Según reflexionan los chinos, entre otros orientales, toda crisis es también una oportunidad. La oportunidad que hoy se presenta en el mundo, es la de la independencia de los pueblos. Otra independencia. Nueva y vieja a la vez. Nueva, quizás en las formas, pero antiquísima en los reclamos y contenidos. Una de las principales prisiones que la modernidad supo construir en todo el planeta y sin fronteras, es la de la ideología. Largos períodos de preparación cultural o contracultural, según se lea, con el auxilio de la masificación poderosa de los medios de comunicación o incomunicación, según se interprete, permitieron grandes manipulaciones de miles de millones de personas. No en todo, obviamente. Siempre hay un poco de soga libre para que parezca libertad y progreso. Nos referimos a la manipulación de lo esencial y constitutivo de las personas en torno a su dignidad. Eso se llama tener soberanía verdadera e independencia, o no tenerla. La poderosa anestesia que han inyectado en la sociedad induce a afirmar que no se puede, que ya somos libres o directamente cada uno hace la suya y salvate vos flaco, que la vida es corta. En ese marco de ideologización de la rendición personal y colectiva, han ensayado cualquier experimento para profundizar y justificar el saqueo. Ahora bien, el andamiaje y toda la literatura de todas las bibliotecas que han abonado esos montajes, acaban de derrumbarse estrepitosamente. Se está creando, mal que le pese a la city financiera global, una brecha enorme y creciente que favorecería a las naciones para no alinearse con los que fracasaron. Un nuevo y desarrollado tercer mundo. Y mejor aún, una tercera posición tan alejada de la metrópolis financiera como del papel de esclavos autodesignados. Distante de la usura que cacarea por izquierda manipulando los derechos humanos y distante de ciertas multinacionales que hacen bandera de la defensa de la vida y luego invaden países para robarles todo. Las dos opciones se parecen y responden a un mismo patrón. Solamente aparecen diferenciadas en el mercado, para capturar distinto público. Ambas son una condena. Pero acaso ¿no lo hemos visto ya, de otra forma y con otros colores? En tan solo veinte años han hecho implosión las dos variantes. Primero el socialismo real, y ahora el capitalismo real. Es tiempo de plantear las naciones unidas soberanas e independientes, para el bien común de los pueblos libres. No es una oportunidad más para chicanear, y luego proseguir en el mismo esquema. No es tiempo de hipocresías. Tampoco de cobardías. Es una nueva oportunidad de ser libres.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
lunes, 13 de octubre de 2008
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