NI SIQUIERA BELLAS SIRENAS

La mitología griega, la literatura y el cine, han informado copiosamente y formado a la civilización occidental, en un necesario enfrentamiento a los letales “cantos de sirenas”, que nos seducen primero con su voz y melodía y luego con su belleza física con el solo propósito de arruinarnos y condenarnos. Ya con el cautivo en sus atenazados brazos, revelan su monstruosidad. Remanido latiguillo épico, por Ulises, utilizado hasta el hartazgo durante siglos por políticos de toda procedencia, color, sexo y edad. No por remanido, ha sido abandonado el recurso de “tentar” en las batallas cruciales, sobre todo para los que detentan el poder ilegítimamente, a toda la población con zanahorias varias. Desde hace tres décadas en la Argentina, entre otras delicias, se anuncia una cosa en campaña electoral y el verdadero rostro de la propuesta se descubre en la gestión. La separación entre el decir y el hacer, está tan incorporado como doctrina, que ya se concreta en forma totalmente descuidada e indisimulada. Acaso, ¿no lo han reconocido públicamente? Terrible lapsus de sinceridad de Carlos Menem, que no hace más que confirmar al resto. Hoy el discurso del matrimonio presidencial reincide en la maniquea y primaria lógica de premios y castigos si no los votan. Metodología ya empleada en el conflicto con los productores agropecuarios. En aquél entonces y día por medio, anunciaban un nuevo destino loable con los fondos que pensaban obtener del campo. Y también día por medio amenazaban con un panorama desolador si perdían la pulseada. Bien no les fue. Hoy, los premios prometidos, a seis años de gestión, son poco creíbles. Para el pobrerío, sobre el cual en la Argentina desde hace poco más de treinta años se tienen políticas activas de control, esgrimen unas monedas que le han puesto en su bolsillo. Ese quizás sea el principal destinatario de los anuncios sobre abismos y cataclismos. Sabiendo que poco hay para mostrar y que se trata de sirenas afónicas y feas, han incorporado el rubro sirenas agoreras. En la espera activa de los pueblos, como dice el Documento de Puebla, y reconociendo la instancia del cansancio y agotamiento en la gente por soportar demasiado tiempo los pocos resultados de una gestión, se cambia por otra aunque se sospeche que no haya novedades serias. Entre el “abismo” de la oposición y el “abismo” oficialista, cambia. Muchos se dicen en su fuero interior: “probemos”. Recordemos también, que casi todas las propuestas políticas están en el mismo rango que la de Kirchner, aunque se vistan de seda. Hoy ni siquiera hay sirenas engañosas, pero bellas al principio. El bagayo te lo presentan de arranque.