HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 3 de enero de 2010

LA HISTORIA CONTRA LA DESMALVINIZACIÓN

Dos panzaverdes en las Malvinas.

En memoria de Pablo Areguatí y Antonio Rivero, pioneros de la presencia argentina en las Malvinas, a 177 años de la invasión.

Dice el relato más conocido: “A las 9 de la mañana del 3 de enero de 1833 los ingleses desembarcaron, primero izaron en un mástil que traían la bandera inglesa luego arriaron la nuestra”.

Hoy, 3 de enero, a las 9 de la mañana, se cumplen 177 años de la usurpación colonialista, y las noticias, cuando empieza el Año del Bicentenario de la Revolución, no pueden ser peores para el interés suramericano. Los entrerrianos no podemos estar ausentes en esta hora, reclamando lo que es nuestro, por los 32 guerreros panzaverdes sepultados en Malvinas en 1982, por tantos otros que volvieron, por los que murieron sin reconocimiento, y los que mantienen la llama encendida, y también por aquella presencia histórica fundamental en nuestras islas del entrerriano Antonio Rivero, y del entrerriano adoptivo, de origen guaraní, Pablo Areguatí.

Un guaraní en el gobierno

Pablo Areguatí fue alcalde de Mandisoví, en Entre Ríos, antes de gobernar las Islas Malvinas. Hijo del cacique Pascual Areguatí, había nacido en las misiones orientales, y llegó a ser también capitán de milicias de Santa Fe. La historia argentina y también la historia inglesa de las islas recuerdan lo recuerdan como el comandante del territorio entre febrero y agosto de 1824. Nueve años antes de la usurpación británica. Areguatí, cuyos descendientes viven en varias ciudades entrerrianas en la actualidad, algunos incluso con el apellido Areguatí, no fue el único guaraní con presencia política fundamental en la vida fundacional del nordeste entrerriano en el siglo XIX. El historiador César Varini nos recordó ayer, desde Chajarí, que no se sabe exactamente el lugar de nacimiento del coronel Miguel Guarumba (tiempos de Urquiza y Sarmiento), y que su cuna pudo ser Mandisoví. Pero los demás, como Areguatí mismo, nacieron fuera de los límites actuales de la provincia de Entre Ríos, aunque tuvieron importante actuación aquí. “Areguatí fue más bien porteñista, tuvo que irse cuando se impuso el artiguismo”, aclaró Varini. “Después alcanzó grados militares en Entre Ríos y Santa Fe, y estuvo en las Malvinas”. También insistió sobre la importancia de las Misiones, esa provincia que tuvo verdadera relevancia en nuestros orígenes y que abarcaba parte de las actuales provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos hasta el Yeruá.

La hazaña del peón

El estudioso Rubén Bourlot recuerda el espíritu patriótico del Gaucho Rivero en el número 140 de la revista El Tren Zonal. “Rivero era peón de una estancia de Luis Vernet en el momento de producirse la usurpación de las Malvinas por parte de Gran Bretaña, el 3 de enero de 1833”. “Instalados los ingleses reemplazan la Bandera argentina por la suya y se apoderan de todos los bienes, incluidas las propiedades de Vernet. Las relaciones entre los nuevos patrones y los peones (14 personas) desde el principio fueron tensas y la mecha que encendió el conflicto fue la negativa de la proveeduría, ahora en manos inglesas, de recibir los bonos con que Vernet pagaba los sueldos. Los ingleses exigían abonar en monedas de plata”. “En la noche del 26 de agosto estalló la rebelión que no se limitó a manifestarse ante los administradores de la estancia Los conjurados se dirigieron hacia la comandancia situada en Puerto Soledad (hoy Argentino) y en el camino se encontraron con el capataz Juan Simón que intentó resistirse y fue muerto por Rivero. Posteriormente tomaron la comandancia y sustituyeron la bandera inglesa por la celeste y blanca. Los ingleses y franceses que habitaban el lugar (unos 17) huyeron a refugiarse en los islotes cercanos. En tanto Rivero y su grupo se hicieron fuertes y permanecieron en el lugar hasta el 10 de enero de 1834”. “Este hecho constituye un verdadero acto de soberanía que sienta un precedente más en nuestro reclamo por el territorio irredento”. “La llegada de refuerzos británicos obligó a desalojar Soledad. Los gauchos se internaron en la isla y resistieron hasta el 14 de abril cuando fueron apresados y derivados a Inglaterra. El gobierno inglés abrió una instrucción para procesarlos pero el Almirantazgo consideró más conveniente devolverlos a su lugar de origen. En 1835 los liberaron en Montevideo, perdiéndose sus rastros. Según Leguizamón Pondal, Rivero participó en la batalla de la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, contra los mismos enemigos”.

