El ex presidente argentino Eduardo Duhalde, si no media alguna operación pesada en su contra, con paciencia y saliva, va camino a convertirse en el principal referente político de un acuerdo con vistas a un próximo período gubernativo y ya sin los Kirchner en el poder. Cierta racionalidad y una costosa sabiduría obtenida no sin sacrificios y amarguras, en medio del insensato tumulto de los últimos años, parecieran ser la impronta y atmósfera que rodea e informa todo el accionar y la intencionalidad del dirigente peronista de Banfield. Crece su figura en un verdadero páramo dirigencial. Quizás todo este tiempo, y haciendo de tripas corazón, Duhalde haya educado la paciencia como nadie. Padre de varias criaturas y monstruos políticos, los ha padecido puntualmente. Pero convengamos que ha sido uno de los pocos y principales promotores verdaderos de los acontecimientos políticos en el poder nacional de los últimos veinticinco años en la vida institucional argentina. Y que se mantiene vigente, muy vigente, insistimos. Incansable, daría la impresión que se ha transformado en un tiempista eximio. De todas las figuras políticas que durante ese período ocuparon alternativamente el horizonte dirigencial, Duhalde parece el único que hoy tiene planes para la Argentina que trascienden lo meramente personal. Muchos de esos no hay. Él lo sabe y lo va a explotar convenientemente. Mientras la puja sea por definir cosmeticamente y al ritmo influenciable de una supuesta opinión pública, quien va a ser el próximo candidato presidencial viable, esto no avanza. El frenesí por la punta, de una carrera sin sentido y mucho menos contenido, no es una tentación para Eduardo Duhalde. Sus recursos y verdaderas funciones, por ahora son otras y bastantes trabajosas por cierto. Si ponemos en análisis y tratamiento desde otra perspectiva de poder a toda la realidad nacional, es como que escampa. Entonces la gripe, Honduras y toda nuestra diplomacia herida, la defensa de la vida, la inflación, la desocupación, la marginalidad, la productividad, el campo, el desamparo juvenil, todas las economías regionales, la salud integral y la desnutrición, etc. cobran otra dimensión y nos aproximamos a una idea, una intención de gobernar y resolver, o ir resolviendo con equilibrio y sin pausa el futuro de nuestra patria. Pensamos que previamente a ese momento y que lo va a demorar, lo precede una feroz pelea y negociación en la Argentina. Está en juego ni más ni menos que la sucesión de los Kirchner. Está en juego también, cuan racional y eficaz logramos que sea.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
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