El anuncio de la creación de un Ministerio de la Producción, planteado por Cristina de Kirchner, no alcanza para que la mayoría de los argentinos se crean del todo que ahora viene de producción en serio. La Argentina es un país que debe tener como política permanente, audaz, innovadora y toda de ejecución, el aliento a la producción. Como política de estado, el estímulo perpetuo a la producción agropecuaria, agroindustria, industria liviana, industria pesada, etc. Esta realidad y necesidad impostergable es originaria de nuestra nación. Figura en nuestro activo la larga tradición de empresarios y trabajadores, productores y trabajadores rurales, que constituyeron un espíritu laborioso histórico y fundante de nuestra personalidad como comunidad. Fundador de miles de localidades y que acompañado por la producción ferroviaria, fueron pobladores de la patria. Supimos explotar nuestros mares y nuestra energía. Desarrollar poderosas economías regionales de un país que tiene y supo producir de todo. Generaciones enteras dejando su trabajo en la tierra, la fragua y fundición, en el mar, en el petróleo, en las minas. Todos ellos figuran entre las mejores cabezas y brazos del mundo. Toda vez que esta energía inteligente fue postergada, soslayada o directamente enfrentada, la Argentina retrocedió. Siempre se supo que detrás de esas políticas estaban los intereses extranjeros. Ahora y en un tono que pretende ser intimista y cómplice del auditorio, la presidente confiesa poseer un presentimiento que es menester atender. Ese presentir “ausencias” en nuestra economía, se resuelve según los Kirchner con el mero anuncio de la creación de un nuevo súper ministerio que de verdad, ahora sí, se ocupe de la producción. En todo caso estarían anunciando su reflotamiento, porque Néstor Kirchner durante su mandato desmanteló el mencionado ministerio. Todos los empresarios, industriales, productores agropecuarios, gremios y los mismos trabajadores, saben de qué se trata cuando se habla de producción y su estímulo. El recurso, ya usado en extremo, de considerar a la gente dispuesta a comerse cualquier verdura porque lo dice la presidente por televisión en su mejor tono simpático, creemos que estaría llegando a su fin. El anuncio de las nuevas y faraónicas obras públicas, de evidentes influencias egipcias, sin haberse cumplido la enunciada anteriormente en más del 50 %, ofende la inteligencia de todos los argentinos. Aparte, ¿no les ganó de mano y desde el llano, Eduardo Duhalde con su Movimiento Productivo Argentino?
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
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