La bandera del invasor

Es conocida el altísimo protagonismo de los entrerrianos en la defensa de nuestra soberanía en la Batalla de la Vuelta de Obligado, de modo que la muerte allí de Rivero es muy posible. Así, los momentos emblemáticos de la defensa de la soberanía nacional tienen siempre una presencia decisiva de los panzaverdes. Eso explica en parte la proclama que lanzaron en diciembre de 2009 un grupo de entrerrianos y santafesinos reunidos en la Junta Americana por los Pueblos Libres contra el Tratado de Lisboa, que convalida la usurpación británica de las Malvinas, y la sugerencia de que el mapa de las Malvinas esté en la bandera Argentina. El estudioso Patricio Mendiondo explica la usurpación europea en aquella aciaga jornada de 1833: “el 3 de enero son usurpadas las Islas Malvinas. El comandante Onslow, de la Corbeta Clío, tomó posesión de Puerto Soledad. El día 5 el pequeño buque argentino Sarandí se retira hacia Buenos Aires. Mientras tanto, luego de haber arriado la bandera argentina de las islas, Onslow, iza la bandera inglesa. Carente de otras órdenes, el capitán inglés abandona Puerto Soledad, y deja en custodia de la bandera, al escocés Dickson”. “El 3 de enero el Teniente Coronel José María Pinedo, al mando de la Corbeta Sarandí, intenta impedir dicho acto de agresión, pero se ve superado en número. Los piratas (británicos) eran tres veces superior al número argentino, ya que los ingleses que acompañaban a Pinedo se negaron a luchar contra su bandera. Por lo tanto eran solo 14 soldados y otros 10 civiles sin armas. Por ese motivo, Pinedo no tuvo otra alternativa que rendirse. Por este acto, Pinedo fue sancionado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Según el art. 41 del Código Naval, todo Comandante de guerra debe defender su pabellón de cualquier superioridad con que fuese atacado, con el mas valor y nunca se rendirá a fuerzas superiores sin cubrirse de gloria en su gallarda resistencia”. “Mas allá de la decisión de Pinedo, los británicos… nos han usurpado una pequeña pero querida parte de nuestro territorio nacional”. “El 15 llega el buque Sarandí a Buenos Aires. Ese mismo día el gobierno realiza una protesta al encargado de negocios británico, quien niega los hechos”. “La operación británica fue preparada de mucho tiempo antes, nada es producto de la casualidad. A fines de 1831, los Estados Unidos dieron su colaboración. El 28 de diciembre de 1831, arribó a Soledad la corbeta Lexington, destruyendo armamento, saqueando habitaciones y cazando ganado salvaje. Después de arrestar a los colonos, se mantuvo prisioneros a seis argentinos”. Y bien, vale recordarlo porque la alianza de Inglaterra y los Estados Unidos ha sido permanente, en el tiempo, en la usurpación de las Malvinas argentinas que hoy cumple 177 años. La llamada “Doctrina Monroe”, que se sintetiza en la frase “América para los americanos”, funciona sólo cuando a los Estados Unidos le conviene. La presencia europea en Malvinas sigue lastimando, entonces, no a los estaos Unidos, sino a los pueblos suramericanos que son sus víctimas.

