By Samantha Singson
(NUEVA YORK - C-FAM) Esta semana, en la sede de las Naciones Unidas, la administración Obama continuó con sus esfuerzos por extender el acceso al aborto legal en el mundo. El equipo de Obama introdujo un lenguaje que causó irritación en las negociaciones de alto nivel. La propuesta estadounidense exige el “acceso universal” a los “servicios de salud reproductiva y sexual que incluyan el acceso universal a la planificación familiar”. El documento está siendo estudiado y culminará en el Examen Ministerial Anual de 2009, que se realizará la próxima semana en Ginebra.
Para muchas delegaciones, el punto de fricción y lo que causó la división del sólido bloque europeo fue el empleo del término “servicios” en el contexto de la “salud reproductiva”. En 2001, durante las negociaciones efectuadas en el marco de la evaluación a diez años de la Convención sobre los Derechos del Niño, un delegado canadiense dejó escapar que “por supuesto, todos saben que ‘servicios’ significa ‘aborto’”. Desde entonces, el uso de la palabra “servicios” suscita acalorados debates.
Tan controvertido es el tema de los “servicios” en el ámbito de la “salud reproductiva”, que el comúnmente impenetrable bloque de negociaciones de la Unión Europea, compuesto por 27 miembros, ha implosionado. Al oponerse a la medida, Malta, Polonia e Irlanda se separaron de sus aliados y se unieron a la Santa Sede.
Los delegados también están preocupados ante el intento de relacionar la “salud sexual y reproductiva” al “acceso universal”, lo cual nunca fue acordado por las Naciones Unidas, y que podría implicar una importante victoria para las fuerzas pro-abortistas. En numerosas oportunidades, se ha intentado introducir términos sobre el “acceso universal a los servicios de salud reproductiva y sexual” en la ONU. En el año 2005, durante la reunión de la Comisión sobre Población y Desarrollo, el Fondo de Población se unió a grupos de presión pro-abortistas para reclamar el “acceso a los servicios y programas de salud reproductiva y sexual”. Fueron derrotados, en gran medida, por los delegados estadounidenses enviados por Bush, quienes exigieron que ninguno de los términos relacionados con la salud reproductiva fuesen interpretados de manera tal que incluyeran el aborto.
Semanas atrás, la nueva administración del gobierno de los Estados Unidos interpretó que la “salud reproductiva” comprendía el aborto. En abril, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, declaró ante un subcomité del Senado de los Estados Unidos: “Nosotros [la administración Obama] consideramos que la planificación familiar es un aspecto importante de la salud femenina, y que la salud reproductiva incluye el acceso al aborto, que creo que debe ser seguro, legal e inusual”. En esta afirmación, Clinton también contradijo el acuerdo logrado en la Conferencia de El Cairo, según el cual el aborto nunca debe ser usado como parte de la planificación familiar.