HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 28 de diciembre de 2017

LÁZARO HABLA... CRISTINA KIRCHNER TIEMBLA.

 METAMENSAJES AL KIRCHNERISMO

      Por Alfredo LeucoTTribuna de Periodistas.- Lázaro Báez es un hombre de pocas palabras y de muchos millones. Es tímido y por eso conviene leer entre líneas lo que dijo en la interesante entrevista que el periodista Luis Gasulla le hizo para Infobae. El primer dato es que habló. Que aceptó decir algunas cosas. Algo cambió. De lo contrario hubiera mantenido el silencio. Lázaro en todo momento se muestra distante de Cristina y de Julio de Vido.
Dijo que a la ex presidenta la vio muy preocupada por el tema Nisman y que tuvo actitudes mezquinas y que por eso, no dejó herederos políticos. “Mezquina” es una de las palabras más utilizadas para definir el carácter de Cristina por quienes la conocen profundamente. La otra palabra es “desagradecida”. Como si solo le importara lo que le pasa a ella y ni registrara lo que le pasa al resto, incluso a su gente muy cercana que en su mayoría están presos. Cómo Lázaro Báez que está por cumplir dos años de detención en la prisión de Ezeiza. “Era la señora de mi amigo”, contesta Báez para definir su relación con Cristina. Con De Vido es más duro todavía. Dice que es verdad que lo abandonaron a De Vido, pero aclara que él también “los abandonó a todos, sobre todo, a los argentinos y en especial a mí porque soy el único empresario detenido”. Es que la entrevista se hizo antes de que encarcelaran a Cristóbal López y Fabián de Sousa, otros dos empresarios acusados de ser testaferros de los Kirchner y de graves hechos de corrupción. Lázaro y Cristóbal nunca se llevaron bien. Se tiran misiles por elevación. Báez negó ser testaferro de Néstor. Reconoció que es una agradecido a su amigo que le dio trabajo, pero aclaró que a él no le “regalaron bancos ni fichas”, en obvia referencia a Cristóbal. Respecto del enriquecimiento veloz y colosal de los Kirchner, Lázaro dijo que había que preguntarle a su contador. Justo cuando Víctor Manzanares reveló que enmendó las actas societarias con liquid paper por orden de Cristina y además denunció que Lázaro pagaba fortunas por habitaciones que no ocupaba en el holding hotelero de los K. 


 Lázaro no comulga con esta Cristina. Le da un consejo. Le dice que tiene que cambiar mucho si quiere seguir en los primeros planos de la política. Es obvio que Lázaro sabe mucho. Y que cada vez que habla, Cristina tiembla. Se podría decir que hay un puñado de personas que tienen la llave de la celda que está reservada para la ex presidenta. Una de esas llaves la tiene Lázaro Báez. Tal vez se anime a usarla alguna vez. Por ahora desliza suaves mensajes amenazadores. La realidad lo puso a Lázaro Báez sobre arenas movedizas. Mientras más se mueve, más se entierra. Y en su desesperación se lleva puesta a Cristina. La arrastra hacia la cárcel porque resolvió romper la omertá. Esa palabra significa para el código de la mafia siciliana, la ley del silencio. Nadie habla. Se cierra la boca como un juramento de que nadie va a revelar datos o información que perjudiquen a la organización criminal. El que rompe la Omertá en la mafia es castigado con la muerte. Esperemos que aquí no se llegue a tanto y que los códigos de la mafia de los pingüinos sean más pacíficos. Enojado y asustado, Lázaro dice que todos los usaron de forro empezando por Cristina Fernández de Kirchner. Reclama, exige casi a los gritos que el juez siga investigando hacia a arriba. ¿Quién está arriba de Báez? De Vido, Néstor y Cristina. No creo que Lázaro haya tenido otro jefe. De hecho no es la primera vez que dispara contra algún integrante del Cártel de los Kirchner. ¿Se acuerda cuando dijo: “Yo puedo explicar mi declaración jurada. Ni Echegaray ni Alicia pueden explicar sus bienes”. Báez se habló encima. Se ensució a si mismo cuando dijo que por pensar distinto, Cristina no le dio nada. Primero porque eso es mentira. Pero si fuera cierto, sería la confirmación de que Néstor le daba obras públicas con sobreprecios y retornos por pensar como él y que su viuda no. Es que así se malversaron los dineros de todos los argentinos. A los amigos todo, a los amigos de lo ajeno. A confesión de partes, relevo de pruebas. 

