La gente y más el trabajador, tiene que defender sus derechos. Si el sindicato no lo hace, recurre a otros medios como se ve en muchas comisiones internas de las grandes fábricas.Un importante sector de gremialistas de la Argentina, tiene varias cuentas pendientes en torno a la instalación sistemática en nuestro país de la precarización laboral y la desocupación. No las generaron, pero la inacción en defensa de la gente y el medio creado con tanto esfuerzo, los enrola en los sectores de la complicidad con tales políticas. Todos los dirigentes de los grandes sindicatos de la CGT son contemporáneos de este proceso de treinta años, agudizado notoriamente durante el gobierno de Néstor y Cristina. No han propiciado en todos estos años un mejoramiento y extensión de la organización de los trabajadores argentinos. Lejos están del legado político y orgánico de Juan Perón. El abandono sistemático del trabajo en la base, ha producido el fenómeno de la sustitución. La gente y más el trabajador tiene que defender sus derechos. Si el sindicato no lo hace, recurre a otros medios como se ve en muchas comisiones internas de las grandes fábricas. ¿La culpa la tiene el trotskismo o el maoísmo? Y siguiendo la misma línea de análisis, pareciera que la culpa de la pobreza la tienen los medios o los piqueteros no oficialistas. ¿Cuantas conspiraciones más va a inventar el gobierno nacional?. El truco de victimizarse y acusar a otros de desestabilizadores, poniendo por fuera de sí la responsabilidad como gobierno, ya tiene un tono patético. La CGT llama a una movilización para defenderse, más que para defender al gobierno. Son demasiadas las señales en la sociedad argentina acerca de la insuficiencia orgánica actual para dar respuesta a los problemas laborales, sociales, políticos y económicos del hombre argentino. El propio gobierno ha propiciado y propicia alternativas gremiales al sindicalismo tradicional, con la intención de acotarle su poder. El propio discurso “progresista” de los Kirchner los llevó a cobijar políticamente a la CTA (Central de trabajadores argentinos). Hoy en los vaivenes de la política corta, esta actitud se le ha vuelto en contra. Porque desde ese paraguas circunstancial se prohijó infinidad de organizaciones gremiales y sociales que van por más, como corresponde. Ha desaparecido la casi la totalidad del gremialismo auténticamente peronista y los grupos sociales de base con trabajo diario en los barrios humildes del territorio nacional. Hilvanados en una perspectiva de poder nacional y popular le dieron vida y sentido a la Argentina durante décadas. Con el paso del tiempo fueron sustituidos por el las bandas y el clientelismo, todos funcionales a un poder que nada ha tenido que ver con un peronismo que dice representar. Hace mucho tiempo la gran mayoría de la dirigencia argentina ha perdido los reflejos, porque ha perdido el sentido de su existencia. Por fuera de nuestra gente se dedicó a sí misma en contra de todos y de la realidad también. Esta es la verdadera conspiración contra la Argentina. Tiene más de tres décadas de existencia. Muchos dirigentes gremiales se despegaron de las acusaciones de los Kirchner sobre desestabilizadores y golpistas. Nadie come vidrio.