El campo argentino, los productores agropecuarios, a fuerza de ser agredidos económica, social y políticamente desde hace décadas, con un perjuicio para sus vidas y familias, finalmente se ha plantado. Ha comenzado un recorrido, no fácil como cualquier lucha, que le va permitir, sobre todo a la inmensa mayoría de medianos productores nacionales, tener identidad común, protegerse y ser sobre todo un muro que detenga la extranjerización de nuestro territorio. Ha ocupado el espacio vacío, que desde hace mucho se pretendía ocupar con "nuevos terratenientes", ahora provenientes de las finanzas o usura cómo más le guste, la mayoría extranjeros. Hoy, la Argentina cuenta con un campo enojado y alerta, no solo por lo que le sucede en particular. Es la Argentina y su futuro la que está en juego. ¿Y los industriales? Se ve que está muchísimo más desnacionalizada la industria argentina que el campo. O los industriales para ser más precisos. Empresarios que venden sus empresas, que pierden su patrimonio real por una jugosa cuenta bancaria para mover en un mundo financiero cada vez más peligroso.