La información dura y pura dice que Lázaro recibió la friolera de 24.500 millones de pesos durante el reinado de la dinastía K. Austral Construcciones, se fundó 12 días antes de que Néstor jurara como presidente. Los Kirchner y los Báez formaron un concubinato para el delito. La convivencia fue obscena entre ellos. No hay que olvidar que la última noche en que Néstor estuvo vivo, cenó con Lázaro y Cristina. Y que el mausoleo faraónico donde descansan los restos de Néstor fue diseñado, construido y durante un tiempo vigilado por Lázaro con todos los gastos a su cargo. Digo durante un tiempo porque en su momento Lázaro se enojó y le mandó a Cristina las llaves del mausoleo de Néstor. Dejó de custodiarlo y mantenerlo. “Que se haga cargo la viuda”, les dijo a unos amigos de Santa Cruz. Este Lázaro ya no se levanta ni anda. Este Báez no es un cartonero. En el 2008 la Coalición Cívica los denunció ante la justicia como integrante de una asociación ilícita cuya jefa era Cristina. A los Báez y a los Kirchner los une el mismo destino del juicio y castigo. Es difícil que alguno zafe de la condena. Están atrapados sin salida. Hasta Vialidad Nacional les está reclamando vía judicial que les devuelvan 1.200 millones de dólares que se perdieron en el camino y que fueron a parar a los bolsillos de los pingüinos millonarios. A esta altura no hay ninguna duda: el gobierno de la familia Kirchner fue el más corrupto de la historia. Los del menemismo fueron vueltos, chirolas, al lado de estas montañas de dólares y euros contados con maquinitas, transportados en bolsos y aviones, pesados en balanzas y depositados en bóvedas o en el exterior. Lázaro Báez fue el amigo, socio, cómplice, testaferro y empleado de Néstor y Cristina que más rápido se hizo millonario pero que dejó los dedos más pegados por todos lados. Más que pingüinos son los buitres de Río Gallegos. Los que tienen niveles de codicia nunca vistos. 

Los que son capaces de vender a la madre y a las madres de plaza de mayo por una caja fuerte llena de miserables billetes. Los muchachos de la agrupación “Lázaro Báez para la Victoria y la Fortuna de Cristina”, pusieron al estado al servicio del enriquecimiento ilícito de la familia presidencial. Alguna vez escribí que Lázaro era el Alfredo Yabrán de los Kirchner. Un mafioso todo terreno. Produjo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces y las estancias y los autos de alta gama y de los millones de dólares y de euros. El que andaba en camionetas 4×4 y en su propio avión ahora es trasladado con chaleco antibala, casco, un policía con un escudo adelante y con francotiradores que cuidan que nadie asesine a Lázaro Báez. Hay un tema macabro y terrible cuando Leonardo Fariña, el valijero arrepentido autodenominado “imputado colaborador” sugiere que podrían asesinar a Lázaro Báez. Hay que decirlo con toda claridad. En una parte de su testimonio, Fariña que hasta ahora se pudo comprobar como cierto todo lo que denunció, dice textualmente que:” Si lo pudieran silenciar (a Lázaro) lo van a silenciar” y que “ellos, (por Cristina, Máximo, De Vido y Echegaray) serían felices si le da un ataque al corazón: su vida no vale nada”. 

Lázaro está en su peor momento. Cristina también. Ambos temen porque sus hijos mayores puedan perder la libertad. Sobre todo Martín Báez. Se supone que a un padre le va a remorder la conciencia porque primero lo convirtió en delincuente y ahora está a un paso de convertirlo en presidiario. Ese señor desesperado que habló ayer es el caso de movilidad social ascendente más veloz de toda la historia. Lázaro Báez pasó de empleado bancario a megamillonario. Según el evangelio, Lázaro de Betania ya estaba muerto y sepultado. Pero llegó Jesucristo que era su amigo y lo resucitó en un instante y con una frase: “Lázaro, levántate y anda”. Este Lázaro de estos tiempos de cólera, se parece más a otro personaje bíblico que es casi su contracara. A Poncio Pilatos, el que se lavó las manos y con ese gesto, selló la condena a muerte de Jesús. Es el símbolo del oportunismo, la vileza y la traición. Cristina sabe que los tiempos se acortan. Cada vez que se mira al espejo tiene miedo que le aparezca Lázaro Báez en su lugar. Es que fue en su cabeza y en la de su marido fallecido donde se planificó un tsunami de ilegalidad que arrasó con todo. Todos le llaman la jefa y es cierto. Cristina es y fue la jefa. Y más temprano que tarde va a tener que pagar por eso. Hay una celda de pocos metros cuadrados, una cama y un inodoro que la está esperando. Por eso cada vez que Lázaro habla, Cristina tiembla.

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