Cuatro noticias que desmalvinizan

Justo en el Bicentenario de la Revolución de Mayo, Europa consolidó la incorporación de Malvinas y la Antártida Argentina como tierras inglesas de ultramar. Pero a esta mala noticia, para los suramericanos, se suman otras que consolidan la posición europea. La cachetada europea no pudo ser más audaz y agresiva. Y la respuesta argentina fue apenas “ diplomática”, el gobierno buscó circunscribirla a un asunto de Cancillería, sin explicar al pueblo la medida del retroceso. Como se sabe, la Constitución Europea incorporó el Pacto de Lisboa, y con él la decisión de tomar como territorio de Gran Bretaña las islas argentinas del atlántico sur, y la Antártida argentina y chilena. En estos días nos enteramos, además, que Radio Nacional suprimió un programa semanal que emitía los sábados, titulado “Más allá del sur”, que se refería a los argentinos en la Antártida. También nos enteramos de que muchos documentos de identidad argentinas salieron con un mapa de la Argentina impreso sin Malvinas, sin las demás islas del Atlántico, y sin la Antártida. Como si fuera poco, las noticias dicen: “fuerzas británicas de aire, mar, tierra y especiales estacionadas en las Islas Malvinas participaron de un simulacro bélico mayor para repeler ‘una invasión enemiga’ a las Islas”. "Es el terreo ideal para entrenar para Afganistán. Es bueno que los muchachos vuelvan a la marcha y al campo de batalla, a la movilización en tierra básica. Les ayuda enormemente a afinar sus habilidades e instintos de combate", dijo el Sargento Mayor Robert Loudon, veterano de Irak y de Afganistán. Es decir, los británicos usan territorio argentino par entrenar soldados que matarán afganos. Como se ve, para empezar el Año del Bicentenario de la Revolución de Mayo, las noticias no pueden ser peores. Según la prensa escocesa (informa la agencia Mercopress y la página “Malvinense”), los soldados no están en las Islas sólo por el entrenamiento: están para cumplir con la misión de proteger a las Malvinas. A partir de la terminación del conflicto (con Argentina) las Islas han contado con una fuerte presencia militar británica incluyendo una base y aeropuerto construidos en Mount Pleasant, a 35 millas de la capital Puerto Argentino. Todos los días patrullas de a pié, llamadas "Patrullas Pingüino" salen a recorrer las Malvinas y son vistas como una clara demostración de la soberanía del Reino Unido sobre las Islas, y como tal son muy apreciados por los (invasores) Isleños.

Aborígenes de la entrerrianía, olvidados

"Como Pablo Areguatí hubo muchos guaraníes aquí, lo que ocurre es que en su mayoría se cambiaron de apellido para poder integrarse. La viuda de Pablo de la Cruz por ejemplo se puso Cabrera, pero tenía un apellido guaraní”, apunta César Varini. Los liderazgos de miembros de distintos pueblos originarios, antes y durante la conquista, como bases de la identidad que aquí llamamos “entrerrianía”, son reconocidos por muchos historiadores pero en general no tienen el lugar que merecen en la historia más divulgada, todavía. Varini recuerda la presencia en el nordeste entrerriano de Andrés Guacurarí (Andresito Artigas), Domingo Manduré, Pablo de la Cruz, Gaspar Tacuabé, Miguel Guarumba, con alto protagonismo en la actividad social, política, militar y económica. Señala que el propio Pablo de la Cruz fue el único de todos los guaraníes que alcanzó el grado de general. Otro de los aborígenes nombrados en la historia es el cacique Mendagú. Este hombre no ha sido estudiado, admite Varini. Fue mencionado por Manuel Belgrano en el acta que escribió en Curuzú Cuatiá, y en la que ratifica y mejora la organización de Mandisoví (actual Federación). Areguatí, Guacurarí, De la Cruz, Tacuabé, Guarumba, y el propio Mendagú, son unos pocos nombres de muchos relevantes guaraníes en el nacimiento de la entrerrianía. Por mencionar otros, y sin agotar para nada la presencia aborigen en Entre Ríos, diremos con el antropólogo Carlos Ceruti que antes de la conquista y durante los primeros siglos de incursión europea en estas tierras alcanzaron alta presencia en nuestra región muchos charrúas y miembros de otras naciones como Zapicán, Abayubá, Caytuá, Tabobá, Añahualpo, Yandianoca, Carabí, Campusano, Naigualvé, Gelubilbé, Doimalnaejé, Ticú Guazú, Juan Yaro, Gregorio, Boca Tuerta, Aguaré, Mañuá, los Yasú. Estos últimos de conocida relación pacífica por largas décadas con los españoles santafesinos. Y también, por supuesto, debemos recordar a los nativos que se salvaron de la matanza de Rivera en la Banda Oriental y fueron exhibidos en jaulas, en París: Guyunusa y su bebita, Vaimaca, Tacuabé, Senaqué. Vale apuntar aquí que para nuestros ancestros el nacer de un lado o el otro del río Uruguay no daba diferencias de nacionalidad. Hoy no somos pocos los que, en ambas orillas, desconocemos o condenamos también ese límite que consideramos ficticio. ¿Cuántos como ellos, descendientes de aborígenes suramericanos, que heredaron (o les impusieron) apellidos criollos, dieron su vida en Malvinas por unas tierras que no pueden ser sino de Suramérica y jamás de la Europa colonialista? FUENTE: unoentrerios.com.ar

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