EL JUEGO DE LA DIVISIÓN
Juan Gossen
"Divide y reinarás", dice una frase que fue acuñada durante el apogeo del Imperio Romano, y que se adapta a la perfección para ilustrar la estrategia que comenzó a llevar adelante el Gobierno nacional en la semana que pasó. El desembarco que hizo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el interior bonaerense, tuvo un doble objetivo: por un lado, provocarle una fractura a la oposición no peronista, como es el Acuerdo Cívico y Social; y esmerilar a la dirigencia rural dado que en esas visitas también se realizaron anuncios destinados a pequeños y medianos productores.
El encuentro que tuvo lugar en Chascomús entre la Presidenta, Julio De Vido y Ricardo Alfonsín, que se viene posicionando como candidato a presidente luego del triunfo sobre el cobismo en la última interna partidaria, no fue sólo una simple foto. “Nosotros le advertimos con anticipación que no íbamos a tolerar esa foto, y antes del acto hasta le recomendamos que solamente apareciera la intendenta de Chascomús, que es de su riñón político. Obviamente, Ricardito hace su propio juego, y no es la primera vez que los radicales actúan de esa manera con nosotros”, le dijo a Hoy un dirigente muy cercano a Elisa Carrió, que no dudó en expresar su malestar, a través de una humorada, por lo ocurrido.
El enojo tiene su lógica: gran parte de la estrategia política de los lilitos de la Coalición Cívica pasa por denunciar permanentemente, de forma pública y en los tribunales judiciales, la existencia de una asociación ilícita en la cúspide del poder. “Mostrarse con los protagonistas de esa asociación ilícita es un cachetazo”, destacó la fuente consultada.
Pese a que los alfonsinistas intentaron quitarle dramatismo al asunto, y dijeron que el acto tenía carácter meramente institucional, no son pocos los que creen que se pueda estar en las puertas de una suerte de pacto de convivencia entre el radicalismo y la administración K.
La moneda de cambio, como suele pasar en este tipo de casos, pasa por los fondos públicos: el Ejecutivo provincial solicitó a la Legislatura permiso para ampliar el gasto en unos 5.300 millones, y eso incluye la creación de un fondo por 500 millones para asistir a los municipios. A ello se le suma un programa para refinanciar deudas que las comunas tienen con el Estado bonaerense, que se puede instrumentar a partir de la postergación -por dos años- de los compromisos financieros que tiene la Provincia con la Casa Rosada. Los planes de obras públicas y los Aportes del Tesoro Nacional, que discrecionalmente maneja la administración K, son otros instrumentos para disciplinar voluntades.
Desde distintos sectores de la oposición afirman que el fondo de asistencia, al menos por el momento, sólo estaría favoreciendo a comunas justicialistas o aliadas con el Gobierno nacional y provincial, y por eso plantean que ese dinero debería formar parte de los recursos coparticipables para ser distribuidos con equidad. Por ello sospechan que una posible ampliación de esa ayuda a municipios radicales podría llevar a que se asuma el compromiso de que la UCR no ponga trabas a la gestión gubernamental en la Legislatura bonaerense.
En el laboratorio político de los Kirchner está la idea de buscar recrear el bipartidismo en la Argentina (de ahí el énfasis de que existan internas para definir todas las candidaturas), dado que la actual atomización de las fuerzas políticas no es el escenario más propicio para el kirchnerismo ante un eventual balotaje, donde el matrimonio presidencial la tiene más que difícil con un 70% de imagen negativa.
En tanto, en lo que se refiere a la pelea con la dirigencia rural, los Kirchner tienen el objetivo de tratar de aprovechar las diferencias sustanciales que muchas veces existen entre las bases, los productores y chacareros -que no tienen una identificación política definida- y las decisiones que se adoptan en la Mesa de Enlace. Por ello Cristina no sólo estuvo en Chascomús, una ciudad donde la actividad agropecuaria cumple un rol central, sino también en General Belgrano, y todo indica que las visitas al interior bonaerense se profundizarán en los próximos días.
En General Belgrano, la primera mandataria anunció la entrega de subsidios por un monto de apenas 50 millones de pesos, para repartirse entre 20 distritos, entre los que se encuentran: General Madariaga, Magdalena, Las Heras, Tordillo, Lobos, Cañuelas, Olavarría, Balcarce, General Lavalle, Rauch, Tapalqué, Ayacucho, General Alvear, Pila, Las Flores, Mar Chiquita, General Belgrano, General Paz, Roque Pérez y General Lamadrid.
Según anunció la propia Presidenta de la Nación, dichos fondos serán destinados para mantenimiento de caminos rurales en varias localidades de la zona y para proyectos ganaderos (aunque no dio ningún detalle acerca del alcance de la medida).
El problema es que, además de favorecer casi exclusivamente a las administraciones comunales que simpatizan con el kirchnerismo, una simple cuenta indica que cada municipio recibirá, en promedio, poco más de 2 millones de pesos, cifra que de poco servirá para atender las verdaderas necesidades del sector agropecuario.
Por ejemplo, en nada solucionará la falta de medidas para evitar el avance de los grandes pooles sojeros que concentran la propiedad de la tierra y desarrollan el monocultivo; o la ausencia de políticas que permita desarrollar la actividad ganadera no sólo para abastecer el mercado interno, sino también para insertarse en mercados internacionales en momentos en que los vaivenes de la Argentina están siendo aprovechados por otros países, como por ejemplo Brasil. No por casualidad, días atrás, Lula da Silva se vanaglorió afirmando que, en poco tiempo más, su país se convertirá en el principal productor de alimentos del mundo.
En este contexto, si bien el sciolismo sigue manejándose con cautela para evitar confrontar con algunos adversarios de los K (especialmente la Iglesia), han emprendido una fuerte ofensiva contra quien, al menos por ahora, aparece como principal adversario en las encuestas: Francisco de Narváez. Así fue cómo, el jueves pasado, las principales espadas políticas del gobernador bonaerense no dudaron en salir al cruce de las críticas que el empresario realizó en Olavarría. Es más, hasta lo desafiaron a debatir.
La estrategia, diseñada en calle 6, es clara: no permitirle al Colorado que tome la iniciativa, cuestionar su falta de propuestas y remarcar contradicciones. Todo indica que la embestida recrudecerá cuando finalicen las vacaciones de invierno y se acelere la vorágine política en la principal provincia del país.
FUENTE: DIARIO HOY