elegido como un eje de su campaña la crítica al desborde sindical. Pero ahora Cristina parece decidida a arrebatarle a la UCR esta bandera histórica, que le hizo ganar las elecciones a Raúl Alfonsín en el 83.
El mensaje subliminal que ella parece enviar a la clase media es: “necesito más poder para sacarme de encima a Moyano”. En este contexto, si Alfonsín confrontara con Moyano estaría de algún modo reforzando la consolidación electoral de la presidente. Contrario sensu, embestir contra la presidente podría ser interpretado como una forma indirecta de apoyar a Moyano.
Ganar la Capital como sea
La aparente fractura del kirchnerismo también podría complicar los movimientos de Mauricio Macri y Eduardo Duhalde. Una presidente haciendo campaña contra el desborde sindical estaría en condiciones -al menos en teoría- de captar el voto de ciertos sectores afines al PRO. Pero una explicación de la actual dramaticidad del discurso presidencial sería la inminencia de la elección porteña. La Capital es justamente el distrito más reacio a la prepotencia sindical que, entre otras cosas, paraliza permanentemente el tránsito en la Ciudad. Para la mesa chica de Olivos, ganar la jefatura de gobierno en el ballotage del 31 de julio bien justificaría 60 días de batalla mediática contra Moyano. El impacto de un triunfo kirchnerista sobre Macri tendría una influencia enorme en la elección de octubre. Y más todavía si el gobierno antes triunfa en las elecciones provinciales de La Rioja, Neuquén y en las complementarias de Chubut.
Para el kirchnerismo es tan importante derrotar a Macri que se estaría pensando en cinco colectoras de diputados que le aporten sus votos al candidato que resulte elegido, aparentemente Amado Boudou. Este abanico de listas correspondería a los sectores de Filmus, Boudou, Ibarra, el radicalismo K y hasta los sindicalistas representados por Julio Piumato. Obviamente, semejante rosario de colectoras haría que el Frente para la Victoria consiga escasos legisladores pero, en cambio, aumentaría el caudal del candidato a Jefe de Gobierno, que es lo único que importa. Paradójicamente, Boudou es hoy el funcionario más allegado a Moyano y el que gerencia la participación sindical en las listas del Frente para la Victoria porteño es Julio Piumato, ahora contestatario de la presidente.
Que la cruzada presidencial contra el sindicalismo sea un excelente marketing para la campaña electoral porteña no quiere decir que el conflicto no sea real.
En los próximos 30 días los plazos de la legislación electoral harían que la verdad surja a la luz, porque el 24 de junio cerrará el plazo para presentar las candidaturas a legisladores nacionales y también de la provincia de Buenos Aires. Moyano pone en juego su poder en que haya una elevada cuota de diputados sindicales. Si CFK cede a estas presiones, se desdibujaría su intento de cautivar a los votantes de clase media demonizando a su principal aliado. Y, además, se sabría que en realidad se trataba de mucho ruido y pocas nueces.