AHORA LA "COPA AMÉRICA"
La nueva manipulación. Por Juan Gossen, Diario HOY
Que existe un profundo sentido patriótico en Argentina está fuera de toda duda. Una clara muestra de ello fue la histórica movilización popular que se produjo cuando se festejó el Bicentenario de la Revolución de Mayo.
Pero los problemas y las confusiones aparecen a partir de las manipulaciones políticas que, desde distintos sectores de poder, se intentan hacer de las celebraciones oficiales de algunas fechas históricas. Un ejemplo fue la celebración del Día de la Independencia, que el último viernes fue usado por la presidenta Cristina Kirchner para bajar línea, sin ningún tipo de tapujos, y para polemizar con la Iglesia católica y con distintos adversarios circunstanciales.
El Gobierno nacional se terminó apropiando de un acto que, en realidad, debería ser de todos los argentinos, sin importar sus creencias políticas o religiosas Lo ocurrido fue una muestra de debilidad, un desesperado intento de la administración K por retomar la iniciativa política en un Gobierno que, al menos por ahora, no encuentra la fórmula adecuada para encarar la recta final de cara a las elecciones de 2011.
No pudo causar más que escozor que la primera mandataria utilizara el acto central por el 9 de Julio como una tribuna política. Desaprovechó la ocasión, una vez más, para llamar a la unidad nacional, prefiriendo incentivar la fragmentación y los antagonismos.
Además, la primera mandataria postergó algunas horas su viaje a China (otra muestra de que el Gobierno nacional no demuestra demasiado interés en el gigante asiático) y así extendió lo máximo posible su presencia en Tucumán, en la creencia de que el fenómeno Bicentenario, que le había dado cierto oxígeno político el pasado 25 de mayo, se volvería a repetir en las tierras del Norte argentino. No tuvo el eco esperado.
Los que no la pasaron del todo mal fueron los 70 empresarios que acompañaron a la primera mandataria, y que luego partieron junto a ella con rumbo a China.
En este escenario, el gobernador Daniel Scioli puso de manifiesto nuevamente, la semana que pasó, una de sus estrategias preferidas: la extrema cautela, evitar la confrontación ante la posibilidad de recibir un cachetazo.
Está claro que, mal que les pese a los Kirchner, el mandatario provincial no está dispuesto a sumarse a la ofensiva del Gobierno nacional contra la Iglesia, en el marco del debate por el matrimonio gay. Y por eso Scioli insiste, cada vez que lo consulta, en remarcar la idea de que debe haber un debate profundo, sin hacer ninguna definición tajante y pasándole la pelota de la responsabilidad al Senado nacional. En definitiva, el mandatario provincial elude tomar partido para evitar tensionar sus vínculos con el poder eclesiástico, al que siempre le prestó especial atención.
Ahora bien, distinta es la postura de Scioli en el denominado “operativo Maradona”, que fue orquestado en la Casa Rosada y que, a grandes rasgos, consiste en salir a defender a capa y espada la continuidad del DT de la Selección (pese al resultado adverso en el Mundial), para de esa forma generar cierta expectativa para la disputa de la Copa América. El torneo se disputará el año que viene tres meses antes de las elecciones.
Precisamente, se prevé que una de las principales sedes de la competencia sea el estadio Ciudad de La Plata, que para ese entonces ya tendría que tener el famoso techo que les costó, a todos los bonaerenses, más de 100 millones de pesos.
En gran parte de la clase política del oficialismo está instalada la idea de que un posible éxito futbolístico debería tener una repercusión política favorable para el gobierno de turno. Se trata de un fenómeno de difícil comprobación: la política, al igual que el fútbol, está llena de imprevistos. Y más en un país como la Argentina, donde la variable económica es la que, por lo general, suele definir el resultado electoral.
Por lo pronto, en el laboratorio político del sciolismo están analizando una de las variantes que desde la quinta de Olivos le estaría dando cierto impulso: la posibilidad de que Daniel Scioli y el intendente de Tigre, Sergio Massa, compartan la fórmula de gobernador y vice en 2011.
Para ello tendrá que zanjarse una cuestión no menor: la interna declarada que existe entre los principales funcionarios bonaerenses del gobierno nacional, Aníbal Fernández y Florencio Randazzo, por ocupar ese lugar. El objetivo de ambos funcionarios sería instalarse en el corazón político de la Provincia (como es La Plata) para aprovechar que Scioli, por la Constitución, tiene vedada la posibilidad de competir por una reelección en 2015, en caso -claro está- de que obtenga un resultado favorable en los comicios del año que viene.
FUENTE: DIARIO HOY
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